Todo empezó una tarde soleada en la esquina más animada del barrio: entre la tienda llena de cómics y el café “Trufa Total”, famoso por sus bombas calóricas con forma de trufas de chocolate y nombres como “Choco-Apocalipsis” o “Muerte Súbita en Almendra”.
Allí estaban ellas: cuatro chicas locas por el funk, con pantalones acampanados, gafas de sol más grandes que sus caras y una playlist imparable de James Brown, Bootsy Collins y algún remix turco que solo ellas entendían.
—¡Hoy es el gran día! —gritó Luna, la líder del grupo, mientras practicaba su “paso explosivo de cadera con giro de codo”.
—¿Qué día? —preguntó Violeta, que siempre se unía a todo, pero no se enteraba de nada.
—¡El día de la “Funky Invasión”! Vamos a tomarnos una trufa cada una, hacer un flashmob en la tienda de cómics y conquistar corazones con ritmo y cacao —explicó Carla, mientras se ajustaba el pañuelo psicodélico.
Mientras tramaban su entrada triunfal, alguien observaba con una mirada indiscreta desde detrás de una pila de cómics de Batman: era Hugo, el encargado tímido de la tienda, un experto en multiversos y tartamudeos súbitos ante mujeres bailando.
—¡Que vienen! —gritó al verlas entrar con una coreografía que mezclaba funk, aeróbic y algo que parecía defensa personal contra avispas.
Justo en ese momento, una profesora en bicicleta entró como una flecha, derrapando junto a la estantería de cómics manga.
—¡He oído música funky y he venido volando! —exclamó—. ¡Soy profe de Historia pero los viernes enseño bailes de los setenta en mi azotea!
Se unió al baile sin bajarse de la bici. Fue glorioso. E improbable. Giraba, hacía caballitos, lanzaba folletos de su clase como confeti. Un Spiderman tamaño póster salió volando por la ventana.
El pobre Hugo, entre funk, trufas y pedales, no sabía si declararse fan o pedir un tranquilizante.
Entonces, Violeta, en pleno breakdance improvisado, chocó con la vitrina de las trufas, provocando una explosión de chocolate que alcanzó al Hombre Araña, al profesor Xavier y a tres Pokémons.
—¡Esto es arte! —gritó Luna—. ¡Chocolate + funk = vida!
El dueño del local salió, contempló el caos y dijo:
—Solo tengo una pregunta: ¿pueden venir todos los sábados?
Y así, desde entonces, cada fin de semana en la tienda se celebró el “Funky Trufa Day”. Se vendían cómics, se bailaba sin vergüenza, y se regalaban trufas al ritmo de “Get Up (I Feel Like Being a) Chocolate Machine”.
Y Hugo… bueno, Hugo acabó bailando. Mal. Pero con mucho corazón. Y con una trufa en cada mano.
Por todos es conocida la mona de Pascua de chocolate, muchos pasteleros se afanan en tenerlas listas para la fecha señalada, como Escribà que presenta cada año unas monas monumentales, creo que es todo un acontecimiento para los ciudadanos y la verdad es que son impresionantes. Mi idea no es hacer una mona, para nada, ni tan siquiera hacer los perfectos huevos de chocolate que tanto nos gustan y que cada vez más tenemos a nuestro alcance. No, yo quería hacer trufas, de chocolate, eso sí, pero trufas al fin y al cabo. Pero para rizar el rizo, las trufas debían tener un "algo" diferente, porque si no aunque la mona se viste de seda, mona se queda, ¿verdad?
Los chicos de Anar de tapes, me preguntaron si estaba interesada en participar en un concurso de cocina que hacen mensualmente con temática diferente, y este mes el tema es el chocolate. Así que inspirada en un libro de Maxine Clark, me puse a ello, sólo que esta vez es una receta para apasionados del chocolate y del picante, que con un divertido packaging se ha convertido en otra receta Circus, ¿el grado del picante? lo eliges tú.
· TRUFAS DE CHOCOLATE Y CHILE ·
Ingredientes para la trufa
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170 gr. de chocolate negro troceado
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25 gr. de mantequilla
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200 ml. nata para montar
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1 cdta. de chile en polvo (cayena, jalapeño, pasilla, etc.)
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1 cucharada de whisky (o ron, o coñac, o vodka, etc.)
Ingrediente para rebozar la trufa
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Cacao en polvo sin azúcar
Ingredientes para el chile caramelizado
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200 gr. de azúcar
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250 ml. agua
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2 chiles rojos, sin semillas
Elaboración
Con una cucharilla o con las manos formamos las trufas, en este caso en forma de huevos del tamaño de los huevos de codorniz, para colocarlos dentro de la huevera. Las rebozamos con el cacao, y las ponemos sobre una bandeja, las volvemos a dejar en el frigorífico hasta que endurezcan. Después las guardamos en un recipiente o cómo yo en una huevera. Añadimos unas tiras de chile caramelizado, y ya tenemos nuestras "monas" preparadas y listas para regalo.
Primero prepararemos los chiles caramelizados. Para ello, cortamos los chiles en tiras finas. Ponemos a hervir el azúcar y el agua en un cazo. Cuando hayan hervido durante 1 minuto le añadimos las tiras de chile, bajamos la temperatura y dejamos cocinar durante 25 minutos. Si lo hacemos por la noche, dejaremos los chiles dentro del cazo con el almíbar durante toda la noche. A la mañana siguiente, calentamos un poco el preparado y sacaremos las tiras de chile, las ponemos una a una sobre un papel para horno, y dejamos secar.
Para las trufas, también necesitamos prepararlas con bastante tiempo, por lo que mi consejo es preparar los chiles caramelizados la noche anterior, y las trufas también, pues así ambos preparados estarán toda la noche reposando.
Para las trufas, fundimos el chocolate, la mantequilla, la nata y el chile en polvo en una olla, con cuidado a no quemarlo. Cuando se haya fundido el chocolate añadimos el whisky, removemos bien y sacamos del fuego. Dejamos enfriar y lo ponemos un rato en el frigorífico hasta que enfríe. Cuando esté frío, lo sacamos del frigorífico y lo batimos con una batidora eléctrica, no subirá cómo cuando subimos la nata para montarla, pero un poco si lo hará. Lo pasamos a un recipiente con tapa o lo tapamos con film pero que toque la superficie del chocolate, que no quede aire dentro. Y lo dejamos toda la noche en el frigorífico.
No sé si están para ir al cielo, o endiabladamente buenas, o son Monas, no sé si sirven de regalo, o para un homenaje propio, sean para compartir o para uno mismo, disfruta.
Fotografías @catypol - Circus day.