Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.
A mi abuela le gustaba peinarme por la noche. Decía que mi negra cabellera la había heredado de su hija Olive, una mujer alta, exageradamente delgada y con un eterno novio marinero al que le gustaban mucho las espinacas. Aunque yo la recuerde con un casto moño —como el que lleva mi abuela— y con unos pies enormes (y eso que quede entre nosotros, pues nunca reconoceré haberlo dicho delante de ella).
Lo que me gustaba de que mi abuela estuviera en casa no era precisamente que me recordara a mi tía, sino más bien su granola. Mejor que las espinacas. Endulzada con algo que ella nunca revelaba, y a mí me daba igual, pues no iba para repostera ni cocinera. Con que me lo hiciera ella, me bastaba. Tendría que convencer a mi madre para que le dejara la receta, o un día esa maravilla desaparecería de mi vida.
Cuando la tía Olive vino una vez de visita, lo hizo sin su eterno novio. Yo todavía era pequeña y todo de ella me fascinaba. Su “Oh, dear!”, que solía decir tan frecuentemente, se me “pegó” y no paraba de repetirlo. Hasta la abuela me puso mala cara alguna vez:
—¡Qué cansino! —decía frunciendo el ceño.
Desde aquella visita que nos trastocó a todos un poco, a mamá no le hacía demasiada gracia la llegada de su cuñada. Pero si la abuela prometía que lo compensaría con su granola, la tía Olive era recibida con alfombra roja incluida.
La granola es un delicioso alimento que se ha vuelto muy popular en los últimos años. Se trata de una mezcla de ingredientes naturales, como avena, frutos secos, semillas y miel, que se hornea para obtener una textura crujiente y un sabor delicioso.
El origen de la granola se remonta al siglo XIX, cuando el médico suizo Maximilian Bircher-Benner desarrolló una receta a base de avena cruda, frutas y nueces para alimentar a sus pacientes. Esta mezcla se convirtió en un alimento energético y nutritivo, y con el tiempo evolucionó hasta convertirse en la granola que conocemos hoy en día.
Se ha vuelto muy popular debido a sus numerosos beneficios para la salud. La avena es una excelente fuente de fibra y ayuda a mantener el sistema digestivo saludable, mientras que los frutos secos y las semillas proporcionan grasas saludables, proteínas y una gran variedad de nutrientes. Además, la miel utilizada en la granola le brinda un dulzor natural y también aporta beneficios antioxidantes.
Puede ser consumida sola como un snack saludable, pero también se utiliza como ingrediente en numerosas recetas. Se puede añadir a yogures, batidos, ensaladas de frutas o espolvorear sobre postres para darles un toque crujiente y nutritivo.
Y esta es mi versión, queda decir que si quieres puedes añadirle chocolate negro aunque yo lo añadiría después de la cocción para que no se derrita o también puedes añadir a la mezcla frutas deshidratadas si te gustan, personalizable según tus gustos.
· GRANOLA ·
Ingredientes
150 gramos de copos de avena
75 gramos de semillas de calabaza
40 gramos de semillas de girasol
35 gramos de semillas de sésamo
40 gramos de almendras laminadas
40 gramos de avellanas troceadas
50 gramos de coco rallado
1 cucharada de sal y pimienta
1 cucharada de canela molida
1 cucharadita de cúrcuma
75 gramos de aceite de coco derretido
120 gramos de miel
1 cucharadita de vainilla líquida
Elaboración
Mezcla bien y extiende todos los ingredientes sobre una bandeja de horno.
Hornea a 170 ºC durante 30 minutos o hasta que esté dorado.
Deja enfriar y rompe en trozos.
Guardar en un recipiente hermético.
Relato, fotografías y vídeo @catypol - Circus day.
Cuando llegaba el frío invierno se metía en capas de ropa, como una cebolla__decía ella, y eso le encantaba, le gustaba sentir el frío aun metida entre esas capas, decía que eso la hacía sentirse viva, con vigor para seguir adelante y notar cada parte de su cuerpo.
Una vez, cuando su novio rompió con ella y la dejó desolada, sus amigas decidieron viajar a una isla con mucho calor, para divertirse, bailar y beber, beber hasta olvidar. Pero ella no soportaba el calor, tanto calor, decía que la asfixiaba y que hacía que el dolor se quedara dentro, sin poder salir, sin poder quitárselo de encima, el calor la aletargaba, dejaba su interior en pausa y que cuando volviera a la normalidad aún lo llevaría dentro.
Así que se fue de la isla igual que llegó, dolorosa además de quemada por el sol. Juró y perjuró que nunca volvería a quitar penas expuesta al calor. Ella necesita el frío, necesitaba sentirse viva para gritar a los cuatro vientos y en todos los idiomas que sabía, que ella era una guerrera.
El congee son gachas de arroz tradicional muy consumido en Asia. Se obtiene cocinando el arroz durante mucho tiempo en caldo o agua, siendo el grano redondo quizás el más utilizado aunque dependiendo el país también se usa grano largo. Generalmente se sirve solo pero también se le añade pollo, pescado o verduras en la versión salada, pues también existe la versión dulce. Este plato está hecho a menudo para personas mayores o niños que están convalecientes ya que es nutritivo y fácil de digerir. Es un buen desayuno a pesar de que el tiempo de cocción sea largo y también un buen plato para las penas de amor.
En mi versión, como era para comer al mediodía, le he añadido pollo y champiñones, y el caldo también era de pollo, totalmente casero. Y aunque todo lo he cocinado por separado, existe la versión de cocinarlo todo junto, al menos la última media hora de cocción del arroz. Yo prefería pasar la carne y champiñones por la plancha y darle un toque tostado. A la hora de servir lo he presentado con unas gotas de aceite de sésamo pero también le va bien salsa de soja. Es una receta muy sencilla, lo único es el tiempo de preparación que se alarga mucho, pero realmente vale la pena probarlo.
· CONGEE DE POLLO Y CHAMPIÑONES ·
Ingredientes
180 g arroz redondo de grano corto
2,5 litros de caldo de pollo o agua
1 pechuga de pollo (cocida) finamente fileteada
8 champiñones pequeños, cortados a rodajas finas
Jengibre fresco picado
Aceite de sésamo o salsa de soja, para servir
Cebollino fresco cortado pequeño, para servir
La sopa.
Enjuaga y escurre el arroz por 3 veces.
En una olla lleva a ebullición el arroz con el caldo o agua, remueve, baja el fuego y deja cocinar durante 1 hora, removiendo cada 15 minutos, tiene que quedar una consistencia de gachas.
Vigila que los granos no se peguen al fondo de la olla.
Mientras con un poco de aceite en una sartén, sofríe el pollo fileteado con los champiñones, termina con el jengibre rallado.
Para servir.
Reparte el arroz en 4 cuencos, reparte por encima del arroz el pollo con los champiñones, el cebollino y echa unas gotas de aceite de sésamo por encima.
Nota:la sopa puede espesarse más cuando se vaya enfriando, puedes añadir un poco de caldo de pollo para compensar. Y si no le pones soja, añade un poco de sal al caldo.
El detective Martín, famoso por ser más despistado que eficiente, tenía una misión complicada: encontrar una tortilla desaparecida justo en medio de un desfile de alta costura en los Campos Elíseos.—¿Una tortilla? —se preguntaba mientras miraba el desfile de modelos impecables y vestidos que parecían esculturas. Para colmo, Martín conducía un coche pequeñísimo, tan pequeño que parecía un juguete de exposición. Mientras esquivaba tacones altísimos y flashes, Martín buscaba pistas. De repente, una modelo con un vestido cubierto de huevos fritos gritó: —¡Es mi tortilla de patatas! ¡Se ha perdido justo antes de la gran cena!. Martín, con su habitual despiste, sacó una lupa y comenzó a inspeccionar las baguettes y macarons, confundiendo una baguette con la tortilla. Al final, la tortilla apareció... ¡en el asiento trasero del coche pequeñísimo! Resulta que el asistente del desfile la había dejado allí por error. —Detective, creo que esta vez no hizo falta tanta investigación —dijo la modelo, riendo. Martín sonrió, encajó la tortilla en su maletín (sí, también pequeño) y pensó que, quizá, ser despistado tiene su gracia, especialmente en los Campos Elíseos.
La patata y/o el boniato tiene que estar cocinada previamente, yo tengo 2 opciones, una es comprar la patata en bote que ya viene cocinada o cocinarla en el microondas (ver vídeo abajo), después todo el proceso es fácil o yo creo que es fácil, bueno, también tener una gofrera, aunque si no la tienes prueba con la sandwichera o sartén. Imaginación, también, estos son sencillos, llevan cebolla deshidratada, pero puedes añadirle la cebolla que más te guste, cocinada, cruda, sin cebolla y/o con otras verduras, queso, embutidos, etc.
· GOFRES DE TORTILLA ·
Ingredientes para 1 unidad
1 patata o boniato
1 cucharada de cebolla "crujiente"
Sal
1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
1 huevo grande
Elaboración
Calienta la gofrera.
Chafa la patata o boniato bien chafado, añádele la cebolla, sal y aceite.
Mezcla con el huevo.
Pon la mezcla en la gofrera y cocina hasta que esté hecha.
Sirve de acompañamiento de alguno de tus platos, o para hacer un pincho o así tal cual.
Relato, vídeos y fotografías @catypol - Circus day
Los chicos salían del colegio con una rosa en la mano regalada por la chica "enamorada" y ellos, a cambio, se apresuraban para el último ensayo de la canción que le cantarían debajo de su ventana, aunque pensándolo bien solo lo hacían los más atrevidos y querían comer buñuelos.
Para los padres no sé si era un honor o un sacrificio tener al "maromo" cantándole a su hija, que por un lado significaba que era virgen, pero por otro así le vería bien la cara al pretendiente. Para las madres era un orgullo y satisfacción, y cocinaban los buñuelos que después invitarían a los chicos.
Margarita espantaba a los chicos así que sus padres sabían seguro que ningún chico se atrevería a cantarle a su hija, y eso a la señora Juana no le gustaba nada, intentaba instruir a su hija, quería que suavizara maneras pero a menudo la daba como caso perdido. Al padre le daba igual, su hija era única para él y que le cantaran o no, no era importante, a pesar de los sermones que le daba su mujer para que, también él, intentara instruirla.
El día que Margarita escuchó cantar una canción debajo de su ventana casi se cae de la cama, alguien se había atrevido a cantarle y de poco se emocionó pero recordó que no le había dado rosa a ningún chico así que salió a la ventana a cantarle ella al chico, pero la señora Juana fue más rápida, llorando había salido a buscar al chico y le hizo entrar. Cuando Margarita bajó y lo vio se puso colorada y decidió quedarse callada por la cara de felicidad que tenía su madre, mientras se limitó a sonreír al chico, el chico comió todos los buñuelos que la madre le puso y reía contento.
Papá, creo que el próximo año deberías cantarle tú a mamá__dijo Margarita. Tarde querida__le contestó su padre__tu madre probablemente no me abriría ni la puerta y los buñuelos ni los olería.
En Mallorca, los rosaris ensucrats de Tots Sants y los buñuelos de patata y boniato son tradición, de la noche del 20 al 21 de octubre, los llamamos los buñuelos de la vírgenes, y si, hace mucho tiempo los chicos les cantaban a las chicas, debajo de su ventana, las canciones que se sabían o aprendían, si no tocaban la guitarra se hacían acompañar por algún amigo que si supiera y a veces para darle valor, lo acompañaban toda la pandilla, creo que el top one del repertorio musical era la tan conocida canción, clavelitos, clavelitos, clavelitos de mi corazón...sí, se lo que estás pensando, esa también la canta la tuna ;)
· BUNYOLS DE LES VERGES ·
Tiempo de preparación: 1 hora + el tiempo de leudar Dificultad: Media Para 500 gr. de buñuelos
Ingredientes
150 gramos patata
150 gramos boniato
175 gramos harina
15 gramos levadura fresca
1 huevo
125 gramos agua de hervir la patata y el boniato
Aceite de oliva para freír
Azúcar para acompañar
Elaboración
Hierve la patata y el boniato.
Pásalos por el pasapurés y deja que se enfríe.
Disuelve la levadura fresca con el agua.
En un cuenco grande mezcla la harina, la levadura con el agua, la patata, el boniato y el huevo, mezcla hasta que la masa quede homogénea.
Deja leudar hasta que doble el tamaño.
Pon abundante aceite en una sartén, cuando esté bien caliente, coge la masa con una mano como apretando el puño y con la otra mano mojada en agua, coge un poco de la masa agujereándola con el dedo al mismo tiempo y déjala dentro del aceite para que se fría.
Repítelo con toda la masa.
Sirve con azúcar.
Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day
Sentarse cerca de la chimenea encendida, al lado de María, me hacía olvidarme de mi día a día, mis preguntas sobre como fue su juventud, como luchó por tantos hijos, lo que opinaba sobre eso y lo otro, me desconectaba de mis inquietudes. Siempre vi en ella un referente de lucha, ella decía porque no le quedaba otra, si hubiera podido elegir seguramente no estaríamos hablando ella y yo en ese momento.
No fui muy buena alumna suya, quizás sus ganas de lucha se me quedaron tan dentro que cuando deberían haber salido se quedaron en humo, aunque siempre he pensando en ella cuando he sacado la pancarta, las uñas y mi alma para seguir adelante.
Esa olla en el fuego, ese receta de fuera pero con sabores de dentro, era inconfundible cuando hablábamos juntas mientras cocinábamos. Un plato caliente, un vaso de vino y una compañía inmejorable que sabía hablarme del tiempo, de la fuerza y de la esperanza.
Una receta del programa de tv de las recetas de Julie, en este caso me enamoró por lo sencillez y sabores suaves, es tradicional en Marsella y aunque es una ciudad pesquera, es en este caso la excepción, quizás por ser una receta antigua, quizás para variar en la gastronomía, quizás por ser así.
En el vídeo de Julie usan badiana fresca e hinojo seco, yo no tenía así que usé semillas en un difusor. También nombra el pimiento de espelette pero en el vídeo no lo refleja así que no lo he añadido. También se cocina en una olla de barro que si no fuera por que en casa tenemos inducción también lo haría.
El resultado fue muy un guiso muy suave y muy rico. Acompañado de pan frito, aunque yo prefiero sin, es un guiso para tener en cuenta. ¡Verdad, verdadera!.
· BULLABESA DE ESPINACAS ·
(La bouillabaisse d'épinards de Jeannine)
Para 2
Ingredientes
2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
1/2 cebolla
1 diente de ajo
1 puerro
1 tomate rallado
1 patata grande o 2 medianas, cortadas en rodajas de unos 0,5 cm. más o menos.
Azafrán
500 mililitros de agua
1/4 de cucharadita de semillas de hinojo (o hinojo seco)
1/4 de cucharadita de semillas de anís estrellado ( o badiana)
Un trocito de piel de naranja seca
1 hoja de laurel
Sal
100 gramos de espinacas
2 huevos
Para acompañar:
Pan frito (puede ser con ajo fregado)
Elaboración
Limpia y pica la cebolla, el puerro y el ajo.
En una olla/cacerola (si puede ser de barro mejor), verter el aceite y rehogar en él la cebolla, puerro y ajo. A fuego medio, que no se queme.
Seguidamente añade el tomate rallado, rehoga.
Añade las patatas, removiendo para que se mezcle con el sofrito.
Del agua que tienes, aparta un vaso y en él diluye el azafrán.
Añade este vaso de agua con azafrán a la olla, además del resto de agua.
Añade sal, la piel de la naranja, las semillas (en un difusor de infusiones) y deja cocinar durante 1/2 hora.
Corta las espinacas, en este caso yo usé espinacas baby, y agrégalas al guiso.
Remueve y tapa la olla.
Cocina 5 minutos más.
Parte los huevos de uno en uno y añádelos encima del guiso.
Tapa y deja cocinar hasta que la clara del huevo esté cocinada.
La culpa siempre es del mayordomo, así lo dicen en el mundillo de la novela negra pero yo me resisto a creerlo, ese hombre no podía haber matado ni a una mosca, mi abuela confiaba ciegamente en él y a mi no me quedaba otra que creerlo, no por ella, sino por el aspecto que tenía el sujeto.
Un hombre muy mayor no lo exculpa de haber envenenado a la sra. Reiko, pero su poca habilidad para recordar al personal de servicio así lo dicen, le temblaban las manos, no recordaba que había hecho al levantarse y aunque iba vestido impoluto llevaba los zapatos al revés. Mi abuela no podía despedirlo, el día que iba hacerlo él lo adivinó y se puso a llorar, no quería dejar de trabajar ¿qué haría él sin esa rutina?, y mi abuela decidió que podía seguir en casa.
Cuando invitamos a la sra. Reiko a tomar el té nunca pensamos que sería la última vez, habíamos preparado unos mini bizcochos y mi abuela se preparaba para pasar una hermosa tarde en compañía de su amiga. Todo iba bien, escuchábamos sus risas desde la sala y su parloteo absurdo hasta que de repente, la abuela chilló, eso no era buena señal.
Y allí estaba la sra. Reiko, tendida en el suelo, mi abuela desmayada en su silla y el mayordomo gritando __la culpa no ha sido mía, la culpa no ha sido mía__.
La idea viene de Japón, una mamá hizo estos “mini bizcochos carpa” y me encantó. Adoro a los Japan Koi por su significado y por su belleza. La leyenda dice que los peces que conseguían nadar río arriba hasta la cascada y remontarla se transformaban en dragones como recompensa al esfuerzo. Estos bizcochos no tienen mucho esfuerzo así que no nos convertirán en dragones pero nos sacarán una sonrisa.
· MINI BIZCOCHOS CARPA ·
Ingredientes
3 huevos L
1 yogur griego natural
1/2 vasito (del yogur que he usado) de aceite de oliva
El zumo de 1 limón
La ralladura del limón
3/4 del vasito de yogur de eritritol o 1 vasito de yogur de azúcar
1 sobre de levadura en polvo
2 vasos y medio de harina
Elaboración
Precalienta el horno a 180º C.
Mezcla con batidora los huevos, el yogur, el aceite y el limón, o mezcla con varillas.
Añade el resto de ingredientes y bate hasta tener una masa homogénea.
Vierte la mezcla en los moldes "Koi".
Hornea 25 minutos o hasta que la masa esté dorada.
Decora con glasa y chocolate como se ve en las fotos o vídeo.
Relato, video y fotografías @catypol - Circus day.
Mamá le dije al señor Gustavo que viniera a comer, su hija está de viaje y no quiero que coma solo._ me comentó mi hija justo cuando iba a repasar la vajilla para asegurarme que estuviera perfecta. Y yo le dije a la señora Adelaida que también viniera, ¡uy! lo siento mami, no te lo comenté, se me olvidó, ayer la vi sentada en el parque y parece tan triste desde que su marido se fue._ fue el siguiente comentario que recibí de mi hijo pequeño, el salvavidas del vecindario. Bueno, al menos esta vez conozco a los comensales, hubo un año que me trajeron a un vagabundo y el pobre estaba más avergonzado que nosotros.
Bien, estas fiestas pondremos dos platos más, por ahora, veremos a medida que pasa el día qué sucede, conociendo a mi familia pueda que hasta Papá Noel venga a comer después de haber pasado su noche "loca" por el Mundo, y alguno de mis hijos lo hay convencido para que se apunte al evento. ¡Huuummm! se me olvidaba, debo incluir a Lolo, el amigo invisible de Marta, o vamos a tener una comida llena de berridos y reproches, ¡uff!, vale, tres platos más.
Cariño_ me dice mi marido mientras me besa. Le he dicho a mi jefe que se venga a comer, ya sabes que los divorcios son duros y él tiene a su familia lejos, no te importa ¿verdad?_sigue hablando mientras me ayuda a poner la mesa. Y ¡bueno! se me olvidaba que el "grandullón" también tiene un gran corazón, así que no me quejo. De acuerdo, pero tendréis que ayudar todos, invitados incluidos_ dije yo intentando poner voz seria, aunque por dentro me siento feliz de formar parte de una familia como la nuestra.
Recuerdo mi niñez, el día de Navidad es el cumpleaños de mi madre y todos nos reuníamos en casa, somos una familia muy grande por lo que la mesa era laaargaaa, los chillidos presentes y el olor a comida también. En esa comida no faltaba el tambó d'ametlla, es nuestro guirlache, casero, fácil y sí, muy calórico, jeje, pero bueno, es Navidad, no?.
Ten cuidado a quemarte, pero es un turrón de almendra fácil y muy dulce con el que si no te atreves a elaborar otros con éste puedes empezar y en poco tiempo ya lo tienes en la mesa, recuerda en dejarlo enfriar.
· TAMBÓ D'AMETLLA ·
Ingredientes
200 gramos de almendras peladas y tostadas
200 gramos de azúcar
1 limón
Elaboración
Pon una sartén al fuego, vierte las almendras y seguidamente el azúcar, deja que el azúcar se funda y remueve para que no se queme.
Mientras pon un poco de aceite o bien en un mármol o sobre una bandeja de metal.
Cuando toda la mezcla está bien fundida pasarla, con cuidado a no quemarte, sobre la bandeja y con el limón partido aplana el turrón.
Deja enfriar.
Una vez frío trocea con las manos.
Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day.
Una mañana cualquiera, Filomena —la vecina más divertida del edificio, y posiblemente la más ruidosa— llamó a la puerta de Clara con un pastel filo entre las manos.
—¡Prueba esto! Lo hice yo misma… y no preguntes qué lleva —dijo, guiñando un ojo como si estuviera en una misión secreta.
Al morder el pastel filo, algo crujió. Era… ¡una nota! Con los dedos llenos de queso, Clara desplegó el papelito grasiento. Decía:
“Reunión secreta esta noche. Trae el cazamariposas rosa.
Filomena.”
Esa noche, Clara bajó al patio trasero con el cazamariposas rosa que usaba su gato como juguete. Encontró a Filomena esperándola detrás de una maceta gigante, con una linterna en la frente.
—¿Lista para la caza? —susurró Filomena, dramáticamente.
—¿De mariposas? —preguntó Clara, confundida.
—¡No! ¡Del tipo del tercero B! Estoy convencida de que oculta un laboratorio secreto en su piso. ¡Lo vi entrar con un saco lleno de naranjas! Un saco, Clara.
No descubrieron laboratorios secretos, pero rieron tanto que Clara deseaba repetir la aventura. Ahora, cada vez que huele pastel filo, sonríe y se prepara, por si Filomena aparece otra vez con alguna nueva misión… y una nota secreta escondida en el postre.
· PASTEL FILO DE QUESO Y NARANJA ·
Ingredientes
600 gramos de ricotta fresca
250 gramos de queso crema
165 gramos de azúcar
1 cucharada de fécula de maíz
3 huevos
1 cucharada extracto de vainilla
60 mililitros de zumo de naranja
2 cucharaditas de ralladura cáscara de naranja
8 hojas de pasta filo
50 gramos de mantequilla sin sal, derretida
Azúcar glas, para espolvorear (opcional)
Hojas de tomillo limonero, para servir (opcional)
Molde desmontable redondo de 22 cm.
Precalienta el horno a 180º C.
Elaboración
Cubre la base y los lados del molde con papel de hornear.
Coloca la ricotta, el queso crema, el azúcar, la harina de maíz, huevos, vainilla, jugo de naranja y cáscara de naranja en la túrmix o Thermomix y bate hasta que quede suave.
Reserva.
Cepilla la mitad de las hojas de pasta con mantequilla (coloca una toalla de cocina húmeda en la parte superior de las hojas de pasta restantes para evitar que se reseque).
Sienta cada hoja, una encima de la otra para crear un rectángulo.
Repite con el resto hojas de pasta para crear un segundo rectángulo.
Cubre el molde con 1 rectángulo y coloca el segundo rectángulo en cruz en la parte superior para cubrir la base y los lados del molde, dejando el exceso de masa en voladizo.
Vierte la mezcla de queso en el molde y alisa en una capa uniforme.
Dobla el exceso de masa para encerrar y cepillar con mantequilla.
Coloca en una bandeja para hornear grande y cuece durante 45 minutos o hasta que el relleno esté cocinado y que la masa esté crujiente.
Deja enfriar en el molde por completo.
Espolvorea con azúcar glas y sirve con hojas de tomillo limonero.
La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?. Así que un día se escapó decidida a recorrer la ciudad sin sirvientes, y a su aire, igual que si estuviera de vacaciones, sin agendas, ni protocolo, ni horario marcado. Pero no contó con él, no contó que él la cautivaría con sus palabras, con aventuras, que de otra manera jamás habría vivido, y con su atractivo. Ninguno dijo la verdad hasta que llegado el momento eran los sentimientos los que sin decir nada hablaban, no tuvieron que decirse mucho para saber cuál era el lugar de ambos, una historia que no podía terminar de otra manera.
Vacaciones en Roma fue la primera película que hizo la actriz Audrey Hepburn en el cine, y con ella ganó un Oscar a la mejor actriz principal, y con ella se hizo famosa. Rodada en 1953, en la ciudad de Roma, con escenarios auténticos, nos enseña una ciudad llena de luz y bullicio tan característico de los países Mediterráneos.
Nuestra querida Mon del blog April's Kitch, celebra su tercer aniversario, y nos propone celebrarlo con ella con un particular concurso con el que he disfrutado de principio a fin. Primero eligiendo la película, que deben ser entre los años 50 y 65, y habiendo visto de pequeña en el ciclo de cine en blanco y negro peliculas de esos años me emocionó mucho. Elegí esta película por la protagonista, dijo en alguna ocasión que ésta era una película especial para ella, además fue el inicio de una bonita amistad con Gregory Peck, y se nota la complicidad de ello en el film. A mi me encanta subida en la famosa Vespa, con esa cara de alegría, también en esta película se corta el pelo y disfruta de las cosas simples de la vida.
Pero tengo que decir que en esta película comer comen poco, la verdad, ella come un helado en la plaza de España, o pide una copa de champán, en un bar, y él un café frío. Así que mi querida Mon, nos pedías creatividad para impresionar, y yo, siendo Roma (el municipio que no la capital) bañada por el mar Mediterráneo, decidí usar uno de los frutos de este mar para hacerlo, eligiendo un pescado delicioso y colorido para que la receta presentada sea no solo deliciosa al paladar si no que también fuera bella a los ojos de todos. Además, esta receta la acompaña la película (vídeo receta), que en este caso, como yo he tenido que grabarlo ha sido Tomás el que ha seguido mis directrices para realizar la receta.
Título: Pastel de pescado Director y editor: @catypol Música: Michael Chapman Reparto: Tomás Duración: 7:15 M
Sinopsis: Se trata de una receta sencilla, con ingredientes de buen precio para todos, que si el pescado es fresco mejor pero si no es así y es congelado también va bien. Y que es tan fácil y delicioso que puede hacerlo hasta los que no se atreven a cocinar. El final siempre es degustarlo en compañía y con amor.
· PASTEL DE PESCADO ·
Ingredientes
16 Lomos de salmonete para este molde de 21,5x11cm
230 gramos de merluza
230 gramos de gambón
Aceite de oliva
150 gramos de cebolla, cortada en bruonise
2 ajos, picados
3 huevos grandes
1 cucharada harina
1 tacita caldo de pescado
Manteca de cerdo
Sal y pimienta
Mise en place:
Limpia el pescado, en caso de que sea necesario o pídele al pescadero que lo haga por ti.
Corta a trozos la merluza y el gambón.
Reserva 3 gambones para decorar.
Pica la cebolla y los ajos.
Bate los huevos.
Enmanteca el molde, con manteca de cerdo (la consistencia hará que se peguen con más facilidad los lomos al molde, cosa que con el aceite no pasará).
Ve colocando/pegando los lomos de los salmonetes (sin espinas), a la pared del molde enmantecado, quedando la parte rosada (piel) hacía la pared del molde.
Cuando los tengas todos colocados, en la base del molde coloca 3 gambones (si el molde fuera más grande se pondrá más cantidad, tanto de salmonetes como de gambones).
Deja el molde preparado en el frigorífico mientras haces el relleno.
El relleno:
Pon aceite de oliva en la sartén, a fuego bajo, cuando esté caliente sofríe la cebolla y los ajos.
Cuando transparenten, añade la harina, remueve hasta que la harina se cocine y para que no se queme. Cuando la harina está tostada añade el caldo, y remueve hasta que espese.
Saca de la sartén y ponla en un plato para que enfríe.
Precalienta el horno a 180 ºC.
Prepara una fuente para baño María, y calienta agua.
Una vez fría añade el pescado cortado a trozos y el gambón.
Remueve y salpimienta.
Añade los huevos batidos y mezcla todo el preparado.
Saca el molde del frigorífico.
Vierte dentro la mezcla de pescado y huevos.
Tapa con un poco de papel de aluminio.
En la fuente (para el baño María) vierte el agua hirviendo, con cuidado.
Coloca el molde dentro del agua.
Hornea durante 1 hora, o hasta que el relleno esté cuajado.
Final.
Sirve caliente, a temperatura ambiente o fría, eso ya depende del gusto de cada uno.
A mi me gusta a temperatura ambiente, que no esté fría del frigorífico.
Acompaña con verdura, o con ensalada, o con mayonesa, salsa rosa...
Nota: Esta es una receta mallorquina, solo que antiguamente se hacía con pescado que ahora no es tan asequible como lo era antes, y por supuesto hecha con producto totalmente Mediterráneo: cap roig (cabracho), langosta y salmonetes.
¡Ah! y con Champán o cava, para brindar por este maravilloso aniversario de April's Kitch.
¡Feliz cumple blog, qué cumplas muchos más!.
Con esta receta participo en el concurso cocina de cine
En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como DonQuijote los vio, dijo a su escudero: la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. ¿Qué gigantes? dijo Sancho Panza.
Don Quijote de la Mancha
Si Don Quijote fuera un personaje de estos tiempos no estaría mal visto que viera gigantes, quizás en vez de buscar aventuras y vivirlas sobre un caballo lo haría en la red, buscaría a Dulcinea enInstagramcon Sancho. Quizás en vez del Yelmo (bacía) que decía que estaba encantado, llevará unos cascos para escuchar lo último de las listas, para que el encantado fuera él. Quizás su nick fuera Rocinante y su lugar de residencia fuera El Toboso, o quizás no. Yo no pude evitar pensar en él cuando hice estos molinetes, no pude quitármelo de la cabeza, hasta en la fotografías se ve reflejado, no sé me pareció divertido.
Además quería presentaros de una manera bonita una mermelada que me regaló Raúl de El Oso con Botas, en nuestro viaje a Madrid, hijo nuestro, ha sido muy fácil incluirte en la "familia" eres una persona maravillosa.
No, no enloquecerás por leer este post y no me quemes en la hoguera, tómatelo con humor que hablamos del ingenioso hidalgo sin título ni postín y que nos trae dulce aunque no sea de su amada.
· MOLINETES DE BRIOCHE ·
Ingredientes
500 gramos de harina de fuerza
100 gramos de leche
100 gramos de aceite de oliva virgen extra
50 gramos de azúcar
3 huevos medianos
30 gramos de levadura prensada
1 cucharadita de sal
Mermelada (opcional)
1 huevo para pincelar la masa antes de hornearla
Elaboración
Calienta la leche, no la hiervas, unos 20 segundos en el micro va bien.
En un cuenco grande o en una amasadora mezcla la harina, los huevos, la sal y el aceite.
Mezcla un poco y seguidamente añade la leche con la levadura.
Amasa hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.
Deja levar hasta que doble el volumen.
Para hacer los molinetes tienes que formar cuadrados con la masa, aplanarlos con un rodillo, rellena un poco con la mermelada si los quieres rellenos y darle forma con las puntas para formar el molinete (como en el vídeo).
Pincela los molinetes con huevo y deja levar un poco más.
Precalienta el horno a 200º C y hornea los molinetes durante 15 - 20 minutos.
Nota: Se puede usar toda la masa para hacer los molinetes o simplemente hacer unos cuantos y el resto usarlo todo para un brioche más grande.
En pleno salón con moqueta marrón y cortinas que parecían sacadas de una telenovela venezolana, la abuela Paquita servía sus famosas empanadillas, rellenas de lo que hubiera en la nevera y mucho cariño. —¡Esto es receta de guerra y de gloria! —decía.
En la esquina, un televisor extranjero que hablaba en alemán mostraba anuncios de salchichas bávaras mientras Paquita lo golpeaba con una zapatilla para que volviera a TVE. —¡Ponme a Doña Rogelia, que hoy canta a Camilo Sesto! —protestaba.
Era pleno 1983, y la casa olía a ensaladilla, crema de chocolate y nostalgia. El primo Javi apareció con hombreras, la hermana con calentadores, y el perro con una peluca. El televisor, cansado de ser golpeado, decidió por su cuenta sintonizar una misa polaca. —¡Basta, esto no es Rogelia! —gritó Paquita, empanadilla en mano, lista para la batalla.
En esta ocasión preparé empanadillas con ensaladilla rusa, quería una versión salada, pero después preparé una versión dulce con crema de chocolate, la tentación pudo más.
· EMPANADILLAS DE PAN DE SANDWICH ·
Ingredientes
Pan de molde
Relleno salado o dulce
Utensilios
Rodillo de cocina
Molde para empanadillas pequeño
Elaboración
Poner una rebanada de pan sobre el molde de empanadillas.
Poner un poco de relleno y cerrar el molde, apretar. Quitar el sobrante y listo.
Nota: no rellenes mucho la rebanada, ni aprietes demasiado fuerte o puede que el relleno salga por el otro extremo.
Íbamos corriendo por el jardín como conejos buscando comida, casi saltando entre la maleza, para encontrar los huevos que, hábilmente, habían escondido los mayores, a veces en desesperación nuestra. Pero poco a poco los encontrábamos entre piedras o incluso entre las ramas más bajas de los árboles, ¡qué alegría! ¡qué buen tiempo aquel!.
Ahora, de mayor, lo recuerdo con cariño, toda la familia festejaba la Pascua entre huevos de chocolate y buen tiempo, risas y bromas, cestas y conejitos de golosinas. Ahora, de mayor, ya no es lo mismo, no, no es igual, pero mi corazón se salta un latido cuando recuerda los buenos momentos de familia, incluso con amigos, eran buenos tiempos, eran tiempos de bonanza, la magia desaparece cuando nos hacemos mayores.
Tengo que explicar que el relato es solo eso, un relato, en mi niñez y en Pascua no había huevos para nosotros, nosotros somos de empanadas, cocarrois, robiols, crespells, pero huevos no, no buscábamos nada en el jardín y aunque si, son buenos recuerdos para mi, igual me hubiera gustado comerme un huevo de chocolate, jeje.
Estos huevos de panna cotta de lima parecen una complicación, pero no, lo único es paciencia por el enfriado por lo que si los haces de un día para otro no te dará la sensación que esperas. Y también tienes que tener un molde en forma de huevo, si no, no pasa nada, puedes hacerlos en vasito y agujereas igual para ponerle el círculo de mango, serán huevos al vaso, jajaja, quedarán bonitos igual, creo yo. Como me gusta la fruta ácida y el mango con la lima lo es, me ha encantado el contraste dulce/ácido, y son tan buenos de comer como los de chocolate ;)
· PANNA COTTA DE LIMA Y MANGO ·
Ingredientes
200 ml de nata 35%
200 ml de leche
4 hojas de gelatina
1 lima (zumo)
60 gramos de eritritol o 100 gramos de azúcar
1 mango
1 lima (zumo)
Elaboración
Remoja la gelatina en la leche.
Lleva a ebullición la nata.
Baja el fuego.
Cuando hierva añade el zumo de lima, el eritritol o el azúcar y la leche con la gelatina.
Remueve bien, hasta que se disuelva bien la gelatina.
Cuela ante de poner en el molde por si quedara algún grumo.
Deja enfriar a temperatura ambiente y después lleva al frigorífico toda la noche o hasta que se solidifique la panna cotta.
Con un sacabocados, saca el círculo de la panna cotta.
Reservar.
Pela y corta el mango en trocitos.
Bate junto con el zumo de lima hasta quedar un puré.
Vierte el puré de mango en los círculos de los huevos y lleva al frigorífico hasta la hora de servir.
Nota: si quieres puedes usar mermelada de mango en vez de hacer puré, pero pensé que sería todo demasiado dulce.
Viajar es lo que más me gusta, y aunque lo haga poco, me siento feliz cada vez que ocurre. Girar el globo terráqueo y pararlo con la punta del dedo para ver dónde cae me llena de ilusión. Luego, investigar sobre el lugar: transporte, comida, dónde alojarme, qué visitar, leer opiniones de otros viajeros, aventureros que ya han vivido esa experiencia.
Si el viaje es largo, también planifico qué hacer durante el vuelo: qué leer, qué ver, dónde sentarme para estar cómoda… ya sabes. Pero lo que más me gusta es imaginar todo lo que voy a vivir, cómo me sentiré, las fotos que tomaré. Casi parezco una niña pequeña que acaba de recibir su juguete soñado.
Subir en globo, comer canelones, bailar al son de una banda callejera, tomar un cóctel, conocer a alguien… sí, conocer a alguien también está en mis planes. Quizás enamorarme, no sé, vivir la experiencia a tope. Sonreír a lo desconocido siempre me provoca cosquillitas en el estómago, dejar volar la imaginación y contarme una historia que solo yo puedo inventar. Y con un final colorín colorado, este cuento se ha acabado.
La mayoría de personas que me rodean, si les hablo de canelones pensarían en los canelones de pasta, y ¡claro qué nos gustan! seguramente son los más famosos, los que más se hacen en el mundo, pero, si no puedes comer gluten también existen otras alternativas igual de ricas como hacerlos con verduras, como estos de berenjena aunque también pueden ser de calabacín, se presta a ello, ¿no crees?.
· CANELONES DE BERENJENA ·
Ingredientes
2 berenjenas (tamaño medianas/ pequeñas)
350 gramos de carne picada de vacuno
3 dientes de ajo
1/2 cebolla
Aceite de oliva
Tomate frito
Sal
Pimienta negra molida
Orégano (seco)
Queso mozzarella rallado
Albahaca (para servir)
Para el relleno:
Picar el ajo y la cebolla.
Pocharlos en una sartén con aceite de oliva hasta que estén transparentes.
Añadir la carne picada y cocinarla completamente.
Incorporar 5 cucharadas de tomate frito.
Salpimentar al gusto y añadir una cucharadita de orégano.
Cocinar durante varios minutos para que los ingredientes y los sabores se integren bien.
Dejar enfriar antes de usar.
Para las berenjenas:
Cortar la berenjena longitudinalmente en láminas.
Dorar las láminas de berenjena por cada lado en la plancha engrasada con aceite de oliva.
Reservar.
Montaje:
Coloca una lámina de berenjena sobre una tabla.
Añade una cucharada de carne picada en el extremo ancho de la berenjena.
Enrolla la berenjena con cuidado, dejando la carne en el interior y el cierre hacia abajo para evitar que se abran los canelones.
En una fuente o bandeja para horno, distribuye unas cucharadas de tomate frito.
Coloca los canelones de berenjena encima.
Añade un poco de tomate frito sobre cada canelón.
Termina con queso rallado por encima.
Hornea a 200 ºC durante 20 minutos, hasta que el queso se derrita y se dore ligeramente.
Sirve y decora con albahaca fresca.
Relato, fotografías y vídeo @catypol - Circus day.
Ella vivía a un par de casas de la suya. En una pequeña casa de color blanco, con persianas verdes y un pequeño jardín interior, grandes ventanas dejaban entrar toda la luz del día. Él le decía que, por la mañana, cuando hacía café, el aroma se percibía desde su casa, y eso le hacía sonreír, porque sabía que ella ya se había levantado. ¿Y ella? Ella se emocionaba cuando se lo contaba; su cara se teñía de rosa y bajaba ligeramente los párpados, un poco avergonzada. ¿Y él? A él le parecía lo más maravilloso del mundo; aún tenía un poco de galán, a pesar de que la enfermedad se alojara en una parte de su cuerpo.
Al mediodía, cuando él sabía que la cocina de ella estaría en funcionamiento, se la imaginaba con el delantal puesto, boleando albóndigas y cantando una antigua canción con su voz ronca por la emoción. Imaginaba estar sentado en la mesa de la cocina, escuchándola y mirándola con amor, como siempre hacía cuando la veía pasar delante de su casa para ir al mercado. Imaginaba ayudándola a hacer las albóndigas de pan que tan bien sabían, imaginaba estar junto a ella. Y aunque solo fuera por imaginar, la sentía cerca, a un par de casas de la suya.
Hace una semana nos escribió Inés, ella tiene un blog de cocina de mercado, ella a través de un amigo de trabajo conoció una historia. La historia es la vida de Jontxu, un niño de 8 años con una enfermedad poco común, Leucodistrofia. Su familia creó el proyecto The Walk on Project, y ella para aportar su pequeño granito me ha sugerido si quería participar con una receta por una buena causa. Una receta, sencilla, que nos arrancara una sonrisa, que nos llevara a nuestra niñez, sin ingredientes de lujo, para publicar en el blog el día 29 de febrero, un día que solo tenemos cada cuatro años, un día especial, para una receta especial, para un niño especial.
Y yo participo con una fácil, sencilla y familiar receta, una receta que mi madre nos hacía de pequeños y que siempre nos ha gustado mucho. Esta receta es mi única herencia de mi abuela paterna, una gran mujer (Conquense) que yo no conocí pero que mis hermanos hablan maravillas de ella, una mujer ciega que atendía a un marido y a dos hijos. Mi madre aprendió a hacer estas albóndigas de pan según la receta de mi abuela y ella me enseñó a mi. Espero que guste mi pequeña aportación.
"Nota: por los visto estas albóndigas se les llama huevos tontos, una receta básica del recetario español, pero en casa siempre fue albóndigas de pan, . ¡Ah! y en Extremadura las llaman repápalos.
· ALBÓNDIGAS DE PAN DE MI ABUELA ·
Ingredientes
100 gramos de pan pagés (mejor pan que tenga un día o dos)
3 cucharadas de agua
2 huevos M
3 ajos picados
1 cucharada de perejil picado
Sal
Aceite para freír
Elaboración
Quita la corteza del pan y desmenuza la miga.
Mézclala con el agua, los huevos y el ajo picado, añade el perejil y mezcla bien.
Salpimienta al gusto.
Forma bolitas con dos cucharas y fríelas en aceite caliente hasta que estén doradas.
Puedes servirlas con salsa de tomate o añadirlas a guisos.
Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day.
Queda poco para que llegue el día. Tengo su regalo envuelto en colores, guardado dentro de mi mesita de noche. Metí toda mi ilusión de niña traviesa dentro, para que cuando lo abra se impregne de ella, y vuelva a cogerme entre sus brazos, me eleve hacia el cielo y vuelva a sonreír como cuando se acordaba, cuando me recordaba, como cuando no tenía que decirle nada, cuando con solo mirarnos sentíamos el revolotear de mariposas en su estómago y en el mío.
No creáis que estoy divagando ni penséis que todo esto es absurdo. Me lo prometió, me dijo que el amor, aun cuando se pierde en el pensamiento, deja marca en el corazón. Y si al verme sus ojos brillan, es la señal para darme por enterada de que todavía habito dentro de él, para darme paso a sentirlo, abrazarlo y decirle lo mucho que le quiero.
Dedicado a todos aquellos con demencia senil o Alzheimer y a sus familias.♥️
Los últimos ocho años de vida de mi abuela los pasó con demencia senil. Empezó poco a poco, con detalles a veces sorprendentes en su conducta, hasta que poco a poco su memoria se fue borrando y, con ella, todos los demás recuerdos. Fue duro, siempre lo es. Esa mujer fuerte, luchadora y rebelde se convirtió en un cuerpo más que nada; aun así, vivió hasta los 95 años.
Ella fue una mujer importante en mi vida. Nacida en 1903, vivió momentos importantes de la historia española, y su historia me la contaba sentada en una silla baja de cuerdas —seguramente cordada por ella misma— junto al fuego de la chimenea. Siempre pensé que demostraba el amor luchando por lo suyo o por los suyos. No era demostrativa en besos, abrazos o palabras, pero sus ojos decían mucho.
Se llamaba María, y seguramente veréis pinceladas de su vida en mis relatos, algunas inventadas y otras reales. Un dato que sí era real: le encantaban las cocas, saladas o dulces, y aunque en casa las hacíamos en ocasiones especiales, y esta receta no es la tradicional, siempre había un buen trozo para ella.
Abuela, yo sé que con el abuelo fue: "contigo, pan y cebolla". ¡Va por vosotros!
· COCAS DE CEBOLLA ·
Ingredientes
1 plancha de hojaldre
1 cebolla roja
Aceite de oliva
1 huevo
Sal
Pimienta negra molida
Elaboración
Precalienta el horno a 200 ºC.
Corta la cebolla en juliana fina y pequeña.
En un bol, mezcla la cebolla con una cucharada de aceite de oliva, sal y pimienta.
Añade el huevo y mezcla bien.
Puedes usar toda la plancha de hojaldre o formar corazones, como he hecho yo.
En cualquier caso, pincha la masa con un tenedor y pincélala con aceite de oliva.
Distribuye la mezcla de cebolla sobre la masa y hornea hasta que se dore.
Saca del horno y deja reposar antes de servir.
Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.