En un remoto pueblo de montaña en Japón, donde el otoño teñía los bosques de un cálido manto de colores, la temporada de castañas estaba en pleno apogeo. Los ancianos del pueblo, con arrugas marcadas por el tiempo y una sabiduría que solo los años podían otorgar, se reunían bajo los árboles para recoger las castañas con un cuidado meticuloso que solo podía equipararse al buen hacer de los artesanos.
En medio de esta efervescencia otoñal, se encontraba un pequeño café con una influencia inesperada de Francia. En ese acogedor establecimiento, un chef japonés talentoso y apasionado había creado un postre que se había convertido en la delicia de la temporada: el Mont Blanc. Cada porción de esta exquisita creación era una obra de arte, con montañas de puré de castañas adornadas con una fina capa de crema de castañas y merengue. Era un regalo para los sentidos, un homenaje al buen hacer japonés y una celebración de la belleza del otoño.
En las tardes, cuando el sol se ocultaba detrás de las montañas y el cielo se teñía de tonos cálidos, los lugareños se reunían en el café. Los ancianos, con sus historias y experiencias de vida, compartían sus sabidurías con los jóvenes, mientras estos últimos aportaban la energía y el entusiasmo de la juventud. La sonrisa del alma, la conexión entre generaciones, se manifestaba de manera palpable en esas reuniones, en medio del cálido ambiente del café y la nieve que comenzaba a cubrir el paisaje.
El Mont Blanc, con su sabor delicado y textura suave, se convirtió en el vínculo que unía a todos, pues todos iban allí a comerlo. Era un recordatorio de que, al igual que las estaciones cambian y la nieve cae, la vida continúa con sus ciclos naturales. En ese rincón de Japón, en medio del otoño y la montaña, el postre Mont Blanc se convirtió en un símbolo de tradición, amor, y el eterno ciclo de la vida.
Te explico el caso de cómo encontrar una boquilla llamada "spaghetti" o "césped", aunque yo creo que no son la misma, pues en otras fotografías se ve un spaghetti más grueso y en las mías no es así.
El Mont Blanc es un postre tanto francés cómo italiano (Monte Bianco), pero también muy popular en Japón. Compuesto de una crema de castañas, tapando una bola de chantilly sobre una base de bizcocho. Cada país nombrado le da una textura diferente, el país Nippon hasta le cambian las castañas por calabaza o batata morada.
· MONT BLANC CUPCAKES ·
Ingredientes para las magdalenas
- 210 gr. de harina de repostería
- 250 gr. de azúcar
- 2 cdtas. levadura en polvo
- 1/2 cdta. sal
- 250 ml. leche
- 2 huevos grandes, a temperatura ambiente
- 100 gr. de mantequilla, a temperatura ambiente
Ingredientes para el chantilly
- 200 ml. nata para montar muy fría
- 2 cdas. azúcar glas
- 1 cdta. azúcar avainillado, opcional
Ingredientes para el frosting de castañas
- 250 gr. de crema de castañas
- 200 gr. de mantequilla, temperatura ambiente
- 1 cdta. azúcar avainillado
Elaboración
Precalentamos el horno a 180º C. Tamizamos y mezclamos los ingredientes secos de la magdalena. Aparte, batimos hasta blanquear los huevos, y le vamos añadiendo poco a poco los ingredientes secos, intercalando con la leche, finalmente le añadimos la mantequilla y batimos hasta que se convierta en una crema espesa.
Vertemos la masa resultante en cápsulas para magdalenas o cupcakes, hasta 3/4 partes de la cápsula. Llevamos a hornear durante 20 minutos, o hasta que al pinchar la masa con un tester, éste salga limpio. Dejamos enfriar.
Mientras montamos la nata bien fría, con el azúcar. Una vez montada, llevamos por una hora al congelador.
Para el frosting. Batimos la crema de castañas con la mantequilla y el azúcar avainillado hasta conseguir una crema espesa. Pondremos la crema conseguida en una manga pastelera a la que hemos puesto con anterioridad una boquilla "spaghetti" o "césped".
Montaje
Vaciamos un poco el centro de la magdalena, con una cuchara o manga pastelera ponemos una bola de nata, en ese centro vacío de la magdalena. Con la manga pastelera que contiene el frosting formamos una montaña rodeando y tapando el centro de nata. Así lo hacemos con todos los cupcakes. Terminamos la montaña con un poquito de nata montada, para aparentar la nieve que hay en el Mont Blanc.
Relato y fotografías @catypol - Circus day.