Señoras y Señores,

Bienvenidos a Circus Day

image
Hola,

Soy Caty y dirijo este circo

Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.

Hi, I'm Caty and I lead this circus.

Foodie, graphic designer, storyteller and photography amateur is a summary of what you will find here, a circus full of recipes, stories and spectacle. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, welcome to Circus day, I hope you like the show.

The Show

[ENTRANCE]
Entradas
[CIRCUS RING]
Pista central
[CLOWN BREAD]
Pan-yasos
[SWEET JUGGLING]
Dulces malabares
[FESTIVAL SOMERSAULT]
Festival de piruetas
[LIQUIDS TIGHTROPE WALKERS]
Líquidos equilibristas
[MALLORCA]
Mallorca
[CHRISTMAS]
Navidad

En el blog

Mostrando entradas con la etiqueta Vídeo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vídeo. Mostrar todas las entradas

Palomitas rápidas

A doña Julia le habían puesto una dentadura nueva, decía que a su edad no era lo que más necesitaba pero su sobrina le aseguraba que con su sonrisa encontraría por fin a su enamorado, doña Julia no estaba para enamorados pero tampoco le hizo la contraria a su sobrina, ella era joven y sabía más de lo que pasaba en el mundo en estos momentos.

Don Carlos sabedor que doña Julia hacía caso a su sobrina, y teniendo en mente que siempre le había gustado doña Julia, le regaló la mejor de sus sonrisas cuando la vió llegar. Él, muy galante le hizo una pequeña reverencia y la invitó a ir al cine, __¿al cine?__se extrañó doña Julia, __¿no te gustaría ver una película comiendo palomitas?__le preguntó don Carlos, y aunque ella no estaba muy segura con su dentadura nueva, su sobrina la alentó a aceptar.

En el cine, a oscuras doña Julia se sentía segura ya que cada vez que comía una palomita iba de un lado a otro de la boca haciendo un pequeño baile que la obligaba a gesticular graciosamente y ella no quería que don Carlos estuviera al tanto de lo que pasaba en su boca. Pero don Carlos si estaba al tanto, al menos de los gestos que la boca de doña Julia hacía y eso lo animaba a pensar que en algún momento él podría besarla, solo ella tenía la pócima para hacerlo rejuvenecer.



Popcorn is the potion, así es la pócima, la que usamos en el cine, el casa viendo una peli, cuando queremos entretener a los más pequeños o los cosemos en guirnaldas para Navidad, y cuando estamos a dieta y ponemos algunas palomitas en la ensalada, la convierte en un toque crujiente y no nos da la impresión que comemos una simple ensalada, ¿no crees?.

· PALOMITAS RÁPIDAS ·

Ingredientes
  • 50 gramos de granos de maíz para palomitas
  • 1 cdta. sal
  • 1 cdta. aceite (opcional)
  • 1 bolsa de papel
Elaboración
Poner los granos, la sal y el aceite dentro de la bolsa de papel, doblar la parte superior de la bolsa en dos haciendo un pequeño corte, también puedes doblar la parte superior en uno y sin corte. Poner en el microondas durante 3 minutos, o el mío tardó eso en hacerlas, quizás si el tuyo tiene más potencia con 2 minutos te vale.






Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Canelones de berenjena

Viajar es lo que más me gusta, y aunque lo haga poco, me siento feliz cada vez que ocurre. Girar el globo terráqueo y pararlo con la punta del dedo para ver dónde cae me llena de ilusión. Luego, investigar sobre el lugar: transporte, comida, dónde alojarme, qué visitar, leer opiniones de otros viajeros, aventureros que ya han vivido esa experiencia.

Si el viaje es largo, también planifico qué hacer durante el vuelo: qué leer, qué ver, dónde sentarme para estar cómoda… ya sabes. Pero lo que más me gusta es imaginar todo lo que voy a vivir, cómo me sentiré, las fotos que tomaré. Casi parezco una niña pequeña que acaba de recibir su juguete soñado.

Subir en globo, comer canelones, bailar al son de una banda callejera, tomar un cóctel, conocer a alguien… sí, conocer a alguien también está en mis planes. Quizás enamorarme, no sé, vivir la experiencia a tope. Sonreír a lo desconocido siempre me provoca cosquillitas en el estómago, dejar volar la imaginación y contarme una historia que solo yo puedo inventar. Y con un final colorín colorado, este cuento se ha acabado.




La mayoría de personas que me rodean, si les hablo de canelones pensarían en los canelones de pasta, y ¡claro qué nos gustan! seguramente son los más famosos, los que más se hacen en el mundo, pero, si no puedes comer gluten también existen otras alternativas igual de ricas como hacerlos con verduras, como estos de berenjena aunque también pueden ser de calabacín, se presta a ello, ¿no crees?.

· CANELONES DE BERENJENA ·

Ingredientes
  • 2 berenjenas (tamaño medianas/ pequeñas)
  • 350 gramos de carne picada de vacuno 
  • 3 dientes de ajo
  • 1/2 cebolla
  • Aceite de oliva 
  • Tomate frito 
  • Sal 
  • Pimienta negra molida
  • Orégano (seco)
  • Queso mozzarella rallado
  • Albahaca (para servir)
Para el relleno:
  1. Picar el ajo y la cebolla.
  2. Pocharlos en una sartén con aceite de oliva hasta que estén transparentes.
  3. Añadir la carne picada y cocinarla completamente.
  4. Incorporar 5 cucharadas de tomate frito.
  5. Salpimentar al gusto y añadir una cucharadita de orégano.
  6. Cocinar durante varios minutos para que los ingredientes y los sabores se integren bien.
  7. Dejar enfriar antes de usar.
Para las berenjenas:
  1. Cortar la berenjena longitudinalmente en láminas. 
  2. Dorar las láminas de berenjena por cada lado en la plancha engrasada con aceite de oliva.
  3. Reservar.
Montaje:
  1. Coloca una lámina de berenjena sobre una tabla.
  2. Añade una cucharada de carne picada en el extremo ancho de la berenjena.
  3. Enrolla la berenjena con cuidado, dejando la carne en el interior y el cierre hacia abajo para evitar que se abran los canelones.
  4. En una fuente o bandeja para horno, distribuye unas cucharadas de tomate frito.
  5. Coloca los canelones de berenjena encima.
  6. Añade un poco de tomate frito sobre cada canelón.
  7. Termina con queso rallado por encima.
  8. Hornea a 200 ºC durante 20 minutos, hasta que el queso se derrita y se dore ligeramente.
  9. Sirve y decora con albahaca fresca.




Relato, fotografías y vídeo @catypol - Circus day.

Albóndigas de mi abuela

Ella vivía a un par de casas de la suya. En una pequeña casa de color blanco, con persianas verdes y un pequeño jardín interior, grandes ventanas dejaban entrar toda la luz del día. Él le decía que, por la mañana, cuando hacía café, el aroma se percibía desde su casa, y eso le hacía sonreír, porque sabía que ella ya se había levantado. ¿Y ella? Ella se emocionaba cuando se lo contaba; su cara se teñía de rosa y bajaba ligeramente los párpados, un poco avergonzada. ¿Y él? A él le parecía lo más maravilloso del mundo; aún tenía un poco de galán, a pesar de que la enfermedad se alojara en una parte de su cuerpo.

Al mediodía, cuando él sabía que la cocina de ella estaría en funcionamiento, se la imaginaba con el delantal puesto, boleando albóndigas y cantando una antigua canción con su voz ronca por la emoción. Imaginaba estar sentado en la mesa de la cocina, escuchándola y mirándola con amor, como siempre hacía cuando la veía pasar delante de su casa para ir al mercado. Imaginaba ayudándola a hacer las albóndigas de pan que tan bien sabían, imaginaba estar junto a ella. Y aunque solo fuera por imaginar, la sentía cerca, a un par de casas de la suya.




Hace una semana nos escribió Inés, ella tiene un blog de cocina de mercado, ella a través de un amigo de trabajo conoció una historia. La historia es la vida de Jontxu, un niño de 8 años con una enfermedad poco común, Leucodistrofia. Su familia creó el proyecto The Walk on Project, y ella para aportar su pequeño granito me ha sugerido si quería participar con una receta por una buena causa. Una receta, sencilla, que nos arrancara una sonrisa, que nos llevara a nuestra niñez, sin ingredientes de lujo, para publicar en el blog el día 29 de febrero, un día que solo tenemos cada cuatro años, un día especial, para una receta especial, para un niño especial.

Y yo participo con una fácil, sencilla y familiar receta, una receta que mi madre nos hacía de pequeños y que siempre nos ha gustado mucho.  Esta receta es mi única herencia de mi abuela paterna, una gran mujer (Conquense) que yo no conocí pero que mis hermanos hablan maravillas de ella, una mujer ciega que atendía a un marido y a dos hijos. Mi madre aprendió a hacer estas albóndigas de pan según la receta de mi abuela y ella me enseñó a mi. Espero que guste mi pequeña aportación.

"Nota: por los visto estas albóndigas se les llama huevos tontos, una receta básica del recetario español, pero en casa siempre fue albóndigas de pan, . ¡Ah! y en Extremadura las llaman repápalos.

· ALBÓNDIGAS DE PAN DE MI ABUELA ·

Ingredientes
  • 100 gramos de pan pagés (mejor pan que tenga un día o dos)
  • 3 cucharadas de agua
  • 2 huevos M
  • 3 ajos picados
  • 1 cucharada de perejil picado
  • Sal
  • Aceite para freír
Elaboración
  1. Quita la corteza del pan y desmenuza la miga. 
  2. Mézclala con el agua, los huevos y el ajo picado, añade el perejil y mezcla bien. 
  3. Salpimienta al gusto. 
  4. Forma bolitas con dos cucharas y fríelas en aceite caliente hasta que estén doradas. 
  5. Puedes servirlas con salsa de tomate o añadirlas a guisos.




Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day.

Cocas de cebolla

Queda poco para que llegue el día. Tengo su regalo envuelto en colores, guardado dentro de mi mesita de noche. Metí toda mi ilusión de niña traviesa dentro, para que cuando lo abra se impregne de ella, y vuelva a cogerme entre sus brazos, me eleve hacia el cielo y vuelva a sonreír como cuando se acordaba, cuando me recordaba, como cuando no tenía que decirle nada, cuando con solo mirarnos sentíamos el revolotear de mariposas en su estómago y en el mío.

No creáis que estoy divagando ni penséis que todo esto es absurdo. Me lo prometió, me dijo que el amor, aun cuando se pierde en el pensamiento, deja marca en el corazón. Y si al verme sus ojos brillan, es la señal para darme por enterada de que todavía habito dentro de él, para darme paso a sentirlo, abrazarlo y decirle lo mucho que le quiero.

Dedicado a todos aquellos con demencia senil o Alzheimer y a sus familias. ♥️



Los últimos ocho años de vida de mi abuela los pasó con demencia senil. Empezó poco a poco, con detalles a veces sorprendentes en su conducta, hasta que poco a poco su memoria se fue borrando y, con ella, todos los demás recuerdos. Fue duro, siempre lo es. Esa mujer fuerte, luchadora y rebelde se convirtió en un cuerpo más que nada; aun así, vivió hasta los 95 años.

Ella fue una mujer importante en mi vida. Nacida en 1903, vivió momentos importantes de la historia española, y su historia me la contaba sentada en una silla baja de cuerdas —seguramente cordada por ella misma— junto al fuego de la chimenea. Siempre pensé que demostraba el amor luchando por lo suyo o por los suyos. No era demostrativa en besos, abrazos o palabras, pero sus ojos decían mucho.

Se llamaba María, y seguramente veréis pinceladas de su vida en mis relatos, algunas inventadas y otras reales. Un dato que sí era real: le encantaban las cocas, saladas o dulces, y aunque en casa las hacíamos en ocasiones especiales, y esta receta no es la tradicional, siempre había un buen trozo para ella.

Abuela, yo sé que con el abuelo fue: "contigo, pan y cebolla". ¡Va por vosotros!

· COCAS DE CEBOLLA ·

Ingredientes 
  • 1 plancha de hojaldre 
  • 1 cebolla roja
  • Aceite de oliva 
  • 1 huevo
  • Sal
  • Pimienta negra molida
Elaboración
  1. Precalienta el horno a 200 ºC.
  2. Corta la cebolla en juliana fina y pequeña.
  3. En un bol, mezcla la cebolla con una cucharada de aceite de oliva, sal y pimienta. 
  4. Añade el huevo y mezcla bien.
  5. Puedes usar toda la plancha de hojaldre o formar corazones, como he hecho yo. 
  6. En cualquier caso, pincha la masa con un tenedor y pincélala con aceite de oliva.
  7. Distribuye la mezcla de cebolla sobre la masa y hornea hasta que se dore. 
  8. Saca del horno y deja reposar antes de servir.





Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.

Zongzi

La barcaza avanzaba lenta por el río, cortando el reflejo de las linternas como si navegara sobre fuego líquido. Era el Festival del Dragón en el pueblo de Qingshui, y las orillas vibraban con tambores, risas y el aroma envolvente de los zongzi, esos triángulos de arroz glutinoso envueltos en hojas de bambú. Meilin, de pie junto a su abuela en la barcaza, sostenía una taza de té que apenas podía beber por los nervios. Era su primer festival desde que cumplió dieciocho… y la primera vez que sentía los latidos de su otra herencia.

—Esta noche puede despertar en ti —le dijo la abuela con su voz de pétalo arrugado—. Lo de los cambiaformas no es leyenda. Es memoria. Sangre antigua.

Meilin quiso reír, pero algo en la mirada de su abuela, fija en el río oscuro, la detuvo. Mientras la procesión seguía, con dragones de papel danzando en la orilla y fuegos artificiales como flores salvajes en el cielo, sintió un calor subir por su espalda. No era el té. No era el verano. Era algo más. Algo que olía a bosque mojado y a luna llena. La abuela la miró con ternura y puso un zongzi caliente en su mano.

—Come, niña. La forma necesita ancla.

Al primer bocado, Meilin cerró los ojos. Y allí estaba: una pasión salvaje por correr, por saltar entre ramas, por cazar el viento. Se vio a sí misma con garras, con ojos dorados, con un lomo que brillaba bajo la luna como si fuera parte del río. Gritó, pero nadie la oyó. O tal vez sí. Porque cuando abrió los ojos, su abuela le sonreía y a su lado había una gran grulla blanca, serena, majestuosa.

—No temas, Meilin. Esta también soy yo.

La barcaza flotaba ahora en silencio, como si el mundo se hubiera detenido para que el linaje olvidado despertara. Esa noche, bajo el rugido de los dragones de papel, Meilin aprendió a volar sin alas y a volver sin miedo. Aprendió que la pasión no es solo amor, sino fuego que arde desde dentro. Y que el té compartido con una abuela sabia puede ser más poderoso que cualquier hechizo.

Por la mañana, la barcaza regresó vacía. Pero en la orilla del río, sobre una roca, alguien había dejado un zongzi aún tibio, envuelto con cuidado. Como promesa. Como señal.




En el quinto día del mes lunar se celebra el Festival del Bote del Dragón. El zongzi, o pastel de arroz glutinoso envuelto en hojas de caña, es el alimento conmemorativo por excelencia. Esta costumbre es común en toda China y cuenta con más de 2000 años de historia.

Por tradición, la gente coloca retratos de Zhong Kui y cuelga hojas de artemisa en las puertas y paredes de sus casas. Los adultos disfrutan del vino amarillo, mientras los niños juegan con "bolsas de fragancia", que actúan como amuletos de protección.

El zongzi existe tanto en el norte como en el sur de China, aunque con diferentes sabores y formas. En el norte, suelen rellenarlo con azufaifas, pasta de judías azucarada, frutas en conserva y otros dulces, cubiertos con una gruesa capa de arroz glutinoso y envueltos en hojas de caña en forma triangular. En el sur, también hay zongzi cuadrados y planos, con rellenos más abundantes que incluyen huevos y carnes.

Aunque esta es una receta cetogénica y no era mi intención hacerla así, porque me encanta el arroz, por un tiempo no puedo comerlo. Cuando visité el supermercado chino y vi las hojas de bambú para hacer zongzi me emocioné, pensando en todas las maneras de rellenarlos. No consideré que no podía usar arroz, ni siquiera el glutinoso que lleva normalmente esta preparación. Aun así, las compré y las llevé a casa.

Cuando recordé que no podía hacer el relleno con arroz me decepcioné, sí, un rato. Luego recordé que suelo sustituir el arroz por coliflor, y hasta ahora me había gustado, así que ¿por qué no probarlo con esta receta? ¿Verdad?

Para que la coliflor quede con una textura “glutinosa” parecida al arroz, le añadí psyllium durante la cocción, lo que la volvió más pegajosa. Me gustó el resultado, aunque no queda tan pegajoso como con arroz.

Mi relleno es un poco particular, usando cerdo, champiñones y manzana, nada que ver con el tradicional. Aunque parezca laborioso o difícil, es una receta fácil. Lee la receta antes para no confundirte con los pasos. No olvides que si las hojas son secas deben estar en remojo toda la noche para ganar elasticidad. Los cordeles solo hay que remojarlos en el momento de preparar los paquetitos.

Por supuesto, sobra decir que mi destreza haciendo los paquetitos es de novata total, pero por ser mi primera vez estoy satisfecha.


· ZONGZI de colirroz ·

Ingredientes 

Preparación de las hojas:
  • 40 hojas de bambú secas (cada zongzi lleva 4 hojas)
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • Agua

Preparación de la colirroz:
  • 1/2 cebolla picada
  • 2 ajos picados
  • 1 coliflor pequeña
  • 50 gramos de psyllium
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva virgen extra

Preparación del relleno:
  • Aceite de oliva
  • 150 gramos de cerdo (carne de la costilla), cortada a cuadritos
  • 100 gramos de champiñones, cortados pequeños
  • 1 manzana, pelada y sin corazón, cortada a cuadritos pequeños
  • 3 cdas. salsa hoisin

Elaboración

Primero ponemos los cordeles a remojo para cuando tengamos que formar los zongzi no se rompan.

Preparación de las hojas:
  1. Enjuaga y frota las hojas muy suavemente para limpiarlas. 
  2. Colócalas dentro de una olla profunda y agrega agua suficiente para cubrirlas. 
  3. Añade una cucharada de aceite de oliva al agua; esto ayudará a que las hojas sean más flexibles y menos propensas a romperse.
  4. Tapa la olla y caliéntala a fuego alto hasta que hierva. 
  5. Apaga el fuego inmediatamente y mantén la tapa puesta, dejando que las hojas se empapen durante toda la noche.

Preparación de la colirroz:
  1. Corta las coliflores en pequeños floretes. 
  2. Pica los tallos y las hojas en trozos más pequeños. 
  3. Enjuágalos con agua corriente, escurre y seca con papel de cocina.
  4. Coloca los trozos de coliflor en un procesador de alimentos o licuadora y pulsa hasta que tengan el tamaño del arroz. 
  5. Pon el “arroz” de coliflor en un recipiente grande y reserva.
  6. Pica los dientes de ajo y la cebolla en trozos pequeños, del tamaño del arroz o más pequeños.
  7. Calienta una cucharada de aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto.Saltea el ajo y la cebolla, y luego agrega el arroz de coliflor.
  8. Cocina durante unos 3 minutos, removiendo.
  9. Sazona con sal y pimienta al gusto.
  10. Espolvorea la cáscara de psyllium de manera uniforme sobre el arroz de coliflor y saltea hasta que se mezclen bien y el “arroz” se compacte un poco, sin que se pegue a la sartén.
  11. Reserva.

Preparación del relleno:
  1. Saltea el cerdo en una sartén con aceite de oliva.
  2. Cuando esté dorado, añade los champiñones y la manzana y sigue salteando hasta que los champiñones se reduzcan y la manzana esté pochada.
  3. Añade la salsa y mezcla bien.
  4. Reserva.

Formar los zongzi:
  1. Hemos sacado las hojas de la olla y las hemos secado con papel de cocina.
  2. Para cada zongzi, necesitamos 4 hojas.
  3. Primero, coloca dos hojas en forma de cruz. 
  4. Dobla la parte superpuesta para formar un cono. 
  5. Rellena el cono con colirroz. 
  6. Añade encima el relleno de cerdo y cubre con más colirroz.
  7. Coloca dos hojas más, una a cada lado del cono. 
  8. Usa una mano para cerrar el paquete y dóblalo por completo. 
  9. Apreta bien la bola de masa con un hilo y cierra con el cordel. 
  10. Corta la parte sobrante de las hojas.
  11. Repite el proceso con las demás hojas.

Cocinar los zongzi:
  1. En una olla, hierve abundante agua.
  2. Coloca encima una vaporera con los zongzis y tapa. 
  3. Cocina durante 15 minutos.
  4. Saca los zongzi, corta el cordel y desdobla las hojas para comer.

Conservación:
  1. En una olla, hierve abundante agua. 
  2. Coloca encima una vaporera con los zongzi y tapa. 
  3. Cocina durante 15 minutos.
  4. Retira los zongzi, corta el cordel y desdobla las hojas para servir y disfrutar.





Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.

Tortitas saladas

Siempre que llegaba al final de un año no lo sentía así. Sí, se decía, de acuerdo, es lo que piensa la mayoría, pero en realidad, pensaba ella, mi año se acaba un día antes de mi cumpleaños. El año que termina para todos no es especial, ni el primer día del año es diferente, sino una continuación de lo mismo.

En cambio, el mío comienza con un beso de mi familia, un
—¡Levántate que hoy es tu día!—, un desayuno especial con tortitas, una fiesta con mi tribu, soplando velas, cantando “Feliz cumpleaños” y regalándome sonrisas todo el día, hasta que me vuelvo a la cama y guardo como un tesoro ese día, con fotos, con dibujos, con recuerdos que, aunque pasen los días, siempre me hacen sonreír.

Ese, ese es mi principio de año, el que no lleva etiquetas, ni propósitos de dietas ni la promesa de que el año que viene será mejor, el que celebro con más amor.

Y para ti, ¿cuándo empieza tu año?




Se acabó, se acabó el año, las vacaciones, se acaban las pelis de dibujos comiendo palomitas e intentando enterarme del diálogo al mismo tiempo que mi hijo intenta explicarme su versión de la peli, o cocinar su comida favorita casi todos los días por que no hay cole y es lo que "toca", se acabó, se acabó el tiempo permitido para volver a ser niños y no desentonar, de re-encuentros, de brindis, de deseos y buenos propósitos.

Estas tortitas saladas de espinacas son el acompañamiento perfecto para lo que quieras, sobre todo quedan muy bien con el salmón, bueno y con unas gambitas también, jeje. Son mi versión sin gluten y saben maravillosamente bien. También las puedes acompañar de queso y otras verduritas, a elección de cada uno. 

· TORTITAS SALADAS DE ESPINACAS ·

Ingredientes
  • 240 mililitros de leche
  • 2 porciones de espinacas congeladas
  • 1 huevo
  • 180 gramos de harina de garbanzo
  • 1 cucharadita de levadura en polvo
  • 1/2 cucharadita de bicarbonato 
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 2 cucharadas de Aceite de oliva virgen extra

Elaboración
  1. Pon la leche y las espinacas en una batidora. Yo lo he hecho con la Thermomix. Bate hasta obtener una mezcla líquida sin grumos.
  2. Añade los demás ingredientes y vuelve a batir hasta que la masa sea más espesa y también sin grumos.
  3. Calienta una sartén con un poco de aceite. Cuando esté caliente, vierte un cucharón de masa. Ten cuidado de no calentar demasiado la sartén para que las tortitas queden verdes y no se pongan marrones al cocinarlas.
  4. Cocina las tortitas una a una, dándoles la vuelta y dejando que se hagan unos minutos por cada lado.
  5. Sirve con lo que más te guste.


Relato, fotografías y vídeo @catypol - Circus day.

Pollo Korma

Un cuento muy, pero que muy particular...

Una vez encontré una lámpara, y yo pensé: "¡Maravillosa!", así que froté y froté, y aparte de sacarle brillo, nada más de ella saqué.
“Le preguntaré al espejito”, pensé, y entonces hasta él me trasladé.
—Espejito, espejito, dime tú: ¿por qué de la lámpara nada salió?
Y por más cara de súplica que puse, ni el espejito me sonrió.

Pataditas sobre la alfombra di, pero ni un centímetro moverla conseguí.
—¡Aargh! ¿Qué debo hacer para que nadie me ignore? ¿Quizás correr detrás de los cuarenta ladrones?

Mejor iré al palacio, me vestiré de princesa y haré una fiesta. Invitaré al sultán para que no trame ningún plan, y le contaré un cuento (porque si no lo hago, ¡reviento!).
O mejor: le cocinaré pollo y no tendré que soltarle el rollo.
Lo haré con pistachos, que les gustan mucho a estos ricachos.
También llevará yogur —muy apropiado y con mucho glamour—,
para terminar descansando… y desaparecer volando.




Korma se originó al sur de Asia y tiene raíces en la cocina de Mongolia. El término inglés Korma se deriva de la palabra urdu "qorma" que significa estofar. Básicamente, korma es un plato en el que la carne se cuece en grasas como la manteca, aceite y yogur. Basado en esta técnica de estofado, hay muchísimas versiones en los países del sur de Asia, elaborados con especias, nueces, semillas, yogur y coco. 

· POLLO KORMA ·
 
Ingredientes para 4 
  • 40 gramos de pistachos (o nueces o anacardos)
  • 750 gramos de pollo, troceado
  • 1 yogur natural de coco sin azúcar (o un yogur natural)
  • 1 cucharada de jengibre fresco, rallado
  • 2 ajos, picados
  • 1 cucharadita de cúrcuma en polvo
  • 1/2 cucharadita de cayena en polvo
  • 1 cucharadita de garam masala
  • Sal. al gusto
  • Aceite de oliva 
  • 100 gramos de cebolla picada
  • 1 cucharadita de cardamomo en polvo
  • 1 cucharadita de canela de Ceylan en polvo
  • 1 cucharadita de comino en polvo
  • 1 o 2 hojas de laurel
  • 1 lata de leche de coco
  • Cilantro fresco picado
Acompañar con arroz y con pan indio.

Elaboración
  1. Colocar los pistachos en un bol y cubrir con agua hirviendo. Dejar reposar durante al menos media hora para que se ablanden.
  2. En un bol, mezclar el pollo con la mitad del yogur de coco, el jengibre, el ajo, la cúrcuma, la cayena, el garam masala y la sal. Tapar y dejar macerar una hora.
  3. En una sartén con aceite, pochar la cebolla. Apagar el fuego y mezclar la cebolla pochada con el cardamomo, la canela, el comino y los pistachos. Añadir la leche de coco y licuar todo hasta obtener una pasta.
  4. En una sartén con un poco de aceite, saltear a fuego medio el pollo marinado. Agregar la pasta de la cebolla y la hoja de laurel. Mezclar y cocinar a fuego bajo hasta que el pollo esté listo. Añadir el cilantro fresco picado al servir.





Con esta receta participo en el concurso recetas con yogur en Canal Cocina (2011).

Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Empanada de brócoli

La noche que me sucedió, había comido empanada hasta empacharme. Por estar de vacaciones, me daban permiso para leer antes de dormir, y elegí un libro de tapas muy bonitas que había en la biblioteca, uno que no había visto antes y que llevaba por título Soñar está permitido. Pensé que sería un libro de autoayuda, de esos que gustan a los mayores, pero era tan bonito que ni me lo pensé.

¡Oh, sorpresa! Cuando abrí el libro, de repente salió un bello ratoncito con tirantes por la habitación. No cabía en mí de asombro, pues detrás de él apareció una nave espacial, una casita blanca y una muñeca vestida de azul y amarillo con un espejito. Tenía la boca abierta y más se me abrió cuando, de repente, un señor con monóculo me preguntó:
—¿Has visto mi sombrero de copa? No lo encuentro por ninguna parte —dijo.

Antes de que pudiera contestarle que lo llevaba puesto encima de su cabeza, el señor desapareció dentro del libro y apareció una niña con un tarro de mermelada, mientras se escuchaba muy bajito la canción We Are the Champions. Yo estaba tan, pero tan confundida, que cerré el libro de golpe y lo solté encima de la cama, salté de ella y corrí hacia la puerta, asustada.

Mis padres seguían en el salón viendo la televisión y hablando bajito sobre no sé qué cosa del efecto Mandela. Entré casi chillando y les conté lo que había visto y en qué libro. Ellos se miraron de soslayo, tranquilizándome y diciéndome que mañana todo eso serían solo recuerdos que no habían sucedido. Me llevaron de nuevo a la cama.

En ella ya no vi el libro que había soltado precipitadamente ni ninguno de los personajes que había visto, así que creí que la cena me había sentado un poco mal y que todo era fruto de mi imaginación. Si alguien me dice que con los libros no se viaja, es que no ha leído con la barriga llena.




A todos (o casi) nos gusta viajar, y aunque no podemos hacerlo siempre podemos viajar leyendo,  maravillosas aventuras se puede vivir con un libro, tengas el estómago lleno o no, aunque también se puede pasar las vacaciones cocinando ¿no crees?. Con esta empanada de brócoli que improvisé un día que no tenía ganas de cocinar pero sí de leer, y por supuesto de viajar, ¿lejos?, no sé, ¡dónde sea!, ¿y tú?.

· EMPANADA DE BRÓCOLI ·
 
Ingredientes
  • 1 láminas de masa de hojaldre 
  • 1/2 cebolla picada y 1 ajo picado
  • 1/2 brócoli pequeño
  • 50 gramos de champiñones limpios y troceados
  • 1 bolsa de cuatro quesos 
  • Sal al gusto
  • 1 huevo para dar color a la masa
  • Aceite para pochar
Elaboración
  1. Precalienta el horno a 180 ºC.
  2. Cocina el brócoli, ya sea hirviéndolo o al microondas si viene en bolsa.
  3. Mientras tanto, en una sartén con un poco de aceite, sofríe la cebolla, el ajo y los champiñones.
  4. Cuando esté todo cocinado, mezcla el brócoli (puedes cortar el brócoli en trozos más pequeños si prefieres) con la mezcla de la sartén en un cuenco.
  5. Salpimienta al gusto y añade la bolsa de cuatro quesos rallados. Mezcla bien.
  6. Sobre la mitad de una lámina de masa, esparce la mezcla preparada y cierra con la otra mitad, sellando los bordes con un tenedor.
  7. Pinta la masa con huevo batido.
  8. Hornea durante 30 minutos o hasta que la masa esté dorada.

Sirve caliente, cuando el queso esté completamente fundido.




Relato/receta/vídeo/fotografías @catypol - Circus day.

Kaiserschmarrn

En un ático de techos bajos, en algún rincón de Austria, vivían dos hermanos: Lena y Theo. Habían heredado el lugar de una tía excéntrica que coleccionaba sombreros y, según la leyenda familiar, hablaba con los cuervos. El apartamento olía a madera antigua, a vainilla y a algo más que no lograban identificar… hasta que encontraron el viejo libro.

El libro estaba escondido tras una tabla suelta del armario del desván. Era grueso, de tapas de cuero cuarteado y sin título. Al abrirlo, las páginas crujieron como si respiraran después de años de silencio. Estaba lleno de símbolos, notas en los márgenes y mapas que no reconocían. Cada página parecía un enigma esperando ser resuelto.

Mientras se sumergían en esa maraña de acertijos, su dálmata —llamado Mozart, por razones que nadie recordaba— ladraba cada vez que los vecinos del piso inferior salían. Eran raros: una pareja de gemelos idénticos, siempre vestidos igual, que hablaban en susurros y coleccionaban muñecas antiguas. Un día, Mozart regresó con una de esas muñecas en la boca. Nadie supo cómo había llegado a su terraza.

Lena, más valiente, decía que el libro era una especie de guía. Theo pensaba que estaban volviéndose locos, hasta que una de las pistas los llevó a una antigua pastelería en las afueras del pueblo. Allí, entre harina y azúcar glas, encontraron al viejo panadero que, sin decir palabra, les sirvió un Kaiserschmarrn caliente. En el plato, dibujado con mermelada de arándanos, había el mismo símbolo que habían visto en el libro.

—Aquí empieza el verdadero enigma —dijo el panadero, señalando el plato como si fuera un mapa.

Desde entonces, el ático ya no les pareció solo un techo sobre sus cabezas, sino la entrada a algo mucho más grande. Mozart ladraba cada vez que algo importante estaba por suceder. Los vecinos seguían siendo raros. Y el libro… el libro parecía cambiar solo, como si escribiera su propia historia al ritmo de sus descubrimientos. 



Sobre el postre del emperador de Austria, casi es más fácil hacerlo que decirlo (se pronuncia "caiser marren"). Es un postre para tomarse sentado y luego moverse durante un buen rato para que baje, ya que es un dulce que llena mucho. O como hacen los austríacos, que lo comen después de una larga caminata por los Alpes.

Se trata de una densa tortita "imperial", rota en la sartén y espolvoreada con azúcar glas. Se come bien caliente y en la misma sartén, para compartir. También se suele acompañar con compota de fruta, pasas al ron y almendras laminadas, y se consume tanto como postre o como almuerzo.

Nota: Esta es una receta sin gluten, pero si quieres hacerla con harina de trigo, puedes hacerlo sin problema usando 60 gramos de harina y eliminando el psyllium de la receta sin gluten.



· KAISERSCHMARRN ·

Ingredientes
  • 2 huevos
  • 40 gramos de harina de arroz
  • 20 gramos de fécula de maíz
  • 1 pizca de sal
  • 1 cdta. de psyllium
  • 125 mililitros de leche
  • 30 gramos de azúcar
  • Mantequilla para la sartén
  • Azúcar glas para espolvorear
  • Arándanos para acompañar
Elaboración
  1. Separa las claras de las yemas de los huevos y monta las claras a punto de nieve. Reserva.
  2. Tamiza las harinas, la sal y el psyllium.
  3. Agrega la leche y bate con varillas durante un par de minutos.
  4. Añade el azúcar y las yemas, y bate unos minutos más.
  5. Incorpora las claras poco a poco con movimientos envolventes para que la mezcla no pierda aire.
  6. Derrite la mantequilla en una sartén y vierte la masa.
  7. Dora la tortita por ambos lados, dándole la vuelta como si hicieras una tortilla española.
  8. Cocina durante dos minutos más y espolvorea por encima una o dos cucharadas de azúcar glasé.
  9. Rompe la tortita en trozos directamente en la sartén.
  10. Sirve caliente y espolvorea un poco más de azúcar glasé por encima.
  11. Acompaña con arándanos.
Mi versión de este dulce no lleva pasas ni ron, tampoco lo he servido con compota, ya que creo que eso añadiría más dulzura a un postre que ya es bastante dulce. Por eso he preferido acompañarlo con arándanos.
 

Y esta tarde taller de galletas con mis chicas blogueras y buenas noticias ;)


Fotografías, receta y vídeo @catypol - Circus day.

Puerros en vinagreta

Historias de sobremesa (¡qué bonita palabra!).
Una mesa grande, de mucha cabida. Sillas —ahora vacías— para cada comensal. Una suave música que no moleste, cuando las conversaciones sean las protagonistas. Mantel blanco sobre la mesa y un jarrón con flores, mientras no estorbe. Ventanas abiertas, ya que todavía hace buen tiempo para poder tenerlas así, y un suave aroma que sale de la cocina, advirtiendo que ya está todo casi a punto para salir.

Los comensales empiezan a llegar. Se sienten los primeros besos, uno a cada lado, las miradas divertidas, de reconocimiento, de amistad. Las palabras salen según sienten los corazones; los abrazos son auténticos; las conversaciones, ligeras; las presentaciones, entre desconocidos.

El corazón de la cocina late con fuerza. La casa está iluminada y sabe a mar, por la cercanía de él. Se auguran buenas historias, risas y carcajadas, muchos mmmm saboreando los platos, con ese mar y montaña, también huerto, ¿por qué no? Esos puerros vestidos de fiesta. El postre: hoy me salto la dieta. La foto finish de todos los presentes. El chinchín con los nuevos deseos, o quizá alguno viejo que aún no se ha cumplido. Las ganas de repetir la velada, otro día, en otro lugar, ¿con más gente? Siempre.



De izq. a dcha. José Antonio, Cristina, María, Teresa, Koldo, Mercedes, Lucía, Macu, Caty y Juana

Quizás pienses que los blogueros de Mallorca no necesitamos ninguna excusa para reunirnos, y tienes razón, nos gusta quedar, salir a cenar, conocer a los que no conocíamos pues no habían podido venir con anterioridad y tomarnos algo. Esta vez tuvimos la oportunidad de conocer un poco más a Koldo Royo, él mismo nos recibió, encantador, bromista, y buen cocinero, las tapas que degustamos nos encantaron a todos, una grata experiencia culinaria.

Y ¿de qué se habla en una cena con bloggers de cocina? ¿de cocina?, no, en realidad no, de cocina hablamos poquito, alguna referencia sí hacemos, pero nada más, la verdad que de estas comidas surgen otros proyectos, talleres, ideas, citas nuevas para quedar, recomendaciones sobre otros blogs, viajes, y reír, reír muchísimo.



· PUERROS EN VINAGRETA ·


Ingredientes
  • 3 puerros grandes
vinagreta:
  • 1/2 cebolla, picada
  • 1/2 pimiento rojo, picado
  • 1/2 pimiento verde, picado
  • 2 cucharadas de vinagre de manzana
  • 4 cucharadas de aceite extra virgen de oliva
  • Sal al gusto
  • 1 cucharadita de mostaza encurtida (opcional)
  • 1 huevo cocido (opcional)
Nota: si te sobran partes del puerro, pícalas y añádelas a la vinagreta.

Elaboración
Lavar los puerros retirando la parte más verde y la piel más externa, eliminar toda la tierra. Cortar cada puerro en 3 partes. Hervir agua y cocer los puerros durante 20 minutos. Colar y enfriar para cortar la ebullición. 
Mientras se hace los puerros hacer la vinagreta. Picar todos los ingredientes, y cocer el huevo si vamos a usarlo. Mezclar toda la verdura y añadir el vinagre, el aceite, la sal y la mostaza.
Poner los puerros en un recipiente y verter la vinagreta por encima. Decorar con huevo rallado.
Dejar macerar unas horas, si lo preparas por la mañana déjalo hasta la noche así tendrá más sabor.


Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.

Croffles

¡Quién nos entienda, que nos compre! Eso es lo que piensa o dice la mayoría de la gente que tiene a un blogger cocinero a su alrededor. ¿Cómo es posible que fotografiemos la comida? ¿Que la comamos incluso fría? ¿Que nos subamos a sillas, taburetes, encimeras o cualquier cosa elevada para fotografiar qué? ¿La comida que vamos a “colgar” en el blog, para que se vea bonita? Pero si luego se va a comer y en un plis ya no queda nada.

Nosotros nos reímos y seguimos como si nada. Miramos desde qué ángulo nos quedará mejor, fotografiamos la comida que hemos preparado como si fuera un modelo. Compramos utensilios por unidad para decorar: así tenemos dos tazas de aquel modelo, una cuchara de otro, servilletas y manteles a mil, trozos de madera decorada, cartulinas... Hablamos de que hoy no había mucha luz, de cómo nos gustan esos tonos, de qué linda composición hemos conseguido... Usamos una réflex que vale un “pastón” como los profesionales, filtros, zooms, trípode... Casi usamos tantos “cacharros” como los que empleamos para preparar el plato que vamos a “colgar” en el blog.

Sí, somos así. Mi proceso empieza en el momento en que busco qué cocinar para el blog. Encontrar la receta que me guste ya es todo un reto: comprar los ingredientes, organizarme para el día que voy a cocinarla, cocinarla, fotografiarla, arreglarla un poco con Photoshop (importante, ya que mi cámara ahora mismo todavía es una compacta) y subirla. Durante todo ese tiempo estoy en “modo blog”. Y me da igual si no me entienden, si tengo que volver a calentar la comida porque se enfrió durante la sesión de fotos, si tengo que subirme al “andamio”, si la comida se acaba en un abrir y cerrar de ojos… Que, como dice la frase tan popular en España, ¡que me quiten lo bailao!

Esta entrada va para cada una de las personas que estáis detrás de un blog, que hacéis todo lo explicado antes… y mucho más.




Hojaldrados, mantecosos y con la cantidad justa de dulzura, los croffles se han convertido en uno de los alimentos más populares del momento. Con un interior suave y masticable y un exterior crujiente, los croffles son un híbrido entre croissants y waffles. Se pueden disfrutar tanto en el desayuno como en un tentempié dulce a lo largo del día.

Solo necesitas un ingrediente y una gofrera para hacer croffles en casa. Sírvelos solos o con tus toppings favoritos. Este delicioso plato fue inventado por la pastelera irlandesa Louise Lennox y se ha vuelto muy popular y fotografiado en todo el mundo.

Se preparan cocinando masa de croissant en una plancha para gofres hasta que se doren maravillosamente.




· CROFFLES ·
 
Ingredientes
  • Croissants sin hornear (los venden en los congelados de supermercados, mira el vídeo) (pero también puedes hacerlos tú con masa de hojaldre, quizás no se hinchen tanto pero salen bien también)

Utensilio:
  • Gofrera

Decoración:
  • azúcar glas
  • nata montada
  • yogur
  • fresas
  • arándanos
  • chocolate
  • etc...

Elaboración
Es así de fácil, descongela los croissants, deben estar totalmente descongelados. Abre la gofrera y pincela con aceite de oliva, pon un croissant dentro y cierra. Cocina unos minutos, ves mirando para que no se queme. Sirve y decora como más te guste. 








Texto, vídeos y fotografías @catypol - Circus day.

Lasaña en sartén

Septiembre, mes de vino, de vendimia y de fiesta, como no podía ser de otra manera. Por la mañana, cuando el sol aún no ha aparecido con su luz, pero sí con claridad, todos vamos desperezándonos y bostezando hasta llegar a los viñedos. El desayuno se sirve muy temprano, casi dormidos, con poca charla y mucho dolor de huesos, esos de los días llenos de nervios, pendientes de saber qué buena uva tenemos. La recogida no es fácil cuando se hace mano a mano, como antes de que las máquinas se encargaran de la recolección.

Cuando los primeros rayos de sol asoman sobre nosotros, ya estamos bien despiertos y a toda faena para terminar antes del mediodía. Sonreímos, pues es el último día de recogida y después todo será fiesta y jolgorio, vino y risas. Es tradición, cuando termina la vendimia, vestirnos bonitos y hacer una gran fiesta. Septiembre es nuestro mes, mes del vino y la alegría, pues todo indica que este año será una buena cosecha. Y al final, quien brinde con nuestro vino notará sus notas perfectas para acompañar una buena lasaña. ¿De carne, de pescado, de verduras? ¡Qué más da! Si es en buena compañía, ¿no crees?




Hace años trabajé en un tienda de vinos, pequeña y muy selecta, o eso pensaba yo. Empecé allí sirviendo cava en Navidad y allí me quedé un tiempo más. Gustarme el vino, pues no, no soy una gran bebedora, quizás más de blanco que de tinto, puede que sí, pero no a lo grande y no en todos los platos. Y eso, cuando se trabaja en una tienda de vinos pues ¡mmmm! mola poco, decía el jefe. Pero, me leí todos los libros, me sabía todas las mejores añadas, sabía de vinos y recomendaciones para poder aconsejar, así que sí, por gusto, en catas no era la mejor pero para vender, lo vendía todo, todo, todo. ¡Ah! y decir que me gustó mucho trabajar en ello, ese silencio de la tienda es tan único y cautivador, nada parecido a una celebración entre amigos, aunque a veces igual de placentera.

De la mezcla de diferentes tipos de uva y un buen enólogo, para que engañarnos, surgen deliciosos caldos que suelen acompañar nuestras más ricas recetas, esta en concreto es un poco como el vino, una receta que tenía de lasaña, y o ¡sorpresa! está hecha en una sartén, así salió y lo probaron en casa unos comensales muy especiales, que además de vino tomaron mojito (era una excusa para hacerlo y beberlo con ellos), pero no con la lasaña ;) 

· LASAÑA DE POLLO A LA SARTÉN ·

Ingredientes 
  • 1 paquete de placas de canelones o lasaña de cocción rápida.
  • Pollo cocido desmenuzado (como medio pollo)
  • 1/2 cebolla picada
  • 1 ajo picado
  • Un manojo de espinacas (pueden ser congeladas)
  • Salsa de tomate frito
  • Orégano seco
  • Sal y pimienta negra
  • Mozzarella rallada y 1 en bola
  • 2 cucharadas de aceite

Elaboración
  1. Pon las placas de canelones o lasaña en agua muy caliente y déjalas ablandar mientras preparas el resto del plato.
  2. En una sartén con unas cucharadas de aceite, pocha la cebolla y el ajo. A fuego bajo, añade las espinacas (si son congeladas, bien escurridas) y remueve.
  3. Incorpora el pollo desmenuzado o cortado en trocitos y mezcla todo bien.
  4. Añade una cucharada de orégano, sal y pimienta al gusto. Echa la salsa de tomate y remueve bien.
  5. Aparta más de la mitad de la mezcla de la sartén; la usaremos para hacer las capas de la lasaña.
  6. Deja una parte del pollo en la sartén y, siempre a fuego bajo, cubre esa parte con placas de canelones o lasaña.
  7. Pon encima otra parte del pollo y añade mozzarella rallada.
  8. Cubre con más placas, añade la última parte del pollo, más mozzarella, y vuelve a cubrir con placas.
  9. En la última capa, pon mozzarella en bola cortada en trozos y espolvorea con más mozzarella rallada.
  10. Cubre la sartén y deja cocinar a fuego bajo durante 10 minutos.
  11. Apaga el fuego y sirve.

Nota: Puedes usar placas de canelones o lasaña que requieran cocción previa. Simplemente hiérvelas según las instrucciones del fabricante y luego continúa la receta como está indicada.



Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Curry de sandía

Había viajado a tantos lugares como años tenía, por trabajo, por placer, por familia, y siempre volvía al mismo lugar: su casa, o lo que ella consideraba su hogar. Tantas veces le había atraído quedarse en otro diferente, pero cuando se paraba a pensar, su hogar solo era aquí, y eso la hacía volver.

¿Podía decir que ya nada le asombraba? ¡Mmm, no! Todavía tenía curiosidad, todavía se sentía sorprendida cuando algo le llegaba al corazón. Como aquella vez, en la India, cuando una chica, casi una niña, servía en un pequeño restaurante familiar y le aconsejó que probara un curry de sandía, que según ella era famoso por la zona, aunque no viera demasiada gente allí sentada para tomarlo. Y sí, sabía bien: era especiado y sencillo, como debía ser. Ese día fue toda una sorpresa, no solo por descubrir el curry de sandía, sino también por la belleza del lugar y de la chica.

Y cuando llegaba a casa, intentaba acordarse de todos los detalles del viaje: los aromas, la gente, la cultura y también los sabores. Intentaba reproducirlos en un librito de viaje que, curiosamente, nunca llevaba consigo cuando viajaba. Le producía más placer volver a viajar en sus recuerdos una vez en casa. Allí escribía todo cuanto había vivido, hacía pequeños dibujos cuando no conseguía definirlo con palabras, anotaba horarios de vuelos, nombres de barcos o enganchaba fotos o entradas de cualquier cosa: teatro, museos, metro...

Después de haber sacado todo de la mente, guardaba el librito en su estantería de los viajes, segura de que, si algún día alguien la heredaba, viviría como una gran aventura la historia de alguien que, aunque viajara mucho, siempre volvía a su hogar.



Cuando me encontré con este plato tradicional de Rajasthan, el estado más grande de la India ubicado en la esquina noroeste del país, no sabía muy bien qué pensar de él. Pero funciona, este plato dulce y picante es una prueba de que la sandía es mucho más versátil de lo que jamás imaginé. Es una receta de Camellia Panjabi, su experiencia al frente de varios de los mejores restaurantes indios de Londres y su deseo insaciable de sacar a la luz las recetas regionales de su país de origen nos hace saber que el curry va mucho más allá que la carne, pescado o los vegetales. 



· CURRY DE SANDÍA ·
Ingredientes para 2
  • 220 gramos de sandía 
  • 200 mililitros de sandía licuada
  • 1/2 cucharadita de cayena 
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma en polvo
  • 1/2 cucharadita de cilantro en polvo
  • 1/4 cucharadita de comino en polvo
  • 2 cucharaditas de zumo de limón
  • 1 ajo prensado
  • 1 cucharadita de jengibre rallado
  • 2 cucharadas de aceite
  • 1 pizca de sal
* Cilantro fresco para servir (opcional)
* Pappadums (opcional)

Elaboración
  1. Corta y despepita la sandía. Con una parte, licúa hasta obtener el zumo; reserva la otra mitad en dados.
  2. En el zumo de sandía, mezcla la cayena, la cúrcuma, el cilantro, el comino, el ajo, el jengibre y la sal.
  3. Calienta el aceite en un wok o sartén y añade el zumo especiado de sandía. Baja la intensidad del fuego y cocina durante 3 minutos.
  4. Añade el zumo de limón y los dados de sandía. Remueve con cuidado para integrar y deja cocinar unos 3 minutos más.
Nota: Puedes servirlo como guarnición o acompañado de arroz, como en este caso, y añadir cilantro fresco picado si te gusta, junto con pan pappadum.


Relato/fotografías/vídeo @catypol - Circus day.

¿Estás buscando algo en especial?

Contacta conmigo