Señoras y Señores,

Bienvenidos a Circus Day

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Hola,

Soy Caty y dirijo este circo

Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.

Hi, I'm Caty and I lead this circus.

Foodie, graphic designer, storyteller and photography amateur is a summary of what you will find here, a circus full of recipes, stories and spectacle. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, welcome to Circus day, I hope you like the show.

The Show

[ENTRANCE]
Entradas
[CIRCUS RING]
Pista central
[CLOWN BREAD]
Pan-yasos
[SWEET JUGGLING]
Dulces malabares
[FESTIVAL SOMERSAULT]
Festival de piruetas
[LIQUIDS TIGHTROPE WALKERS]
Líquidos equilibristas
[MALLORCA]
Mallorca
[CHRISTMAS]
Navidad

En el blog

Mostrando entradas con la etiqueta Dulces Malabares. Mostrar todas las entradas
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Rose cookies

Sakura, era una joven japonesa de mirada inquieta que vivía felizmente casada con su esposo Makoto, vivían en la región de Yoshino, en un pequeño pueblo llamado Hitome Senbon. Sakura y Makoto se conocieron a escasas semanas de su enlace, pues los padres de ambos habían acordado que cuando sus hijos cumplieran la edad de 20 años, se casarían como unión de las dos familias.

Cierto día Makoto tuvo que marchar a la guerra, Sakura no le amaba pero entristeció por la noticia. A la mañana de partir, Makoto le regalo a Sakura una simiente de un peculiar árbol llamado cerezo y partió con los demás con la promesa de que regresaría antes de que el cerezo empezará a tener flores.

Un día, llegó un muchacho al pueblo en busca de trabajo. Setsu, que así era como se llamaba el joven, pasó delante de la casa de Sakura, y vio como el gran árbol blanco se alzaba entre la maleza del jardín de la casa, por lo que decidió entrar y prestar sus servicios como jardinero. Los dos pasaban mucho tiempo juntos, ya que ella también colaboraba en el mantenimiento del jardín. Pasaban largas horas hablando y riendo, se compenetraban muy bien, y poco a poco fueron enamorándose el uno del otro hasta que Setsu un día, mientras descansaban bajo del cerezo, apartó de la cara de Sakura un pequeño mechón que tapaba los grandes ojos de la muchacha y le robo un beso.

Makoto al descubrir la traición de su mujer, decidió acabar allí mismo con la vida de ambos, a los pies de el cerezo que un día había regalado a su amada esposa. Fue tanta la rabia con la que Makoto usó su espada, que se creó un gran río rojo que tardó horas en desaparecer bajo la tierra. Cuenta la leyenda, que a partir de que el amor de Sakura y Setsu fuera culminado frente al majestuoso cerezo, este que había vivido el romance a sus pies, absorbió tristemente el amor de estos mediante sus raíces y comenzó a tornar sus flores rosas para mantener vivo su espíritu y que Sakura y Setsu vivieran eternamente su amor.

Cuento popular japonés.




Me fascina la gastronomía japonesa aunque me resulte difícil encontrar los ingredientes necesarios para realizar sus platos. Y en esta búsqueda estaba yo con las famosas flores de cerezo llamadas en Japón: sakura, que no es el árbol que da las cerezas, que es de otra variedad, sino un árbol que sólo se cultiva por sus flores. Busqué sakura en conserva para hacer estas bellas galletas pero no las encontré, no al menos cerca. Así que estuve un tiempo buscando con que otra flor podría sustituirlas, hasta que en el supermercado de alimentación asiático encontré rosas para el té de rosas, son pequeñitas no tienen tallo como las flores japonesas y no están en conserva si no secas, pero sólo era cuestión de probarlo. 

Al final de post verás dónde fue a parar este post y se resolverán las preguntas y/o observaciones que me haces sobre mis proyectos, ¡ah! y la foto/ilustración de arriba esta hecha con inteligencia artificial ;)

La diferencia de estas galletas con las de mantequilla, evidente están hechas con aceite pero hacemos una mayonesa no ponemos solamente el aceite, la textura es igual que las de mantequilla y la galleta una vez horneada sale perfecta. 

· ROSE COOKIES ·

Ingredientes (17 unidades de 6 cm. diámetro)
  • 165 gr. harina de espelta o trigo
  • 50 gr. harina de arroz
  • 50 gr. azúcar
  • 1 cucharada de rosas para té secas, trituradas
  • 1 pizca de sal
  • 1 pizca de azúcar moreno para poner sobre las galletas
  • Rosas para té de rosas, secas para decorar las galletas
Para la mayonesa
  • 125 gr. AOVE 
  • 25 gr. agua
  • 2 yemas de huevo
Elaboración
Tamizar las harinas juntas y reservar. En el cuenco de la KA ponemos las rosas trituradas, el azúcar y la sal. Aparte hacemos la mayonesa con las yemas de huevo, el agua y con la batidora de mano, vamos añadiendo el aceite poco a poco hasta conseguir la consistencia de la mayonesa.
Pasar la mayonesa al cuenco de la KA y mezclar con la pala. Cuando la mezcla está bien incorporada añadir la harina tamizada y mezclar hasta formar la masa.
Sacar del cuenco y amasar a mano durante un par de minutos sobre una superficie ligeramente enharinada. Cubrirla masa con film transparente y dejar reposar en el frigorífico durante 30 minutos.
Precalentar el horno a 175º C. Formar las galletas de unos 5 mm. de espesor y poner unas rosas de té de rosas sobre ellas, hacer un poco de presión para que se fijen bien y esparcir un poco de azúcar moreno encima.
Hornear durante 15 minutos, sacar del horno y dejar enfriar sobre la bandeja 5 minutos y después pasar a la rejilla para que se enfríen completamente.




Esta entrada, receta y fotos fue seleccionada por una revista francesa, me hizo mucha ilusión que lo hicieran, además me enviaron una copia a casa, fueron muy amables. ¡Qué ilusión!.

Fotografías @catypol - Circus day.

Kürtöskalács

Había un pequeño pueblo en Hungría llamado Közép, que era famoso por su delicioso Kürtőskalács. Todos los habitantes del pueblo eran expertos en la preparación de este dulce tradicional y se enorgullecían de su habilidad para hacer los mejores Kürtőskalács de la región.

Un día, llegó al pueblo un hombre llamado Viktor, que afirmaba ser un chef famoso de la ciudad y estaba buscando nuevas ideas para su restaurante. Viktor se sorprendió al probar el Kürtőskalács de Közép y quedó impresionado por su sabor único y suave textura.

Inmediatamente, Viktor decidió llevar el Kürtőskalács a su restaurante en la ciudad y ponerlo en su menú. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no era tan fácil replicar la receta perfecta que había probado en el pueblo de Közép.

Viktor intentó varias veces hacer los Kürtőskalács, pero siempre le faltaba algo en su sabor y textura. Desanimado, Viktor decidió volver al pueblo de Közép para aprender de los verdaderos expertos.

Los habitantes de Közép fueron muy amables y enseñaron a Viktor todos los secretos de la preparación del Kürtőskalács. Le mostraron cómo amasar la masa con el ingrediente justo, cómo enrollarla perfectamente en el cilindro y cómo cocerla a la perfección sobre las brasas.

Después de varias lecciones y mucha práctica, Viktor finalmente logró hacer el Kürtőskalács perfecto. Estaba emocionado de llevar la receta de regreso a su restaurante y presentarla a sus clientes.

Desde entonces, el Kürtőskalács de Viktor se convirtió en un gran éxito en su restaurante. Y los habitantes de Közép estaban felices de saber que su delicioso dulce tradicional había llegado a la ciudad y era apreciado por muchos.




Nos vamos a ir a la comida callejera de Hungría, a sus dulces originarios de Transilvania y que se hicieron tan populares que se extendieron a los mercados, su nombre que significa pastelillo de chimenea viene dado porque el humo atravesaba los pastelillos y salía por arriba, igual que una chimenea. El otro nombre conocido es el de Kürtöskalács, seguro que cuando paseáis por ferias o mercados se pueden ver puestecitos en los que se elaboran estos pasteles, con unos palitos de madera y cocidos a la brasa, rebozados de azúcar, canela, cacao, semillas de amapola o frutos secos.

Y esta es mi aportación al juego que nuestra querida Juana nos propone para el concurso comida callejera del mundo. Nunca he estado en Hungría, pero desde hace mucho tiempo me sentí atraída por esta elaboración aunque yo no tengo los artilugios para hacerlo igual que ellos, si tengo otra forma y resulta que salen muy bien.  

· KÜRTÖSKALÁCS ·

Ingredientes (para 6 de tamaño medio)

  • 375 gr. de harina
  • 15 gr. de levadura fresca
  • 2 cdas. azúcar
  • 1 pizca de sal
  • 3 cdas. AOVE 
  • 1 huevo grande
  • 130 ml. leche tibia
Elaboración
Mezclamos en un cuenco la leche tibia, el azúcar y la levadura, removemos hasta su disolución. En otro cuenco de la amasadora mezclamos la harina, la sal, el aceite, y el huevo. Por último mezclamos la leche con los otros componentes disueltos. Amasamos unos minutos hasta que la masa se haya integrado bien y no se pegue. Formamos una bola y la dejamos reposar hasta que doble el volumen.

Cuando tengamos la masa crecida estiramos la masa con un rodillo y con un cortador de pizza separamos una cinta larga, ¿cómo? empezamos por el exterior del círculo que habremos formado cuando hayamos estirado la masa hasta el centro. 

Precalentamos el horno a 200º C, sólo la placa de abajo y el ventilador, no hace falta la parte de arriba del horno. Formamos con papel de aluminio, un palo tan grueso o parecido al rodillo de madera, lo engrasamos igual con aceite y empezando por un extremo vamos envolviendo la masa alrededor del palo, pintamos la masa con aceite y después la hacemos rodar sobre azúcar para que se impregne bien, ponemos el palo de aluminio con la masa en vertical sobre la placa de horno y entre 5 - 10 minutos. ¡Listo!

Una vez que el pastelito está cocinado pero aún caliente, lo pasamos rodando sobre el sabor que más nos guste: cacao, canela, vainilla, semillas de amapola, frutos secos picados...







Relato y fotografías/Short story and pics @catypol - Circus day.

Pastel de miel Judío

A mi abuela le gustaba peinarme por la noche, decía que mi negra cabellera la había heredado de su hija Olive, una mujer alta, exageradamente delgada y con un eterno novio marinero al que le gustaban mucho las espinacas. Aunque yo la recuerde con un casto moño, como el que lleva mi abuela, y con unos pies enormes, y eso que quede entre nosotros pues nunca reconoceré haberlo dicho delante de ella.

Lo que me gustaba de que mi abuela estuviera en casa, no era precisamente que me recordara a mi tía, sino más bien su bizcocho hecho con miel, era jugoso y ligero, aromatizado con alguna infusión que ella nunca rebelaba, y a mi me daba igual pues no iba para repostera ni cocinera, con que me lo hiciese ella me iba bien, tendría que convencer a mi madre para que le dejase la receta o un día se acabaría en mi vida.

Cuando la tía Olive vino una vez de visita, vino sin su eterno novio, yo todavía era pequeña y todo de ella me fascinaba, su ¡Dios mío! que solía decir tan frecuentemente que a mí se me "pegó" y no paraba de repetirlo, hasta la abuela me puso mala cara alguna vez, ¡qué cansino!__decía. Desde esa visita que nos trastocó a todos un poco a mamá no le hacía gracia la visita de su cuñada, pero si la abuela decía que lo compensaría con su bizcocho de miel, la tía Olive era recibida con alfombra roja incluida. 

[English recipe below]



Reconozco mi ignorancia por la cocina Judía, eso lo digo teniendo conocimiento que hemos heredado mucho de esta comunidad refiriéndome a la gastronomía. Platos conocidos de la isla son herencia de la historia y migración de un pueblo que también residió en Mallorca. Supongo que todos somos conocedores de la comunidad Judía en nuestra ciudad, aquí son conocidos por su trabajo en el gremio de la joyería, era así entonces, ahora ya no sé si seguirá siendo.

Últimamente hemos conocido o resaltado la gastronomía de Yotam Ottolenghi, a todos nos parece deliciosa, es valorada y experimentada, así que no necesita presentación. Pero si vamos más lejos podemos encontrar mucho más, por eso al descubrir el bizcocho de miel de Hayley Smorgon y Gaye Weeden me pareció que también debían conocer a estas dos mujeres australianas, Judías y escritoras de libros de cocina con tradición y corazón.

Es tanta la cantidad resultante que yo me atreví a experimentar con un monde bundt, y también con moldes más pequeños con forma de helado y que son aptos para horno además de frío. Pero la próxima vez usaré un molde grande de unos 24 cm. que es lo que ellas aconsejan, pues es un bizcocho muy ligero. El bizcocho de miel Judío es llamado también Lekach, éste es una versión de las muchas que existen.
 

· BIZCOCHO DE MIEL JUDÍO ·

Ingredientes
  • 4 huevos tamaño grande
  • 200 gr. de azúcar
  • 200 ml. de miel
  • 250 ml. de AOVE Señorios de Relleu
  • 700 gr. harina de espelta con 1 sobre de levadura en polvo (o harina con levadura) tamizada
  • 1 taza de té negro fuerte ( hecha con 3 bolsas de té )
  • Azúcar glas para espolvorear o glaseado (opcional)

Elaboración
Precalentar el horno a 180º C. Engrasamos el molde que queramos usar. Separamos las yemas de las claras y batimos las claras a punto de nieve, reservamos. Por otro lado batimos las yemas con el azúcar hasta que doble el volumen. A ésta mezcla añadimos la miel, poco a poco, y después el aceite. Yo uso la KA. 
Alternando los ingredientes, vamos incorporando la harina con la levadura, tamizada y el té negro, poco a poco y que se mezcle bien. Por último, añadimos las claras montadas, removiendo de abajo a arriba hasta que se quede una mezcla homogénea. 
Verter la mezcla en el molde preparado y hornear durante 1 hora, hasta que al pinchar con el tester, éste salga limpio. Dejar enfriar.
Tamizamos con azúcar glas o con glaseado de azúcar.

No es un bizcocho excesivamente dulce.
Yo usé un té negro con naranja, para la infusión.


[English recipe]

· JEWISH HONEY CAKE ·

Ingredients
  • 4 eggs, separated
  • 1 cup sugar
  • 1 cup honey
  • 1 cup vegetable oil
  • 3½ cups self-raising flour
  • 1 cup strong black tea (made using 3 tea bags in 1 cup boiling water)
  • icing sugar, to serve (optional)
Method
Preheat the oven to 180°C. Grease a 24 cm chiffon cake tin, then mould some foil onto the bottom of the tin to prevent leaking and sticking. Beat the egg yolks and sugar using an electric mixer until pale and fluffy. Add the honey and beat well, then beat in the oil.

In a separate bowl, beat the egg whites until stiff peaks form. Alternating the ingredients, gradually beat the flour and tea into the egg yolk mixture, the fold the egg whites into the batter.

Pour the batter into the cake tin and bake for 1 hour. Remove from the oven and leave to cool. If the cake does not come out easily, put hot water onto a tea towel and put it on the base of the cake to ease it out. Sift icing sugar over it before serving, if desired.



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Relato y fotografías/short story and pics @catypol - Circus day.

Labneh de cabra

Estábamos en el desierto, literal, en el desierto, desierto, en el guión había escenas que debían rodarse allí así que allí estábamos todos, ocupando un mínimo espacio en tan grande extensión, seca, calurosa de día y muy fría de noche. Como no había ningún pueblo cerca tuvimos que acampar en tiendas no muy cómodas pues el presupuesto no iba dirigido a la comodidad sino al rodaje, y como el show debe continuar lo hacíamos como nos decían.

El primer día de rodaje nos levantamos muy muy temprano, debíamos rodar el amanecer y antes de que sucediera tenía que estar todo preparadísimo, había nervios, sobre todo de los actores, poco acostumbrados a este tipo de exteriores. La actriz principal decía que había dormido poco, poquísimo y el actor aunque no dijo nada se le notaban los ojos rojos, no sabíamos si de no dormir o de empinar el codo, pero como no nos pagaban para eso, ni cuenta que les dimos.

Así estábamos cuando el grito que escuchamos nos despertó a todos de golpe, pensamos que era una cabra que nos habían dicho que alguna encontraríamos, pero no, el grito salió de la garganta de la actriz principal, estaba chillando como una loca y eso hizo que todos nos acercáramos a ella a la carrera, mudos nos quedamos cuando vimos a alguien vestido de negro, todo de negro, solo se le veían los ojos de un verde intenso, sentado sobre un caballo, también negro, que relinchaba por el susto de los gritos de la actriz, casi se desmaya del susto.

El director se acercó más con miedo que con precaución y le hizo señas para que bajara del caballo. El señor bajó llevando consigo una gran bolsa de piel, pensamos que igual nos sacaba un arma pero no, de ella sacó una tartera de metal y se la entregó al director. Acto seguido se subió al caballo y desde arriba gritó __labneh__ dejándonos boquiabiertos a todos. Y como los chistes adivinatorios que tan famosos se hicieron años atrás te pregunto ¿cómo se llama la película?...



Para mi es difícil encontrar requesón de queso que no sea de vaca, y no, no es una película. Ya pregunté en el mercado, me fijé bien, pero no. La otra opción es hacerlo yo, pero no encuentro la leche de cabra fresca, con toda su nata. Tampoco me es fácil encontrar queso en crema, para untar, el único que vi en un supermercado tenía un 45% de cabra y el resto era de vaca. Así que cuando vi la receta de ¿cómo preparar labneh a partir de yogur? se me encendió la bombillita. El yogur de leche de cabra ecológico es fácil de encontrar hoy en día en los mercados así que ¿por qué no probar?.

ACTO I o planteamiento
Para ello necesitamos una muselina, un colador y un recipiente. Poner encima del recipiente el colador, encima del colador la muselina. Mezclar 500 gr. de yogur de cabra con 1/2 cucharadita de sal. Verter el yogur en el colador y doblar las puntas de la muselina sobre el yogur. Colocar un plato sobre la muselina y encima del plato una lata que no pese demasiado pero que haga presión para que desprenda todo el líquido. Dejar reposar unas 24 horas en un sitio fresco. Apretar de vez en cuando la muselina para que vaya eliminando líquido. Pasado el tiempo desmoldar sobre un plato. 

ACTO II o confrontación
Para rizar más el rizo y aprovechar que tengo un delicioso AOVE me dispuse a preparar gelatina. Tenía ganas de prepararla pues con un buen aceite el resultado es excepcional, no es difícil y puede acompañar perfectamente al labneh y a la fruta. Me encantan este tipo de mezclas, la explosión de sabor que queda en la boca es intensa por lo que será un postre difícil de olvidar.

Para la gelatina usé, 2 gr. de agar agar, 50 gr. de agua, 15 gr. de azúcar, 50 gr. de aceite de oliva virgen extra y 1 cdta. de jengibre fresco rallado. En un cazo mezclé el agua y el azúcar a hervir, cuando está caliente le mezclé el agar agar y por último el aceite y el jengibre. Dejar hervir un poco. Emulsionar con una turmix. Verter la mezcla en moldes de silicona y dejar enfriar unas horas hasta que se solidifique. 
No te olvides de aspirar el olor del aceite que sale del cazo cuando lo mezcles en caliente con los demás ingredientes, esos segundos son un tesoro aromático.

ACTO III o resolución
Para compensar el sabor asé unos albaricoques rojos en una sartén con un poco de azúcar moreno y ron dulce. También preparé unos higos, al natural y lo acompañé con ellos, las dos versiones de la fruta casan muy bien con el labneh de cabra, la gelatina de aceite y jengibre le da un delicioso sabor y contraste a todo el conjunto, ya sólo queda comerlo a cucharadas. 





Relato, recetas, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.

Cupcakes de fresas

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó: -¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? -No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda."
Jorge Bucay.


· CUPCAKES DE FRESAS Y CHOCOLATE ·

Ingredientes para la masa
  • 3 huevos M
  • 175 gr. de azúcar
  • 60 ml. leche 
  • 190 ml. aceite de girasol
  • 160 gr. harina de espelta
  • 50 gr. de cacao puro
  • 1 sobre de levadura en polvo
  • Una pizca de sal

Relleno
  • Fresas enteras, limpias y sin el tallo

Frosting
  • 3 claras de huevo
  • 2 cdas. de azúcar glasé
  • Gel colorante rojo

Elaboración
Para la masa, batimos con la batidora los huevos y el azúcar, hasta doblar el volumen. Mezclamos la leche con el aceite y lo añadimos a la mezcla anterior con cuidado y a velocidad lenta. Aparte añadimos la levadura en polvo, el cacao y la sal a la harina. Añadimos la mezcla seca a los ingredientes húmedos de la batidora. Batimos a velocidad alta durante unos minutos. Dejamos reposar la mezcla en el frigorífico durante una hora o más, tapada. 
Precalentamos el horno a 250º C. Distribuimos la mezcla en cápsulas para magdalenas. Llenamos 3/4 partes de las cápsulas y horneamos a 210º C durante 15 minutos o hasta que la prueba del tester salga limpia.

Dejamos enfriar las magdalenas. Una vez frías, les practicamos un orificio en el centro lo suficientemente grande para colocar una fresa, entera, limpia y sin el tallo verde. 

Mientras precalentamos el horno a 160º C. En la batidora subimos las claras a punto de nieve, les agregamos el azúcar glasé y reservamos. En una manga pastelera, le colocamos la boquilla que más nos guste, o sin boquilla, y le pincelamos con un poco de colorante rojo en el interior, unas líneas son suficientes. Introducimos el merengue dentro y decoramos las cupcakes, el colorante saldrá en forma de línea con el merengue y dejará una bonita línea en el decorado. Ponemos las cupcakes en el horno, durante 7 minutos, hasta que el merengue se tueste un poco, o también se puede hacer con un soplete.



Con esta receta participo en el reto del mes de marzo de cocineros de mundo en Google+ en el apartado dulce.

Receta y fotografías @catypol - Circus day.

Panna cotta de lima

Íbamos corriendo por el jardín como conejos buscando comida, casi saltando entre la maleza, para encontrar los huevos que, hábilmente, habían escondido los mayores, a veces en desesperación nuestra. Pero poco a poco los encontrábamos entre piedras o incluso entre las ramas más bajas de los árboles, ¡qué alegría! ¡qué buen tiempo aquel!.

Ahora, de mayor, lo recuerdo con cariño, toda la familia festejaba la Pascua entre huevos de chocolate y buen tiempo, risas y bromas, cestas y conejitos de golosinas. Ahora, de mayor, ya no es lo mismo, no, no es igual, pero mi corazón se salta un latido cuando recuerda los buenos momentos de familia, incluso con amigos, eran buenos tiempos, eran tiempos de bonanza.



Tengo que explicar que el relato es solo eso, un relato, en mi niñez y en Pascua no había huevos para nosotros, nosotros somos de empanadas, cocarrois, robiols, crespells, pero huevos no, no buscábamos nada en el jardín y aunque si, son buenos recuerdos para mi, igual me hubiera gustado comerme un huevo de chocolate, jeje.

Estos huevos de panna cotta de lima parecen una complicación, pero no, lo único es paciencia por el enfriado por lo que si los haces de un día para otro no te dará la sensación que esperas. Y también tienes que tener un molde en forma de huevo, si no, no pasa nada, puedes hacerlos en vasito y agujereas igual para ponerle el círculo de mango, serán huevos al vaso, jajaja, quedarán bonitos igual, creo yo. Como me gusta la fruta ácida y el mango con la lima lo es, me ha encantado el contraste dulce/ácido, y son tan buenos de comer como los de chocolate ;)

· PANNA COTTA DE LIMA Y MANGO ·

Ingredientes
  • 200 ml de nata 35%
  • 200 ml de leche
  • 4 hojas de gelatina
  • 1 lima (zumo)
  • 60 gramos de eritritol o 100 gramos de azúcar
  • 1 mango
  • 1 lima (zumo)

Elaboración
Remojar la gelatina en la leche. Llevar a ebullición la nata, bajar el fuego. Cuando hierva añadir el zumo de lima, el eritritol o el azúcar y la leche con la gelatina. Remover bien, hasta que se disuelva bien la gelatina. Colar ante de poner en el molde por si quedara algún grumo. Dejar enfriar a temperatura ambiente y después llevar al frigorífico toda la noche o hasta que se solidifique la panna cotta.

Con un sacabocados, sacar el círculo de la panna cotta. Reservar.

Pelar y cortar el mango en trocitos, batir junto con el zumo de lima hasta quedar un puré. Verter el puré de mango en los círculos de los huevos y llevar al frigorífico hasta la hora de servir.

Nota: si quieres puedes usar mermelada de mango en vez de hacer puré, pero pensé que sería todo demasiado dulce.



Relato, vídeo y fotos @catypol - Circus day.

Trufas de chocolate

En un rincón acogedor de la ciudad, un pequeño café llamado "Sabor a Misterio". En este lugar, las trufas de chocolate picante eran la especialidad del chef, un hombre misterioso que nunca mostraba su rostro, pero sus trufas tenían el poder de encender las chispas del amor.

Un día, Sarah, una apasionada de la búsqueda de la verdad y amante del romanticismo, decidió participar en una cita a ciegas organizada por el café. Sarah era una periodista intrépida que había viajado por todo el mundo en busca de historias emocionantes. Su último viaje la había dejado con el corazón roto, pero estaba decidida a encontrar el amor en su propia ciudad.

Esa noche, Sarah llegó al café nerviosa pero emocionada. Se encontró con un misterioso caballero, cuyo nombre era Alex, y ambos se sentaron en una mesa junto a un rincón acogedor. Alex era un aventurero amante de los viajes locos, siempre en busca de emociones nuevas.

Mientras charlaban, se dieron cuenta de que compartían una pasión por la vida y la diversión. Hablaron de sus viajes más locos, de saltar en paracaídas en Nueva Zelanda, explorar templos en Tailandia y bucear en el Gran Arrecife de Coral. A medida que compartían sus historias, la sonrisa de Sarah se volvía cada vez más amplia.

Pero lo que más sorprendió a Sarah fue el sabor de las trufas de chocolate picante. Cada bocado era una explosión de sabores en su boca, un equilibrio perfecto entre lo dulce y lo picante. La combinación de chocolate y picante era como la combinación de sus personalidades, diferentes pero complementarias.

Con el tiempo, las citas en el café se convirtieron en una tradición para Sarah y Alex. Juntos exploraron las calles de la ciudad, compartieron risas y emociones, y descubrieron que la verdad que buscaban no solo estaba en sus historias de viajes, sino también en el amor que habían encontrado el uno en el otro.

El futuro se extendía ante ellos, lleno de aventuras por vivir y misterios por descubrir. En cada viaje, en cada risa y en cada trufa de chocolate picante, encontraron la chispa del amor que tanto anhelaban. Y aunque el mundo estaba lleno de corazones rotos, ellos habían encontrado la fórmula perfecta para mantener sus sonrisas puestas y sus corazones unidos, unidos por el sabor a misterio y amor que compartían.



Por todos es conocida la mona de Pascua de chocolate, muchos pasteleros se afanan en tenerlas listas para la fecha señalada, como Escribà que presenta cada año unas monas monumentales, creo que es todo un acontecimiento para los ciudadanos y la verdad es que son impresionantes. Mi idea no es hacer una mona, para nada, ni tan siquiera hacer los perfectos huevos de chocolate que tanto nos gustan y que cada vez más tenemos a nuestro alcance. No, yo quería hacer trufas, de chocolate, eso sí, pero trufas al fin y al cabo. Pero para rizar el rizo, las trufas debían tener un "algo" diferente, porque si no aunque la mona se viste de seda, mona se queda, ¿verdad?

Los chicos de Anar de tapes, me preguntaron si estaba interesada en participar en un concurso de cocina que hacen mensualmente con temática diferente, y este mes el tema es el chocolate. Así que inspirada en un libro de Maxine Clark, me puse a ello, sólo que esta vez es una receta para apasionados del chocolate y del picante, que con un divertido packaging se ha convertido en otra receta Circus, ¿el grado del picante? lo eliges tú.

· TRUFAS DE CHOCOLATE Y CHILE ·

Ingredientes para la trufa
  • 170 gr. de chocolate negro troceado
  • 25 gr. de mantequilla
  • 200 ml. nata para montar
  • 1 cdta. de chile en polvo (cayena, jalapeño, pasilla, etc.)
  • 1 cucharada de whisky (o ron, o coñac, o vodka, etc.)
Ingrediente para rebozar la trufa
  • Cacao en polvo sin azúcar
Ingredientes para el chile caramelizado
  • 200 gr. de azúcar
  • 250 ml. agua
  • 2 chiles rojos, sin semillas
Elaboración
Con una cucharilla o con las manos formamos las trufas, en este caso en forma de huevos del tamaño de los huevos de codorniz, para colocarlos dentro de la huevera. Las rebozamos con el cacao, y las ponemos sobre una bandeja, las volvemos a dejar en el frigorífico hasta que endurezcan. Después las guardamos en un recipiente o cómo yo en una huevera. Añadimos unas tiras de chile caramelizado, y ya tenemos nuestras "monas" preparadas y listas para regalo. 
Primero prepararemos los chiles caramelizados. Para ello, cortamos los chiles en tiras finas. Ponemos a hervir el azúcar y el agua en un cazo. Cuando hayan hervido durante 1 minuto le añadimos las tiras de chile, bajamos la temperatura y dejamos cocinar durante 25 minutos. Si lo hacemos por la noche, dejaremos los chiles dentro del cazo con el almíbar durante toda la noche. A la mañana siguiente, calentamos un poco el preparado y sacaremos las tiras de chile, las ponemos una a una sobre un papel para horno, y dejamos secar.

Para las trufas, también necesitamos prepararlas con bastante tiempo, por lo que mi consejo es preparar los chiles caramelizados la noche anterior, y las trufas también, pues así ambos preparados estarán toda la noche reposando.

Para las trufas, fundimos el chocolate, la mantequilla, la nata y el chile en polvo en una olla, con cuidado a no quemarlo. Cuando se haya fundido el chocolate añadimos el whisky, removemos bien y sacamos del fuego. Dejamos enfriar y lo ponemos un rato en el frigorífico hasta que enfríe. Cuando esté frío, lo sacamos del frigorífico y lo batimos con una batidora eléctrica, no subirá cómo cuando subimos la nata para montarla, pero un poco si lo hará. Lo pasamos a un recipiente con tapa o lo tapamos con film pero que toque la superficie del chocolate, que no quede aire dentro. Y lo dejamos toda la noche en el frigorífico.



No sé si están para ir al cielo, o endiabladamente buenas, o son Monas, no sé si sirven de regalo, o para un homenaje propio, sean para compartir o para uno mismo, disfruta.

Fotografías @catypol - Circus day. 

Chocolate cakes

En un pequeño pueblo situado en el bajo de las montaña donde casi nunca nevaba. Este pintoresco pueblo era famoso por sus inviernos mágicos y sus dulces caseros. Jugar a tirarnos bolas de nieve era el divertimento actual ya que rara vez nevaba y cuando lo hacía copiosamente les encantaba. Siempre había alguien que decidía que las chicas éramos el blanco perfecto y terminábamos todos mojados y rojos de la risa, eran buenos días. 

La historia de las bolas de nieve comenzó hace generaciones, cuando los antepasados del pueblo solían competir en la creación de las bolas de nieve más perfectas, cuando nevaba, y como no lo hacía nunca, cuando pasaba era una ocasión festiva. Los niños recogían nieve fresca y húmeda, la compactaban en sus manos y la hacían rodar cuesta abajo para que la nieve se adhiriera y se convirtiera en una esfera perfecta. Luego, decoraban sus bolas de nieve con pequeñas ramitas y piedras para darles personalidad. 

Después corrían a casa a tomar un chocolate bien caliente, agarrando la taza para calentar las frías manos. Ver nevar es la sensación más bonita, quedarse detrás del cristal de la ventana viendo los copos acumulándose en el suelo, en las ventanas, sobre los coches, y en todo lugar que alcanzaba.

Pero lo que realmente hacía que ese pueblo fuera especial eran las bolas de chocolate. En una pequeña y acogedora cocina en el centro del pueblo, vivía una anciana llamada Abuela Agnes, la maestra chocolatera del pueblo. Todos los niños la adoraban y esperaban ansiosos su visita. Abuela Agnes era una experta en hacer bolas de chocolate, y su receta secreta era legendaria.

Cada invierno, Abuela Agnes les enseñaba a los niños su receta secreta de bolas de chocolate, asegurándose de que la tradición perdurara. Los niños, con sus delantales y gorros de chef, seguían sus pasos y se convertían en pequeños chocolateros expertos. La tradición de hacer bolas de chocolate se convirtió en una costumbre anual, esas sí llegaban cada año al pueblo.



Para hacer el bizcocho usé un molde de semiesferas de 6 cm. de diámetro cada una, tuve que hacer varias tandas pues sólo tengo uno, pero el preparado no puso objeción así que con paciencia cocinera el resultado fue el que yo quería.

· CHOCOLATE CAKES ·
· Sin gluten ·

Ingredientes 
  • 30 gr. de cacao en polvo puro
  • 35 gr. de harina de arroz
  • 5 gr. de levadura en polvo
  • Una pizca de canela
  • Una pizca de sal
  • 4 huevos tamaño grande
  • 2 cucharadas de miel o azúcar
  • 1 cucharadita de vainilla 
  • 60 ml. de aceite de oliva suave

Elaboración
Precalentar el horno a 180º C. 
Mezclar el cacao, la harina, la levadura, la canela y la sal. Añadir los huevos, la miel, la vainilla y el aceite. Batir todo con la batidora de mano. Y verter en las cavidades semicirculares del molde. Hornear unos 20 minutos o hasta que la prueba del tester salga limpia. Sacar del horno, sacar los semicírculos del molde dejándolos enfriar sobre una rejilla y repetir la operación hasta que el preparado se haya acabado. Cuando estén fríos, poner dentro de un recipiente de cristal con tapa y dejar toda la noche en el frigorífico. 

Ingredientes para el relleno
  • Mascarpone
  • Mermelada de fresa
Elaboración
Cortar la superficie más plana de las semiesferas, dejándolas así totalmente planas para su posterior relleno. Le ponemos un poco de mermelada y sobre ella el mascarpone.

Ingredientes para el chocolate para cubrir los pasteles
  • 150 gr. de chocolate para fundir, a trocitos
  • 50 gr. de mantequilla
  • 3 cdas. de leche
Elaboración
Poner los ingredientes en un cazo, a fuego suave para que no se quemen, y remover hasta su total disolución. Dejar reposar para que enfríe un poquito, cuando esté caliente/tibio, verter sobre las tartas cubriéndolas totalmente. Dejar enfriar totalmente dentro del frigorífico para que el chocolate endurezca.

Al final yo le puse un trocito de chocolate de fresa para coronarlas.




Con esta receta participo en el concurso Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados, promovido por el blog cocido de sopa. 


Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day.

Mont Blanc cupcakes

En un remoto pueblo de montaña en Japón, donde el otoño teñía los bosques de un cálido manto de colores, la temporada de castañas estaba en pleno apogeo. Los ancianos del pueblo, con arrugas marcadas por el tiempo y una sabiduría que solo los años podían otorgar, se reunían bajo los árboles para recoger las castañas con un cuidado meticuloso que solo podía equipararse al buen hacer de los artesanos.

En medio de esta efervescencia otoñal, se encontraba un pequeño café con una influencia inesperada de Francia. En ese acogedor establecimiento, un chef japonés talentoso y apasionado había creado un postre que se había convertido en la delicia de la temporada: el Mont Blanc. Cada porción de esta exquisita creación era una obra de arte, con montañas de puré de castañas adornadas con una fina capa de crema de castañas y merengue. Era un regalo para los sentidos, un homenaje al buen hacer japonés y una celebración de la belleza del otoño.

En las tardes, cuando el sol se ocultaba detrás de las montañas y el cielo se teñía de tonos cálidos, los lugareños se reunían en el café. Los ancianos, con sus historias y experiencias de vida, compartían sus sabidurías con los jóvenes, mientras estos últimos aportaban la energía y el entusiasmo de la juventud. La sonrisa del alma, la conexión entre generaciones, se manifestaba de manera palpable en esas reuniones, en medio del cálido ambiente del café y la nieve que comenzaba a cubrir el paisaje.

El Mont Blanc, con su sabor delicado y textura suave, se convirtió en el vínculo que unía a todos, pues todos iban allí a comerlo. Era un recordatorio de que, al igual que las estaciones cambian y la nieve cae, la vida continúa con sus ciclos naturales. En ese rincón de Japón, en medio del otoño y la montaña, el postre Mont Blanc se convirtió en un símbolo de tradición, amor, y el eterno ciclo de la vida.



Te explico el caso de cómo encontrar una boquilla llamada "spaghetti" o "césped", aunque yo creo que no son la misma, pues en otras fotografías se ve un spaghetti más grueso y en las mías no es así.

El Mont Blanc es un postre tanto francés cómo italiano (Monte Bianco), pero también muy popular en Japón. Compuesto de una crema de castañas, tapando una bola de chantilly sobre una base de bizcocho. Cada país nombrado le da una textura diferente, el país Nippon hasta le cambian las castañas por calabaza o batata morada.

· MONT BLANC CUPCAKES ·

Ingredientes para las magdalenas
  • 210 gr. de harina de repostería
  • 250 gr. de azúcar
  • 2 cdtas. levadura en polvo
  • 1/2 cdta. sal
  • 250 ml. leche 
  • 2 huevos grandes, a temperatura ambiente
  • 100 gr. de mantequilla, a temperatura ambiente

Ingredientes para el chantilly
  • 200 ml. nata para montar muy fría
  • 2 cdas. azúcar glas
  • 1 cdta. azúcar avainillado, opcional

Ingredientes para el frosting de castañas
  • 250 gr. de crema de castañas
  • 200 gr. de mantequilla, temperatura ambiente
  • 1 cdta. azúcar avainillado

Elaboración
Precalentamos el horno a 180º C. Tamizamos y mezclamos los ingredientes secos de la magdalena. Aparte, batimos hasta blanquear los huevos, y le vamos añadiendo poco a poco los ingredientes secos, intercalando con la leche, finalmente le añadimos la mantequilla y batimos hasta que se convierta en una crema espesa.
Vertemos la masa resultante en cápsulas para magdalenas o cupcakes, hasta 3/4 partes de la cápsula. Llevamos a hornear durante 20 minutos, o hasta que al pinchar la masa con un tester, éste salga limpio. Dejamos enfriar.

Mientras montamos la nata bien fría, con el azúcar. Una vez montada, llevamos por una hora al congelador.

Para el frosting. Batimos la crema de castañas con la mantequilla y el azúcar avainillado hasta conseguir una crema espesa. Pondremos la crema conseguida en una manga pastelera a la que hemos puesto con anterioridad una boquilla "spaghetti" o "césped".

Montaje
Vaciamos un poco el centro de la magdalena, con una cuchara o manga pastelera ponemos una bola de nata, en ese centro vacío de la magdalena. Con la manga pastelera que contiene el frosting formamos una montaña rodeando y tapando el centro de nata. Así lo hacemos con todos los cupcakes. Terminamos la montaña con un poquito de nata montada, para aparentar la nieve que hay en el Mont Blanc.



Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Panettone

Según otra leyenda, probablemente más conocida, el panettone nació en la corte de Ludovico El Moro, señor de Milán desde 1494 a 1500, en la Nochebuena. Se cuenta que el Duque celebró la Navidad con una gran cena, llena de deliciosos platos dignos de la riqueza de la corte milanesa. El postre iba a ser la natural conclusión de tan lujoso banquete, sin embargo, al momento de sacarlo del horno, el cocinero se dio cuenta que se había quemado. Hubo un momento de terror en la cocina de Ludovico, pero afortunadamente un lavaplatos, llamado Antonio, había pensado utilizar las sobras de los ingredientes para amasar un pan dulce y llevárselo a su casa. Dada la situación, el joven Antonio propuso al cocinero servir su pan como postre. 

Era un pan dulce muy bien subido, lleno de fruta confitada y mantequilla que fue llevado inmediatamente al Duque. El inusual postre tuvo un enorme éxito y Ludovico preguntó al cocinero quién lo había preparado y cuál era su nombre. El cocinero le presentó al Duque al joven Antonio, quien confesó que ese postre todavía no tenía nombre. El señor entonces decidió llamarlo «Pane de toni», que con los siglos se convertiría en panettone.

El primer registro del panettone como dulce navideño tradicional milanés es un artículo del escritor iluminista Pietro Verri en el siglo XVIII, que lo llama pane di tono (‘pan grande’).

Volvemos a Bake The World, que este mes nos hemos puesto navideños, hemos sacado nuestras mejores galas y hemos disfrutado haciendo un delicioso y fácil Panettone.




· PANETTONE ·

Ingredientes (panettone de 1 kg.)
  • 450 g de harina de fuerza
  • 15 g de levadura de panadería fresca
  • 2 huevos M
  • 120 g de leche
  • 15 ml. ron
  • 30 ml agua
  • 120 g de azúcar
  • ½ cdta. de pasta de vainilla
  • Una pizca de sal
  • 100 g de mantequilla ablandada (temperatura ambiente)
  • 150 g de pepitas de chocolate
  • Un huevo para pintar el panettone
Elaboración
Poner todos los ingredientes, la harina de fuerza, la levadura, los huevos, la leche, el ron, el agua, el azúcar, la pasta de vainilla, la sal, menos la mantequilla blanda y el chocolate, en el bol de un robot amasador. Mezclar y amasar por lo menos 10 minutos, hasta que la masa empiece a percibirse más fina.

Agregar la mantequilla y retomar el amasado, por lo menos otros 10-15 minutos, hasta que la masa se note fina y elástica. Hacer una bola con la masa, la introducir en un recipiente engrasado, tapar y dejar que leve hasta doblar el volumen, el tiempo dependerá de la temperatura ambiente.

Cuando la masa haya levado, le damos unas vueltas en el robot amasador. Agregar las pepitas de chocolate y amasar para distribuirlos por la masa.

Pasar la masa desgasificada a la mesa ligeramente enharinada y la boleamos, arrastrando la parte inferior de la bola sobre la mesa para dar tensión a la superficie y sellar las uniones. Introducir esta bola en un molde de papel para panettone de 1 kg y cubrir.

Dejar fermentar la masa preferentemente en un lugar cálido, hasta que veamos asomar la masa por el borde del molde, según la temperatura de la cocina esto puede llevar hasta 6-7 horas.

Calentar el horno a 175-180 ºC. Cuando la masa esté levada, la pintamos con huevo batido. Meter el bollo en el horno sobre una bandeja de horno y cocer 30-40 minutos sin aire, hasta que haya levado y se haya dorado por encima. Conviene meter una brocheta para comprobar que está completamente cocido por dentro.

Sacar el panettone e insertar en la base del molde un pincho (pueden ser brochetas o agujas de tejer fina) para colgarlo cabeza abajo, el objeto es que mantenga toda la expansión hacia arriba que ha conseguido en el horno, sin bajarse ni un poquito. Dar la vuelta y dejar enfriar por completo colocado, por ejemplo, entre la mesa y el respaldo de una silla.





Fotografías @catypol - Circus day.

Cortapastas de turrón

Querido Santa Claus:
Este año he sido muy buena y me gustaría pedirte unos regalos muy especiales que no quiero solo para mi sino también para todos los que aún hoy tengan ilusiones. Te hablo de ilusiones porque creo que tú eres un entendido en este campo. No son solo los niños que están ilusionados con que les lleves a su casa todo tipo de juguetes, juegos y demás artilugios, los mayores también tenemos, son diferentes y muy frágiles, tanto que a veces se quedan en un sueño. 

Creo que si lo pienso, lo escribo y te lo cuento estaré más cerca de que se cumplan y puedas repartir a todos un poco, la generosidad también forma parte de tus virtudes y eso se agradece. No necesitas llenar un saco con todos ellos son ligeros y fuertes a la vez, tienen el don de ser pequeñitos pero una vez dentro de cada uno los hace grandes. Pero ten cuidado cuando los dejes si no encajan se marchitan y entristecen pero si es al contrario hará felices a quienes lo posean.

Con todo mi cariño.

PD: ¡ah! se me olvidaba, cuando termines de leer la carta sepas que va acompañada de un gran abrazo.



La primera vez que cociné algo para regalar y vi la reacción de agrado de la gente me sentí bien, muy bien, teniendo en cuenta que me pregunto mil veces si lo que les llevo les agradará a los anfitriones y demás invitados. Casi siempre llevamos vino y no es que no me guste, es un buen regalo si nos gusta, pero ¿y si no es así?, a veces llevamos postre, de alguna pastelería de confianza, también se agradece, pero cuando tienes un blog del que salen recetas de cocina cada semana, ¿por qué no preparar algo que nos guste?, y que además del aporte culinario también sea personal, que salga de nuestras manos y que nos ilusione tanto o más que a los anfitriones del evento.

Pan, bizcocho, galletas, mermeladas, licores, todo esto y más puede salir de nuestras cocinas, sabiendo que lo que regalamos está hecho con mucho amor y dedicación. Así es y así se piensa en el mundo de Carmela, en el que comer y cocinar son dos grandes placeres. Yo creo que no hace falta presentación, es una bloguera con algunos años regalándonos recetas y buenos momentos en sus blogs Los inventos de Carmela y La panadería de Carmela, hay mucho que celebrar y que manera más bonita de hacerlo presentando recetas para regalar, o mejor dicho, cocina para regalar.

· TURRÓN DE CHOCOLATE EN CORTAPASTAS ·

Ingredientes
  • 6 cortapastas navideños
  • 225 gr. de chocolate 
  • 100 gr. de crema de avellanas 
  • 100 gr. de barquillos

Opcional: bolitas de colores, azúcar de color, trocitos de chocolate blanco.

Elaboración
Engrasamos los cortapastas con el spray para moldes de pastelería o en su defecto con mantequilla o aceite. Reservamos sobre un papel vegetal y este a su vez encima de una bandeja que quepa en el frigorífico. Fundimos el chocolate en microondas o al baño María, a elección de cada uno. Añadimos la crema de avellanas y seguimos removiendo hasta que se mezclen bien. Rompemos con las manos los barquillos de manera irregular. Mezclamos los barquillos con la mezcla de chocolate. Rellenamos los cortapastas y le ponemos por encima un poco de bolitas de colores, o azúcar de color o trocitos de chocolate, y los dejamos enfriar en el frigorífico.



Envoltorio para regalo

  • 1 bote de cristal grande
  • Bolsas de asar al horno o bolsitas transparentes de pastelería
  • Cintas de color
  • Decoración navideña

Cortamos las bolsas de asar en cuadrados para envolver el cortapastas con turrón, los atamos con cintas de color, los metemos en el bote de cristal y decoramos el bote de cristal con más cintas y decoración navideña.

¡Y listo! preparados para regalar



Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Christmas candle roll

Nos anuncian luces

Ya se acerca el momento
pronto lo tendremos aquí
con su olor característico, 
su ilusión posesa y su espíritu dadivoso

No habrá tres fantasmas
Nadie avisará sobre lo mal que lo hicimos
ni nos dirá que corregir para ver luz en el futuro

Tres veces repican
tres ángeles bajan
tres voces nos cantan 
una canción olvidada

Encendemos una luz, para guiar, para saber,
para dar esperanza, para recordar a quién?,
Encendemos una luz para darnos calor, pedir deseos,
ver cuando hay oscuridad o iluminar las sombras que nos dan miedo

Da luz a tú mundo
impregna de ella el deseo
búscala entre tus sueños
y dale amor ¡qué siga creciendo!




La mezcla de chile con la crema pastelera hace que la crema se vuelva de un color parecido al café, no es picante aunque si le da un toque que sorprende entre tanto dulce. 

· CHRISTMAS CANDLE ROLL ·

Ingredientes para el bizcocho
  • 5 huevos
  • 125 gr. azúcar
  • 125 gr. harina de repostería tamizada
Ingredientes crema pastelera
  • 2 yemas de huevo
  • 1/2 litro de leche
  • 125 gr. azúcar
  • 40 gr. almidón de maíz
  • 2 cucharadas de chile Pasilla en polvo
Ingredientes para la decoración
  • Chocolate rosa o de otro color para fundir
  • Trocitos de sticks salados (aunque yo la primera vez usé trocitos de vaina de vainilla, queda más realista).
Elaboración
Primero separamos las claras de las yemas de los huevos y montamos la claras, reservamos. Batimos las yemas con el azúcar hasta blanquear y le añadimos la harina. Mezclamos la masa con las claras con movimientos envolventes. Preparamos una bandeja de horno con papel vegetal y como dice bien Teresa, usamos una manga, limitamos los bordes de la bandeja con el preparado y después el interior en zig zag, eso hace que haya uniformidad en el bizcocho. Horno precalentado a 180 ºC. Hornear durante 10 minutos.

Para la crema, reservamos 1 dl. de leche, y el resto lo ponemos a calentar. Con la leche reservada, mezclamos el azúcar, el almidón y las yemas, hasta que no haya grumos. Cuando la leche esté caliente le añadimos el chile, antes del punto de ebullición, la mezclamos con el preparado de almidón y removemos para que se disuelvan los posibles grumos y espese. Dejamos enfriar tapado con film transparente que toque la crema y no haga costra.

Para el montaje, extendemos la crema sobre el bizcocho, cortamos por la mitad en horizontal y unos ocho trozos en vertical (ilustración de abajo), quedando así rectángulos pequeños, enrollamos estos y nos aseguramos que el relleno haga que se cierren bien. Los ponemos de pie sobre uno de sus lados.



Fundimos el chocolate de fresa y le ponemos unas cucharadas sobre los enrollados haciendo que caiga y convirtiendo así los enrollados en velas, para acabar cortamos los sticks salados y hacemos con ellos la mecha, pero si tenéis vaina de vainilla queda más real.



Poema y fotografías @catypol para Circus day.

Mantegats mallorquins

Todos hemos esperado alguna vez escuchar sus campanillas encima del tejado, nos hemos dormido pensando en despertarnos cuando su risa inundara la silenciosa noche y deseábamos estar despiertos cuando bajase por la chimenea, esa mezcla de esperanza e ilusión nos ha recorrido por nuestro pequeño cuerpo alguna vez en nuestra vida. 
Este año ocurrirá lo mismo, volverá a salir del Polo Norte, volverá a recorrer el Mundo en una noche, las campanillas se escucharán nuevamente y la luz roja de su nariz guiará a través de la tormenta. Abrígate de abrazos, siéntete el más importante de tu mundo, besa a todos con fuerza y ruido, como cuando eras pequeño, y sigue la luz, la luz que hará que todos juntos a pesar de los problemas, de los sinsabores, de la tormenta, hagan que la Navidad sea una ¡Feliz Navidad!.



Esta es una antigua receta mallorquina sobre un producto que en su momento era muy consumido aquí, y en Navidad. Ya que sólo se compone de azúcar, manteca disuelta y harina, muchas casas podían "costearlo". Con estos ingredientes se hacen los mantecados mallorquines, ahora de venta en hornos y pastelerías y pocas veces hecho en casa, una pena porque son muy fáciles de hacer y muy ricos.

La receta no tiene cantidades, y es así de fácil:
La misma cantidad de azúcar que de manteca disuelta más la harina que necesite (hasta que nuestras manos salgan limpias del amasado), precalentar el horno a 180 ºC, estirar la masa con un rodillo y sobre la mesa de trabajo, con un cortapastas redondo hacer los mantecados (intentar que sean del mismo grosor), prepararlos en una bandeja de horno con papel de hornear, y hornear unos 8 -10 minutos.
Al estar calientes están blanditos, pero al enfriarse se endurecen un poco. Cuando están fríos espolvorear con azúcar glasé.

Nota: si no tienes cortapastas redondo puedes usar un vaso para cortar la pasta, y si quieres hacer el árbol úsalo de diferentes medidas.





Fáciles y muy ricos, así que con esta receta participo en el concurso de recetas navideñas del blog Sweet and Sour, receta dulce.



Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day

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