Señoras y Señores,

Bienvenidos a Circus Day

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Hola,

Soy Caty y dirijo este circo

Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.

Hi, I'm Caty and I lead this circus.

Foodie, graphic designer, storyteller and photography amateur is a summary of what you will find here, a circus full of recipes, stories and spectacle. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, welcome to Circus day, I hope you like the show.

The Show

[CIRCUS TENT]
La carpa
[CIRCUS RING]
Pista central
[CLOWN BREAD]
Pan-yasos
[SWEET JUGGLING]
Dulces malabares
[FESTIVAL SOMERSAULT]
Festival de piruetas
[LIQUIDS TIGHTROPE WALKERS]
Líquidos equilibristas
[MALLORCA]
Mallorca
[CHRISTMAS]
Navidad

En el blog

Mostrando entradas con la etiqueta Pan-yasos. Mostrar todas las entradas
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Pan de calabaza

Cordelia Cabot es una bruja. Vive en una gran casa heredada de su familia, en medio de Meramar, un pequeño pueblo costero. Con ella viven su hermana pequeña, Florencia, y su gato Calcetines: negro como el carbón, con las patas blancas; viejo como los huesos de un muerto, tanto que Cordelia cree que nació cuando construyeron la casa.

El día de Halloween, Florencia cumplirá 16 años, y este año recibirá como regalo familiar los poderes que hasta ahora le habían sido guardados por ser demasiado joven para dominarlos. Y aunque Cordelia le había enseñado lo más básico —para que, al recibirlos, no tuviera que empezar de cero—, Florencia estaba aterrada. Pensaba que, si algo salía mal con los conjuros, terminaría enterrada en cualquier tumba del panteón familiar. Cordelia no sabía de dónde había sacado tal idea y, aunque se lo había desmentido mil veces, el carácter de Florencia se veía venir tozudo.

Así que, para disipar nervios, dudas y demás tonterías que pudieran vagar por la cabeza de su hermana, Cordelia decidió que era un buen día para enseñarle a hacer pan. Pero pan de verdad, sin magia. Eso desconcertó a Florencia: no era precisamente hábil en la cocina, y hacer calabazas con pan le parecía más difícil que conjurar una segunda cabeza a Calcetines. Solo pensarlo hizo que el gato la mirara con desconfianza y saliera corriendo de la casa: quizás esa loca quería usarlo como experimento, y no pensaba quedarse a averiguarlo… no fuera a terminar atado como el pan, ¡y con dos cabezas!




El pan de calabaza que conocemos es más bien un bizcocho que un pan, dulce y especiado. Así que como pan y no como bizcocho es difícil encontrar algo de historia relacionado, pero siendo otoño un mes que la calabaza está tan presente hornear un pan para acompañar una sopa o hacer un sándwich es de todo menos terrorífico.

Si haces calabacitas tipo panecillo individual para la cena de Halloween, seguro que a los comensales les gustará, ¿no crees?. Además hoy se celebra el #DíaMundialdelPan ;)

· PAN DE CALABAZA ·

Ingredientes para 2 panes o 4 panecillos
  • 500 gramos de harina de fuerza
  • 10 gramos de levadura fresca
  • 100 gramos de calabaza asada y en puré
  • 5 gramos de sal
  • 1 cucharada de aceite de oliva 
  • 160 gramos de agua
  • 20 gramos pipas de calabaza
  • Hilo de cocina
Elaboración
  1. Mezcla el agua con la levadura y deja reposar unos minutos hasta que se active. 
  2. Mientras tanto, mezcla la harina con la sal.
  3. Coloca la harina en el bol de la amasadora, añade la mezcla de levadura, el puré de calabaza y el aceite. Amasa hasta que se forme una masa homogénea. Incorpora las pipas de calabaza y continúa amasando durante 10 minutos, hasta obtener una textura suave y elástica.
  4. Espolvorea ligeramente la mesa de trabajo con harina y forma una bola con la masa. 
  5. Divide en dos partes, o en cuatro si prefieres hacer panecillos individuales.
  6. Corta un metro de hilo de cocina por cada pieza de masa. 
  7. Coloca el hilo en el centro de la bola y cruza en forma de cruz, girando en dirección opuesta para formar ocho secciones. 
  8. No es necesario apretar demasiado: cuando la masa leve, se formarán de manera natural los surcos que darán forma de calabaza.
  9. Coloca las masas en una bandeja de horno con papel vegetal, cúbrelas con un paño limpio y deja levar hasta que doblen su tamaño.
  10. Precalienta el horno a 200 °C. 
  11. Hornea durante 20 minutos si has hecho panecillos, o 30 minutos si son panes más grandes.
  12. Retira del horno, corta con cuidado el hilo y deja enfriar completamente sobre una rejilla.


Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Bikini

Sor Inés y Sor Margarita eran dos monjas modernas. "Muy modernas". Tanto, que se apuntaron a un congreso de vida contemplativa… en Barcelona. Pero un error en la app de mapas las desvió por completo de su destino espiritual.

—¿Sor Inés, segura que esto es el retiro?
—Lo pone aquí: “Sala de fiestas Celestial”. ¿Será una metáfora?

Entraron. Luces de neón, música a todo volumen y un camarero que les preguntaba si querían un bikini. Ellas, un poco nerviosas, retrocedieron dos pasos… hasta que vieron que a lo que llamaba bikini era un sándwich.

—Ah… era eso —dijo Sor Margarita, sonrojada.
—Menos mal. No sabía qué pensar —murmuró Sor Inés.

Intentaron salir discretamente, pero la app insistía: “Ha llegado a su destino”. Dieron vueltas por el barrio durante una hora, pasando tres veces por el mismo limpiabotas, que ya empezaba a mirarlas ceñudo.

—Madre mía, esto no puede ser lo que el Señor tenía en mente —suspiró Sor Margarita.
—Bueno, el Señor obra por caminos misteriosos… y a veces usa Google Maps —respondió Sor Inés, resignada.

Al final, decidieron volver al convento, doce horas después, con los hábitos arrugados y un poquito enfadadas. La madre superiora les preguntó cómo había ido el viaje.

—Largo. Muy largo —dijeron al unísono.

Desde entonces, recordando aquel día, las dos monjas rezan una nueva oración para los viajes:
“Líbranos, Señor, de los errores de GPS, de los congresos engañosos y de los sándwiches con nombres confusos. Amén.”





De un sándwich llamado mixto a llamarse, en Barcelona, Bikini. Si uno viajara en el tiempo a los estadios de béisbol neoyorquinos de finales del siglo XIX, se encontraría con una muchedumbre atildada y fervorosa, que despistaba el hambre con los ham and cheese sandwiches. 

En 1953 abrió sus puertas en la Diagonal barcelonesa la Sala Bikini, que aspiraba a recrear la atmósfera propia de los locales americanos, incorporando atracciones novedosas como un minigolf, terraza y bolera. Allí fueron presentados en sociedad desde el Seat 600 a nuevos bailes, como la yenka o el twist, pero también la especialidad de la casa: el único sándwich mixto. 

Durante aquella época la represión franquista no permitía palabras extranjeras, así que empezó a llamarse El bocadillo de la casa. De ahí pasó a ser El bocadillo que hacen en la Bikini y, después, se quedó como Bikini. 

· BIKINI ·

Ingredientes
  • Jamón dulce (de York)
  • Queso en lonchas
  • Mantequilla
  • Pan de molde

Elaboración
  1. Reparte abundante mantequilla por la parte que va en el exterior del sándwich. 
  2. Echa bien de jamón y una loncha de queso. 
  3. Mete en la plancha o sandwichera durante unos minutos, cubierto con papel de hornear.


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Schiacciata

Todo empezó con una apuesta tonta durante una noche loca de juego de rol en el piso de Gianni, justo encima de una trattoria que olía perpetuamente a ajo y decisiones cuestionables.

—El que pierda se presenta mañana en la Piazza della Signoria vestido con una minifalda, ¿eh? —dijo Marco, agitando los dados con una sonrisa maliciosa.
—Y con una pistola. Pero de esas que disparan burbujas, nada de dramatismos —añadió Luca, con restos de pizza en la cara y el corazón libre de dignidad.

A la mañana siguiente, allí estaban: dos hombres adultos, barbudos, uno con minifalda de lentejuelas moradas y otro con una de tul azul celeste, armados con pistolas de burbujas y una mirada derrotada pero desafiante.

—¿Y ahora qué? —dijo Gianni, disparando una ráfaga de pompas sobre una pareja de turistas japoneses que los filmaban con admiración contenida.
—Ahora, schiacciata —respondió Luca, señalando con su arma hacia una terraza cercana.

Se sentaron a comer como si nada, piernas peludas al aire y orgullo intacto. Mientras tanto, las burbujas seguían flotando por la plaza como si La dolce vita hubiera colisionado con una fiesta infantil en el jardín.

De pronto, una mujer mayor, elegantísima, con gafas oscuras y actitud de directora de ópera, se les acercó.
—¿Modelos para un anuncio? —preguntó, con acento francés.
—No —dijo Gianni, masticando con descaro—. Jugadores de rol con mal perder.
—Y buen gusto para la comida —añadió Luca, brindando con una copa de agua y una sonrisa salpicada de burbujas.

Al final del día, los turistas los aplaudían, los carabinieri les pidieron selfies y la trattoria de abajo los contrató para promocionar sus nuevas Cosplay Nights. Y así fue como dos amigos, una noche de dados y una pistola de burbujas conquistaron Florencia con minifaldas. Porque en la vida, o haces el ridículo... o lo haces con estilo.




La Schiacciata es un pan plano de origen italiano, específicamente de la región de la Toscana, que se diferencia de la focaccia por ser más fina, crujiente y menos esponjosa. Su nombre proviene del verbo "schiacciare", que significa "aplastar", refiriéndose al proceso de estirar y apretar la masa. Si no tienes mandolina para cortar fina la patata hazlo a cuchillo pero que las rodajas sean finas.

· SCHIACCIATA ·
  • 400 gramos de patatas sin pela y limpias
  • 200 gramos de harina
  • 300 mililitros de agua
  • 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharadita de sal
  • Unas hojas de romero
  • Escamas de sal y aceite de oliva virgen extra 
Elaboración
  1. Precalienta el horno a 200 ºC con ventilador. 
  2. Cubre una bandeja con papel de horno. 

     

  3. Bate en un bol el agua a temperatura ambiente con la sal y tres cucharadas de aceite con un batidor de varillas. 
  4. La sal debe disolverse del todo, y la mezcla, emulsionar ligeramente. 

     

  5. Añade la harina tamizada pasada por un colador poco a poco, y sigue mezclando hasta que quede una pasta cremosa. 

     

  6. Lava bien las patatas y córtalas en láminas finas con una mandolina. 
  7. Añádelas a la masa y mézclalas. 

     

  8. Vierte la mezcla en la bandeja y reparte bien. 
  9. Reparte hojas de romero por encima. 
  10. Hornea entre 45 y 50 minutos o hasta que esté bien dorado. 
  11. Saca del horno, pinta con aceite de oliva y esparce unas escama de sal. 
  12. Corta y sirve inmediatamente. 


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Sandwich de colores

Todo comenzó cuando el señor Roque, un bibliotecario de cejas gruesas y gafas de pasta negra, abrió su lonchera durante la pausa para almorzar. En lugar del habitual bocadillo de jamón, descubrió un sándwich relleno de espinacas.

__¿Pero qué…? ¡Yo pedí atún!__murmuró indignado, examinando la masa verde como si fuera evidencia de un crimen. Antes de que pudiera darle un mordisco, escuchó un “¡Ni se te ocurra comer eso!”. Miró alrededor. No había nadie excepto una muñeca vestida de azul sentada encima de una estantería de cuentos orientales.

__¿Acabo de ser advertido por una muñeca? __susurró, parpadeando tras sus gafas empañadas.

__Sí __replicó la muñeca__. Ese sándwich tiene una historia maldita. ¡Es un cuento chino!

Roque, que jamás había hablado con un objeto inanimado (al menos no en voz alta), se acomodó en su silla.

__¿Un cuento chino, dices? ¿Y qué tiene que ver con este emparedado vegetariano?

__Todo. Verás __dijo la muñeca mientras cruzaba las piernas como una dama de té—, hace siglos, en una aldea lejana, un chef imperial enfadó a un dragón vegetariano. Como castigo, cada vez que alguien rellena un sándwich con espinacas ¡ese dragón reencarna brevemente para bailar tap en la cocina del ofendido!

__Ajá__dijo Roque, empezando a creer que o el sándwich estaba en mal estado o alguien le había echado algo al café.

Justo en ese momento, desde la pequeña sala de descanso, se oyeron unos golpecitos rítmicos. Toc. Toc-toc. Toc-toc-toc. Roque se asomó lentamente. Y ahí estaba: un dragón diminuto con tutú, bailando claqué sobre el microondas.

__Oh, por Confucio__musitó. Volvió a la biblioteca. La muñeca ya no estaba. En su lugar, un cartelito colgaba del estante: “No subestimes los cuentos chinos. Y pide tu almuerzo con etiqueta.”




Los untables forman parte de la vida, cuando era pequeña eran de cacao y avellanas, cuando veía series americanas por la televisión eran de cacahuete, recuerdo la primera vez que una profesora de inglés americana trajo el famoso dip que se come con verduras, o eso salía en las pelis porque ella trajo chips para acompañarlo. Recuerdo la primera vez que comí hummus, y ahora, no sé si por la facilidad que tenemos en la red de conocer más recetas existen mil y una versión de untables con verduras.

Cuando la asociación española de fabricantes de vegetales congelados se puso en contacto conmigo para colaborar en la II edición de (MiVerduraCongelada) haciéndome hincapié en la importancia de hacer recetas elaboradas para niños me encantó.

¡La II edición de mi verdura congelada ya está en marcha!. Para la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC), el objetivo es concienciar a la población de la importancia de introducir verduras en la dieta diaria, y este año, con especial atención a los más pequeños. 

Creemos que es fundamental sensibilizar a las familias sobre la importancia de enseñar, desde la infancia, a adquirir hábitos saludables. Así, entre todos, aportamos nuestro granito de arena para reducir los alarmantes índices de sobrepeso y obesidad infantil existentes hoy en día.

Estos sandwiches de colores harán que los pequeños y no tan pequeños se olviden de otras cremas de untar y quieran esta maravilla, sabe deliciosamente bien. Un consejo, no te pases con el Tahini o sólo sabrá a eso, pon un poco y deja que se mezclen los sabores con la verdura.


· SANDWICHES DE COLORES ·


Ingredientes crema verde
  • 50 gramos guisantes congelados
  • 50 gramos espinacas congeladas
  • 20 gramos queso Mascarpone
  • 1 cucharadita de Tahini

Ingredientes crema naranja
  • 100 gramos de zanahorias baby congeladas
  • 20 gramos queso Mascarpone
  • 1 cucharadita de Tahini

Sal y pimienta
Nueces picadas
Pan de molde

Elaboración
  1. Haz al vapor las verduras hasta que estén cocinadas. 
  2. En un vaso de túrmix mezcla los guisantes, las espinacas (bien escurridas de agua), el queso, el tahini y salpimienta un poco. 
  3. Pica hasta que que una pasta. 
  4. Haz lo mismo con la zanahoria.
  5. Unta una rebanada de pan de molde con la crema verde, sobre ella le coloca otra rebanada de pan de molde y unta la crema naranja. 
  6. Tapa con otra rebanada de pan de molde. 
  7. En un lado unta un poco de queso Mascarpone y reboza con las nueces picadas.



¿Por qué verduras congeladas y cuáles son sus ventajas?
- Llegan a la mesa prácticamente en las mismas condiciones y con la misma calidad con las que son recogidas en la huerta.
- El proceso de ultracongelación minimiza las posibilidades de contaminación de los alimentos; evitando comprometer la salud de las personas.
- Se pueden consumir todo el año.


Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day.


Pan de lata

Llegué de la escuela un viernes por la tarde. Iba a clase hasta las cinco y, como vivía cerca del colegio, esperaba llegar a casa para merendar. Como cada último viernes de mes, Asunción había venido a ponerle los rulos a mi madre. "Esta maldita crisis es lo que tiene", solía decirme. Yo ponía los ojos en blanco y me iba directa a la cocina a por el bocata.

Aquel viernes nada hacía pensar que sería distinto. Llegué temprano, saludé, ella me soltó su rollo de siempre y yo me encaminé hacia la cocina, pasando por la sala de estar. Nada fuera de lo normal… salvo que, en la sala, había un señor sentado. Al pasar por delante iba tan metida en mis cosas que no lo vi. Cuando mi mente reaccionó, volví sobre mis pasos para comprobar si lo que había visto era cierto.

Asunción salió corriendo de la habitación de mi madre.
—¡Ay, mi niña, no te asustes! Es mi amigo irlandés. Su nombre es Cathaoir, pero yo lo llamo Casimirome dijo, sonriendo a su amigo.

Abrí los ojos como platos.
—¿Y él sabe que lo llamas así? —pregunté.
—¡Pues claro que sí! —me contestó riendo—. ¿No ves que es muy mono, peludito, y de color naranja? Además, es ideal cantando el Vamos a la cama, ¡jajaja!

Mi madre, detrás de mí, le hacía señas a Asunción con la cabeza y las manos, como pidiéndole que se callara. Yo las miraba y pensaba: ¡qué raro hablan los adultos!, y seguí mi camino hacia la cocina a por el bocata.

El viernes siguiente, cuando le tocaba volver, le pregunté por Casimiro.
Ella me respondió, muy enfadada:
—¿Casimiro? Casi casi mejor no verlo. ¡Que de la galleta que le daría le haría rezar el Padre Nuestro y tres Ave Marías!

—¿Rezar? —le dije—. ¿Pero el Casimiro no cantaba una canción?

—¡Anda, niña, vete a la cocina a por el bocata! —replicó ella, resoplando.






· PAN DE LATA ·

Ingredientes

El pan
  • 250 gramos de harina de fuerza
  • 150 gramos de agua
  • 5 gramos de levadura fresca
  • 5 gramos de sal
  • 4 latas de conserva de 225 gramos, vacías y limpias
Relleno
  • Lechuga
  • Tomate
  • Zanahoria
  • Trocitos de col lombarda
  • Jamón Serrano
  • Taquitos de queso de cabra
  • Aceitunas sin hueso
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Escamas de sal
Elaboración
  1. Mezcla los ingredientes del pan y amasa durante unos 10 minutos en amasadora.
  2. Mientras tanto, engrasa bien las latas con spray desmoldante y fórralas con papel de hornear. Esto facilitará que el pan salga sin problemas después del horneado.
  3. Rellena las latas con la masa, aproximadamente hasta un poco menos de la mitad. Deja levar en un lugar cálido hasta que doble su volumen.
  4. Precalienta el horno a 190 °C y hornea durante unos 30 minutos, o hasta que estén dorados y bien cocidos.
  5. Saca del horno y deja enfriar dentro de las latas. Luego, desmolda con cuidado y deja que los panes se enfríen completamente sobre una rejilla.
  6. Una vez fríos, corta la parte superior y vacía el interior del pan, como si hicieras un cuenco.
  7. Prepara un aliño con aceite de oliva, semillas y sal. Vierte un poco de esta mezcla en el fondo del pan. Corta la verdura en trocitos pequeños, mézclala con el resto del aliño y rellena el pan.

Notas: Puedes adaptar el relleno a tu gusto y disfrutar de un bocata que no se derrama.
Si no lo vas a servir inmediatamente, espera a aliñar o, mejor aún, que cada comensal se sirva la ensalada o el relleno en el momento. Así evitarás que el pan se humedezca demasiado.



Otra versión sería cortar el pan a rodajas y usarlo para tapas.


Nota: Casimiro fue un monstruito animado con el pelo naranja muy popular desde 1981 a 1983 que nos mandaba a la cama desde su castillo a ritmo de rock and roll y amenazándonos con cantárnosla de nuevo si no nos acostábamos.


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Foccacia

Trabajar en el campo nunca fue una opción. Quería ver mundo, trabajar en lo que encontrara y ahorrar lo suficiente para seguir viajando. Todos sus amigos tenían, pegados en las paredes de sus habitaciones, pósters de la actriz o cantante famosa de turno. Él no. Él tenía un mapamundi en el que planeaba sus viajes.

Cuando su padre tuvo que contratar campesinos de otros países, no se lo podía creer. ¿Cómo era posible que vinieran aquí a trabajar en su campo? Aquel campo que él odiaba tanto, que tantas horas de sueño y diversión le había robado. Pero no encontraban mano de obra, y fue la única opción que su padre encontró de forma legal y rápida: había que cosechar, y no tenían suficientes manos.

La llegada de esos hombres le venía bien. Podrían hablarle de sus países, de sus experiencias, y así obtener información de primera mano para cuando viajara. Al caer el sol, se acercaba a los barracones adaptados para ellos con una focaccia en las manos y una botella de vino, y hablaban hasta bien entrada la noche.

Fue durante mucho tiempo un contraste angustioso para su padre: veía las ansias de partir de su hijo y la preocupación de sus hombres por lo que habían dejado atrás en sus países. Uno quería marcharse; los otros no habían tenido más remedio. Él había prometido no entrometerse, pero albergaba la esperanza de que su hijo cambiara de opinión. Aunque ya pensaba que haría falta un milagro… y de eso, en la tierra, vamos escasos.



La Focaccia es un producto originario de la zona de Génova, la capital de la región Liguria, la tierra de Cristóbal Colón y del pesto de albahaca. Es un pan plano y delicioso que reúne siglos de tradición e historias populares. Que mejor unir aventuras, el tomate y la foccacia, aceite de albahaca, escamas de sal y tomillo, el resultado es el que ves, una explosión de sabor en cada bocado que te hará viajar.

· FOCACCIA ·

Ingredientes {para 3 panes pequeños}
  • 400 gramos de harina de fuerza
  • 10 gramos de sal
  • 8 gramos de levadura fresca
  • 300 gramos de agua tibia
  • 75 gramos aceite de oliva
  • 3 racimos de tomates cherry
  • Aceite de albahaca
  • Tomillo
  • Escamas de sal
Elaboración
  1. En un recipiente pequeño, mezcla la harina con la sal. 
  2. En un cuenco grande, disuelve la levadura en el agua. 
  3. Vierte la mezcla del primer recipiente en el segundo, añade el aceite de oliva y remueve con una cuchara de madera hasta formar una masa ligeramente pegajosa. 
  4. Traslada la masa a otro cuenco engrasado. 
  5. Cubre y deja reposar durante 30 minutos.
  6. Pasado ese tiempo, y sin sacar la masa del recipiente, realiza pliegues simples, toma porciones del borde y llévalas hacia el centro. 
  7. Tapa y deja reposar otros 30 minutos. 
  8. Repite los pliegues. 
  9. Deja levar 1 hora más, o hasta que la masa doble su volumen.
  10. Divide la masa en tres partes, aplánalas ligeramente con las manos para formar los bollos y deja reposar durante 10 minutos.
  11. Decora con racimos de tomatitos.
  12. Rocía con un poco de aceite de albahaca.
  13. Espolvorea con tomillo y escamas de sal. 
  14. Deja levar 20 minutos más.
  15. Mientras tanto, precalienta el horno a 240 °C. 
  16. Hornea durante unos 35 minutos o hasta que la superficie esté dorada. 
  17. Para comprobar si el pan está cocido, golpea la base con una cuchara, si el sonido es seco, está listo.



Relato y fotografías @catypol -Circus day.

Purple potato bread

Cuatro invitados llegaron puntuales al desayuno, cada uno más desconcertado que el anterior, porque el anfitrión llevaba un sombrero loco con plumas, luces LED y una mini hélice giratoria. Sobre la mesa, un pan de color extraño, púrpura. Nadie sabía si era arte culinario o un experimento. Cuando probaron un bocado, quedaron maravillados. 

—¿Qué tipo de pan es? —preguntó uno, mientras el sombrero giraba aún más rápido.

El anfitrión solo dijo:

—de patata… púrpura.

¿Y eso existe? —preguntaron mientras se llenaban los carrillos.

—a las pruebas me remito.

Se hizo el silencio, el color y el sabor era lo que más alucinaba a los invitados. El anfitrión ya nada le decía, era un más en la mesa cada día.




El goteo del grifo no te deja dormir, dicen que si dejas que tu mente se concentre en ese persistente ruido no puedes escapar de él, das vueltas y vueltas y al final o terminas enfadado o te rindes a su sonido. Mientras para despistar a los oídos haces volar la imaginación, esa en la que todo lo que ocurre en ella es mejor que la realidad pues implica la emoción, tener ilusión y ganas de verlo desde otra perspectiva.

Es evidente que si ahora tuviéramos que comer los alimentos que en su momento los barcos llevaban en sus bodegas, sin refrigeración ni protección, con el "peligro" de que si la travesía era muy larga podían "convivir" con seres pequeñitos que se pasean a sus anchas y se alimentan gustosamente de la comida que se deteriora, creo que no lo haríamos. No quiero ni pensar cómo hicieron para la travesía de la que tanto se ha hablado en esta parte del océano durante siglos, sí, el descubrimiento de América. Y tampoco quiero pensar en que estado llegaron los productos que en esta parte del océano desconocíamos, entre ellos la patata. Quizás fuera eso que hizo que en un principio no se usara para la cocina, y dicen las malas lenguas que otra vez fueron los italianos los primeros osados que la consumieron.

A veces nos hace falta sentir un ruido molesto dentro de nosotros para hacer volar la imaginación y verlo todo desde otra perspectiva, y en Circus day otras veces ya hemos visto el color violeta en su espectáculo también esta vez recurre a él. Pero presentando la patata con un color poco habitual en nuestras cocinas; la patata violeta.

 · PURPLE POTATO BREAD ·

Ingredientes:
  • 250 gramos de puré de patata violeta
  • 400 gramos de harina de fuerza
  • 50 gramos de azúcar
  • 1 huevo ecológico
  • 1 cucharadita de sal
  • 15 gramos de levadura fresca prensada
  • 160 mililitros de leche
  • 60 gramos de aceite
  • Semillas de sésamo

Elaboración
  1. Mezcla todos los ingredientes en el cuenco de una amasadora, y amasa durante 10 minutos. 
  2. Deja levar, tapado con un trapo, en el mismo cuenco hasta que la masa doble su tamaño. 
  3. Unta un molde rectangular (Pirex de 30x22) con un poco de aceite. 
  4. Saca la masa del cuenco y golpéala un poco para desgasificarla. 
  5. Divide la masa en 12 bolas del mismo tamaño, más o menos y colócalas en el molde, una junto a la otra. Espolvorea por encima unas semillas de sésamo y deja levar, tapado con un trapo, hasta que doblen su tamaño.
  6. Precalienta el horno a 180º C. 
  7. Hornea durante 30 minutos. 
  8. Retira el pan del horno y deja enfriar sobre una rejilla, pero si te gusta el pan caliente (que no queme) ya puedes empezar a consumirlo.

Notas: En este caso NO es patata violeta dulce. A mi me sabe a patata, no encontré ningún cambio en cuanto al sabor, y el resultado final del pan sabe a pan de patata, y aunque lleve unos gramos de azúcar no es dulce, por lo que puede acompañar perfectamente a un plato salado, o tomarlo como bocado con un té.


Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Pan con chocolate

Miguel la esperaba sentado en un banco del parque. Cuando la conoció, sintió su corazón latir con fuerza y, por un instante —el primero en su corta vida—, se quedó quieto. Ahora ya son amigos, juegan todos los días juntos y se cuentan los secretos que no pueden contar a los mayores.

Se acercaba el día de su primer aniversario. No era un aniversario cualquiera: fue la primera vez que se hablaron. Pero no fue solo decirse “hola”, como hacían los demás; ellos se dijeron más palabras y se gustaron.

Como viven cerca, se esperan para hacer juntos el camino y reírse un poco del señor Juan, que cada día arranca una flor de su jardín y se la regala a su mujer, o de Camilo, que se ata un cordón del zapato mientras mira de reojo a la nueva chica de la panadería. Así, el camino se les hace más ameno y divertido.

—¡Ay! —suspiró—, el amor, demasiado complicado, ¿o no? Si tuvieran que explicarlo, solo podrían hablar de sentimientos. Hay quien dice que no se define qué se siente, solo se siente. Así que, cuando le pregunté a Marta: —¿Tú qué sientes?. Ella simplemente dijo: —Tengo hambre. Dejó de pintar, se acercó a su bolsita de merienda y sacó chocolate. Yo puse el pan y lo compartimos. ¡Así es el amor!.





Se acerca el 14 de febrero y aunque no es una fecha que celebre especialmente me gusta verla desde la perspectiva de los niños, ellos no lo ven igual, no la disfrutan igual y por supuesto no es materialista, así que el pan con chocolate de toda la vida le hemos convertido en un Circus day para disfrutar juntos. Disfruten del amor sea cual sea la edad.

· PAN CON CHOCOLATE ·

La masa.
  • 300 gr. agua
  • 25 gramos de levadura fresca
  • 540 gr. harina
  • 2 cditas. de sal
Montaje
  • Brochetas de madera largas y gruesas (mejor)
  • Bigotes y labios de chocolate
  • Ojos de caramelo
  • Un poco de chocolate para que haga de pegamento
Elaboración
  1. Amasa durante cinco minutos con amasadora todos los ingredientes de la masa y deja fermentar hasta que doble su volumen. 
  2. Pon las brochetas de madera en remojo. 
  3. Saca del cuenco la masa y divídela en cuatro partes. 
  4. Con cada parte forma un rulo largo con las manos. 
  5. Engancha el rulo de masa a la brocheta formando una espiral.
  6. Precalienta el horno a 200º. 
  7. Prepara un molde cuadrado con paredes altas y apoya los extremos de las brochetas a los lados del molde. La parte de la masa no debe tocar la base. Deja que la masa vuelva a crecer y unta con un poco de aceite. 
  8. Hornea durante 20 minutos, hasta que estén doradas.
  9. Una vez frías. 
  10. Derrite un poco de chocolate para que actúe de pegamento entre el pan y el chocolate. 
  11. Pon una gota detrás del bigote y los labios y pega sobre el pan. 
  12. Lo mismo con los ojos de caramelo. 
  13. Deja enfriar unos minutos en el frigorífico para que se solidifique.
  14. Sirve la merienda.




Relato y fotos @catypol - Circus day.

Pizza Balls

Wilha estaba en la parada del bus, esperando una solución milagrosa a su problema. “Es un pequeño problema”, había dicho Jona cuando se lo explicó. “No lo subas de categoría, no lo merece”, había remarcado. Ella no lo veía así, pero por una vez hizo caso. Se permitió relajarse un poquito y dejar de sentir el estómago revuelto, limitando las vueltas solo a la cabeza. Tenía que parar a comer con su padre antes de ir a la biblioteca, y no quería que notara nada. Si lo hacía, la acribillaría a preguntas que ahora no podría responder.

Sentada en el bus, no pudo evitar fijarse en el chico rubio que tenía delante. Su cabello, un poco largo, le tapaba la nuca. Llevaba unos cascos encima de la cabeza —no auriculares, como casi todos—; él era de esos atrevidos, y eso la hizo sonreír. ¿De verdad estaba sonriendo?, pensó. Si él la había hecho sonreír y se daba la vuelta a mirarla, le daría una oportunidad. Y esa ocurrencia la hizo sonreír aún más.

Así bajó del autobús, sonriendo. Así la encontró su padre. Y la sonrisa se contagió: fue como un reflejo. Su padre sonrió, el chico rubio —que también se bajó en la misma parada— sonrió, y hasta la gente que hacía cola para subir al autobús del que ella acababa de bajar... también sonreía. Y de esta manera, el problema se esfumó. Se perdió en su mente, y el poder de la sonrisa pudo más. Al final, Jona tenía razón. Aquella nube oscura desapareció con la resplandeciente y poderosa sonrisa, que se amplió aún más cuando su padre la invitó a comer pizza… y el chico rubio le guiñó un ojo. Ese día prometía, aunque no hubiera empezado bien.





Cocinar me relaja y me gusta, y me hace sonreír, pero lo que más me gusta es preparar las recetas para Circus day, como bien dice el nombre es parecido a la sensación de un día de circo si el resultado sale bien, porque a veces no sale pero me da la pauta para probar otras cosas. Hoy en día creo que no hay nada nuevo, sabores, formas y técnicas forman parte de muchos recetarios y yo, la verdad, no pretendo tampoco ni saberlo todo, ni aprenderlo todo, pero dar un "meneo" a la receta tradicional siempre me ha gustado, sin buscar nada más. 

Cuando hablamos de pizza yo imagino una pizza casera, fina, con un poco de queso y tomate y algún ingrediente vegetal, poco más pues no me gusta muy cargada de ingredientes. Pero la verdad es que no somos muy "pizzeros" en casa, no tenemos día de la pizza semanal, ni tan siquiera ocasional así que cuando la comemos ha transcurrido tanto tiempo entre y entre que lo hacemos con ganas.

Pero esta vez yo quería algo diferente, quería todo el sabor de una pizza Margarita o napolitana pero con forma diferente, divertida y para todas las edades, que si digo para niños me vas a decir que para mayores también, y tendrás razón, para mayores también, lo hice con masa de pizza comprada, sin problema y así de fácil, aunque sé que la masa de Jamie Oliver es fácil de hacer y también puede servir si te animas hacerla tú.

· PIZZA BALLS ·

La masa
  • Masa de pizza, casera o comprada
El relleno
  • Mozzarella de búfala
  • Sazonador especias para spaghetti (orégano, albahaca, cebolla, ajo, sal, tomate y pimienta negra)
  • Salsa de tomate 
  • Máquina de cake pops
Elaboración
  1. Utiliza pequeñas porciones de masa muy fina —ayúdate con un rodillo para estirarla bien—. 
  2. Coloca en el centro de cada porción 1/2 cucharadita de sazonador de especias para espagueti y un trocito de mozzarella. 
  3. Cierra con cuidado, asegurándote de sellar bien los bordes, y da forma de bola pequeña, ligeramente menor que la cavidad de la máquina, ya que la masa crecerá un poco durante la cocción.
  4. Coloca las bolas en las cavidades de la máquina previamente engrasadas con una gota de aceite, para evitar que se peguen. 
  5. Cocina durante unos 10 minutos, comprobando que estén bien hechas por dentro.
  6. Sirve acompañadas de salsa de tomate para mojar.




¿Has visto las servilletas Circus de la foto?, ¡me encantan! es un regalo de La cocina de Vero, gracias guapa, estaba esperando la receta apropiada para estrenarlas y creo que esta lo es ya que no sólo es famosa la pizza en Italia, sé que en EE.UU también tiene mucha historia y estás pizza balls serían ideales para ver un partido de la Super Bowl, ¿no crees?

AQUÍ EL VÍDEO CÓMO SE HACE:



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Pa de safarnària

Lupe se levantó un domingo con una sola idea en la cabeza, desayunar pan crujiente con aceite y tomate. Nada de tostadas gomosas del súper ni rebanadas aburridas. No. Ella quería pan, de ese que cruje y protesta cuando lo cortas, como si le costara separarse de sí mismo.

Así que, sin peinarse, se metió en sus sandalias (una de cada color, porque Lupe tenía ese don involuntario del desajuste encantador) y se fue al mercado. Pero el mercado estaba cerrado. Todo cerrado. Lupe bufó. Caminó un rato sin rumbo y acabó, sin saber cómo, frente al lago del parque.

Allí, el agua brillaba con descaro bajo el sol, como si le importara poco el antojo panadero de Lupe. Sentada en un banco, con el estómago gruñendo, vio pasar a un niño pequeño. El niño soltaba barquitos de papel en el agua, cada uno con un trozo de pan dentro, como si fueran mensajes a los peces hambrientos.

¿Y eso? —preguntó Lupe, sin poder evitarlo.

Es para las carpas —dijo el niño con toda la seriedad de un capitán de cinco años—. Les gusta el pan con miga blandita. Pero a veces se lo lleva el pato ese que se cree tiburón.

En efecto, un pato se zambullía como torpedo cada vez que un barco llegaba a media travesía. Lupe se rió. Y algo dentro de ella —quizás el hambre, quizás la ternura— se aflojó. Cogió un lápiz, tomó una hoja del cuaderno que siempre llevaba en el bolso y, sin pensarlo mucho, escribió:

“Quiero comer pan.”

Hizo un barco con el papel, lo cargó con una galleta rota del fondo del bolso y lo echó al lago.

El pato lo ignoró.

Pero, en ese mismo instante, alguien apareció por detrás y dijo:

—Perdona, ¿te gusta el pan? Tengo uno recién hecho y podría compartirlo contigo.

Era un chico delgado, con camiseta de rayas y pan en una bolsa de tela que olía a gloria celestial.

Lupe lo miró. Miró el pan. Y luego al lago.

—¿Tú crees en la magia de los barquitos de papel?

—A partir de ahora, sí rió el chico.

Y así, Lupe desayunó pan crujiente a orillas del lago, con compañía inesperada. Porque a veces, el universo no te da lo que pides… pero sí lo que realmente necesitas.





· PA DE SAFARNÀRIA · 

Ingredientes (1 hogaza mediana)
350 g de harina de fuerza
200 g de zanahoria morada cocida y triturada (al vapor o hervida, escurrida y hecha puré)
130–150 ml de agua (ajusta según humedad del puré)
7 g de sal
5 g de levadura seca de panadero (o 15 g de fresca)
10–15 g de miel o azúcar (opcional, realza el color y el sabor)
20 ml de aceite de oliva virgen extra
1 cdita de vinagre de manzana o zumo de limón (opcional, intensifica el morado)

Cuece la zanahoria:
  1. Pela y corta las zanahorias moradas. Cuece al vapor o hierve hasta que estén muy tiernas.
  2. Escurre bien y tritura hasta hacer un puré fino. Deja enfriar.

Mezcla la masa:
  1. En un bol, mezcla la harina con la sal y la levadura (seca, si es fresca, disuélvela antes en parte del agua).
  2. Añade el puré de zanahoria, el aceite, la miel y el vinagre.
  3. Incorpora el agua poco a poco mientras mezclas. La masa debe quedar suave y algo húmeda, pero no pegajosa.

Amasa:
  1. Amasa durante 8–10 minutos hasta que la masa esté elástica. Si está demasiado blanda, puedes añadir una cucharada de harina más.
  2. Puedes usar amasadora o hacer plegados cada 10 minutos durante 40 minutos.

Primer levado:
  1. Forma una bola y deja levar en un bol engrasado, tapado, durante 1 a 1,5 horas o hasta que duplique su volumen.

Formado:
  1. Desgasifica con suavidad. Forma una hogaza o pon en un molde de pan engrasado.
  2. Deja levar de nuevo unos 45–60 minutos.

Horneado:
  1. Precalienta el horno a 220 °C con vapor (puedes colocar un recipiente con agua caliente en la base del horno).
  2. Haz un corte decorativo si quieres.
  3. Hornea 35–40 minutos, bajando la temperatura a 200 °C después de 10 minutos.
  4. Deja enfriar completamente sobre rejilla antes de cortar.

Notas:
  1. El color de la zanahoria morada cocida puede variar al hornear (puede tender a tonos azules o grises por el pH). Añadir vinagre o limón ayuda a mantener el color más intenso.
  2. Este pan queda suave, húmedo y ligeramente dulce.
  3. Puedes usarlo para tostadas, bocadillos o como base para panecillos pequeños.


Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Lavash

[BAKE THE WORLD]

La palabra lavash es de origen persa y es el tipo de pan más extendido en Armenia e Irán. Siendo suave, semejante a una tortilla, cuando fresco, el lavash se seca de manera rápida, haciéndose algo quebradizo. Existen dos formas de preparación, flexible o dura. En general, es más utilizado el lavash flexible, ateniéndose a que tiene más sabor y es más cómodo para enrollar alimentos. El formato duro de lavash se utiliza más bien para casos en los que se precisa un mayor tiempo de conservación y es también usado en lugar del pan en las tradiciones de la Eucaristía en la Iglesia apostólica armenia. El pan lavash se usa también con kebab en Irán y en dürüm en Turquía.

La preparación tradicional del lavash armenio fue designada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco el 26 de noviembre de 2014.



En mi búsqueda de la harina para el pan moreno mallorquín, pensando en la harina de xeixa, le pregunté al panadero, si usaba esta harina y si al hacer el pan le ponía centeno (sègol) para que no se desmigaje, y para mi sorpresa me contestó que él no usa esta harina para este pan, entre otras cosas porque es una harina ecológica y es más cara pues su cultivo es limitado. Él (David) y la mayoría de panaderos de aquí, usan "farina de sopes", llamada así pues con el pan después se hacen sopes mallorquines y me vendió un kilo de esa harina que ellos usan e hice este pan con esta harina, de todos los panes que se hacen en Mallorca este tipo de harina lo tolero más, las otras a veces no me sientan bien.

Así que bueno, leí muchas recetas pensando en adaptarlas con la harina típica mallorquina y hacer un lavash versión Mallorca pero al final decidí ir por la vía rápida y hacer una versión que cuando la leí me gustó, y esta es la que te escribo, incluso me atreví a poner unas tiras de alga nori a la masa para darle un sabor de esta alga.

El reto de Bake the World de enero es:

  · LAVASH ·

Ingredientes (para 6-8 unidades medianas)

  • 250 g de harina de trigo (puede ser común o de fuerza)
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 125 ml de agua tibia (aproximadamente)
  • Opcional: semillas de sésamo, nigella o comino para decora
  1. Preparar la masa
    En un bol grande, mezcla la harina, la sal y el azúcar.
    Añade el aceite de oliva y el agua poco a poco, mezclando hasta formar una masa.
    Amasa durante 8-10 minutos, hasta que quede suave y elástica.
    Forma una bola, cúbrela con un paño húmedo y deja reposar 30 minutos a temperatura ambiente.

  2. Formar los panes
    Divide la masa en 6-8 porciones iguales.
    Enharina ligeramente la superficie de trabajo y estira cada bola con un rodillo, lo más fina posible (como una hoja de papel).
    Si deseas, espolvorea con semillas por encima y pasa el rodillo suavemente para que se adhieran.

  3. Cocinar
    Calienta una sartén grande o plancha (sin aceite) a fuego medio-alto.
    Cocina cada lámina de masa 1-2 minutos por cada lado. Verás cómo se forman burbujas y se dora ligeramente.
    No los cocines demasiado para que no se resequen si los quieres flexibles.

  4. Mantener tiernos
    A medida que los cocines, guárdalos envueltos en un paño limpio o en una bolsa de tela para que conserven su humedad y flexibilidad.
    Puedes servirlos templados o dejarlos enfriar. Se conservan bien en bolsa hermética durante 2-3 días.

  5. Consejos:
    Si los quieres crujientes como crackers, estíralos finísimos, hornéalos a 180 °C unos 5-7 minutos.
    Puedes usar mitad harina integral para un toque más rústico.
    Acompáñalos con hummus, labneh, muhammara, o incluso con dulce de leche y frutas para una versión fusión.


*Para hacer con algas nori: cuando aplanamos las bolas de masa, añadir unos trocitos de algas para que se integren en la masa. Y cocemos igual que las otras.



Fotografías @catypol - Circus day.

Irish soda bread

En un tranquilo convento irlandés, la Hermana Bridget, una monja de carácter firme y cejas siempre fruncidas, guardaba con recelo la receta secreta del mejor pan de soda del condado de Clare. Solo lo horneaba una vez al año, el día de San Patricio, y nadie sabía por qué. 
Un día apareció un joven pelirrojo llamado Seamus, con un loro que gritaba insultos en gaélico. Alegaban estar en una peregrinación espiritual, aunque lo único espiritual que parecía interesarles era el licor de uvas fermentadas que llevaban en la mochila. 
La Hermana Bridget, desconfiada pero hospitalaria, les ofreció refugio por una noche. Mientras dormían en la sacristía, el loro, llamado Sean O’Pluma, se escapó, atraído por el aroma celestial que salía de la cocina. Voló en círculos hasta posarse sobre una vieja alacena, chillando:

—¡¡TRAMPA DE DUENDE!! ¡PAN MÁGICO, TRAMPA DE DUENDE!

Al oír eso, la monja se quedó pálida. Seamus despertó sobresaltado, y entre plumas, harina y confusión, salió corriendo detrás del loro. Al abrir la alacena, encontraron un libro antiguo con letras doradas: La Leyenda del Pan de Soda Encantado. Según contaba, un duende llamado Finnegan había escondido su tesoro en forma de receta. Quien lo horneara con intención pura obtendría suerte eterna. Pero si alguien codicioso la usaba, su pan explotaría en la cara. Literalmente. La Hermana Bridget confesó que había estado horneando el pan para proteger la receta de quienes quisieran abusar de ella.

—Una vez lo intentó un obispo —dijo con una sonrisa enigmática—. Todavía tiene la ceja derecha chamuscada.

Seamus, que no era codicioso pero sí eternamente hambriento, propuso un trato, él y Sean O’Pluma guardarían el secreto si podían llevarse una hogaza cada año. Bridget aceptó, pero solo si ayudaban en la misa de San Patricio. 
Y así fue como se creó la más extraña procesión del condado, donde un loro bendice hogazas desde el púlpito, un pelirrojo reparte pan con reverencias torpes, y una monja sonríe como quien sabe que guarda magia entre harinas.



[BAKE THE WORLD]

El pan hecho con bicarbonato de sodio se convirtió en un elemento básico en Irlanda, donde el bicarbonato de sodio fue la única levadura que podría ser utilizada con harina molida del trigo blando cultivado en su clima templado. Otra razón para la popularidad del pan de soda era que podía cocinarse sin horno en una chimenea dentro de una olla tapada directamente sobre las brasas. 
Estamos a 16, día de publicar el pan del mes para Bake the World, y este mes el protagonista es un pan irlandés, fácil, sin levadura, y con una miga que sorprende, tampoco hay que amasarlo mucho ni esperar tiempo de levado. 

 · IRISH SODA BREAD ·

Ingredientes
  • 250 gramos de harina de trigo 
  • 250 gramos de harina integral
  • 2 cucharaditas de bicarbonato sódico
  • 1 cucharadita y media de sal
  • 375 mililitros de leche
  • 2 cucharadas del jugo de un limón
Elaboración
  1. Mezcla en un bol la leche con el zumo de limón, y deja reposar 15 minutos. 
  2. Mientras mezcla en un bol grande las harinas con la sal y el bicarbonato.
  3. Incorpora el buttermilk. 
  4. Mezcla todo bien con las manos hasta conseguir una masa homogénea, pero algo pegajosa.
  5. Coge la masa y dale forma de bola, coloca sobre la bandeja de horno forrada con papel vegetal.
  6. Haz unos cortes superficiales en forma de cruz. 
  7. Mete el pan al horno precalentado a 200 °C durante 25 min. Después baja la temperatura a 180° C y hornea otros 10 min. 
  8. Saca el pan del horno y comprueba que está bien cocinado dándole unos golpes en la base, debe sonar a hueco. 
  9. Finalmente deja enfriar el pan sobre una rejilla.
La mejor forma de disfrutar de este pan es la tradicional, untándolo con mantequilla y mermelada.

Nota: si te gustan las pasas puedes añadir un puñadito a la mezcla, incluso una cucharadita de miel si te gusta algo dulce.






Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Ciabatta

[BAKE THE WORLD]

Hoy es el día elegido por la chicas de Bake The World para publicar nuestra aportación que este mes le hace honores a la Ciabatta o Chapata, además hoy es el día mundial del pan por lo que la blogosfera se llenará de deliciosos panes hechos con mimo habiendo dejado la casa llena de aromas y plasmado sonrisas de placer entre los afortunados en probarlos.


 · CIABATTA ·


Ingredientes

(para 2 panes medianos)

Para la biga (pre-fermento):

125 g de harina de fuerza
2 g de levadura seca de panadería (o 6 g de levadura fresca)
80 ml de agua (templada)

Para la masa final:

Toda la biga
375 g de harina de fuerza
300 ml de agua (templada)
10 g de sal
5 g de aceite de oliva virgen extra
2 g de levadura seca (o 6 g de fresca, si no usas la seca)


1. Prepara la biga (el día anterior)
En un bol, mezcla la harina, la levadura y el agua hasta obtener una masa compacta y pegajosa. Cubre con film o tapa hermética y deja fermentar a temperatura ambiente durante 12 a 16 horas.

2. Masa principal
En un bol grande (o en amasadora), mezcla la biga con el agua. Añade la harina, la sal, la levadura y el aceite. La masa será muy pegajosa y húmeda. Mezcla durante unos 10 minutos hasta que se vuelva elástica (puedes usar el método de estirado y plegado si es a mano, o el gancho de la amasadora).
Es normal que la masa sea muy blanda y difícil de manejar, no añadas más harina.

3. Fermentación y plegados
Coloca la masa en un bol grande ligeramente engrasado. Cubre con un paño húmedo y deja fermentar 2 horas, haciendo 3 pliegues cada 30 minutos: estira un lado de la masa y dóblalo sobre sí misma (como un sobre).

4. Formado
Vuelca la masa sobre una superficie bien enharinada. Con mucho cuidado (sin desgasificar), divide la masa en 2 rectángulos. Espolvorea harina por encima y deja reposar otros 30-40 minutos, cubiertos con un paño.

5. Horneado
Precalienta el horno a 230 ºC con calor arriba y abajo, y una bandeja metálica en la base.
Coloca las ciabattas en la bandeja de horno (con papel sulfurizado o piedra). Echa un vaso de agua en la bandeja metálica inferior para crear vapor.
Hornea durante 20–25 minutos hasta que estén doradas y suenen huecas al golpear la base.

6. Enfriado
Deja enfriar completamente sobre una rejilla antes de cortar. 

El aroma es espectacular, ¡pero la miga se forma al reposar!
 

Fotografías @catypol - Circus day.

Broa de Milho

[BAKE THE WORLD]
Una propuesta, para mi un reto, un pan, del país vecino, harina de maíz, para mi de maíz integral y unas semanas de descubrimiento, sí, sigo hablando de pan, en este caso como habéis leído bien es la Broa de Milho o pan de maíz portugués. Para mi un reto porque estoy experimentando en esta materia, los levados son lo que no llevo tan bien, el año pasado era la masa madre y a saber en el futuro. 
Yo he hecho 2 intentos, por mi experiencia creo que es un pan que no sube mucho, o al menos a mi es lo que me pasó pero la miga me sorprendió, y el sabor; también. Con que creo que no conjuga bien?, con el dulce, una vez que lo probé para desayuno con mermelada y queso y no me convenció. Pero con salado me gustó y mucho.



· BROA DE MILHO ·


Ingredientes (para 1 pan grande o 2 medianos)
  • 250 g de harina de maíz amarilla (fina o media)
  • 250 g de harina de trigo (o centeno para una versión más rústica)
  • 300 ml de agua hirviendo
  • 100 ml de agua templada
  • 15 g de levadura fresca o 5 g de levadura seca de panadería
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de azúcar o miel (opcional, ayuda a activar la levadura)

Escaldado de la harina de maíz (paso clave)
Coloca la harina de maíz en un bol grande y vierte encima el agua hirviendo. Mezcla bien con una cuchara de madera hasta obtener una masa espesa y húmeda.
Deja reposar 15–20 minutos para que la harina se hidrate y enfríe un poco.

Activar la levadura
En un bol pequeño, disuelve la levadura en el agua templada junto con el azúcar o la miel. Deja reposar 5–10 minutos hasta que burbujee.

Amasado
Añade la harina de trigo (o centeno) y la sal al bol con el maíz escaldado. Incorpora la mezcla de levadura y amasa durante 10 minutos, hasta obtener una masa algo pegajosa pero cohesionada. Puedes hacerlo a mano o con amasadora.

Primer levado
Cubre el bol con un paño húmedo o film y deja fermentar en un lugar cálido durante 1–2 horas, o hasta que la masa duplique su volumen.

Formado y segundo levado
Enharina bien la superficie de trabajo (el maíz hace que la masa sea pegajosa) y forma una bola o dos hogazas pequeñas.
Coloca sobre una bandeja con papel de horno y espolvorea con más harina de maíz.
Cubre y deja reposar 30–45 minutos mientras precalientas el horno a 220 °C (calor arriba y abajo, sin ventilador).

Horneado
Haz un corte en cruz o rústico en la parte superior y hornea durante 40–45 minutos, hasta que el pan esté dorado, con una corteza firme y al golpear la base suene hueco.
Si quieres una corteza más crujiente, puedes introducir una bandeja con agua en la base del horno para generar vapor los primeros 15 minutos.

Reposo
Deja enfriar completamente sobre una rejilla antes de cortar.

Consejos
El escaldado del maíz no se debe omitir: es lo que da la textura densa y húmeda característica.
Se conserva muy bien envuelto en un paño o bolsa de tela hasta 3 días. También puedes congelarlo.
Para un sabor más profundo, prueba a añadir semillas de anís, hinojo o una pizca de comino.





Fotografías @catypol - Circus day.

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