Lauren vive a tres casas de la mía. La conocí un día que salía a tirar la basura y ella regaba sus cactus con una regadera en forma de flamenco. Me saludó con una sonrisa torcida y un “hola” que parecía salido de una película indie. Desde entonces, nos saludamos con una familiaridad extraña, como si nos conociéramos de antes.
Hace dos semanas me confesó que quería ser bartender. Lo dijo así, sin rodeos, mientras me ofrecía una rodaja de sandía helada.
—Quiero ser bartender. De verdad. Mezclar cosas, inventar cócteles, hacer trucos con las botellas. ¿Me prestas tu licuadora? —preguntó, como si eso fuera parte del trato.
Me reí y le dije que sí, y que si necesitaba un conejillo de Indias para sus experimentos etílicos, yo me ofrecía voluntaria. Alguien tenía que sufrir los errores para que otros disfrutaran los aciertos. Esa misma noche llegó a mi casa con una sandía entera, una botella de vodka y un entusiasmo que daba miedo.
—Hoy probamos “La Sandía Cósmica” —anunció, como si presentara un nuevo planeta.
Cortó la sandía, vació parte de su pulpa en la licuadora, añadió un chorro generoso de vodka —muy generoso— y hielo. Lo sirvió en copas de vino porque “no tengo vasos de cóctel todavía”. El resultado era rosa, espeso y peligrosamente delicioso.
—¿Y? —preguntó, observándome como un químico que espera que su fórmula no explote.
—Es como verano en la boca, pero con intenciones oscuras —respondí, ya medio mareada tras el segundo trago.
Desde entonces, cada viernes es “noche de prueba”. Ya hemos pasado por combinaciones con pepino, jengibre, e incluso un experimento fallido con pimiento rojo que juramos olvidar. Lauren apunta todo en una libreta azul con dibujos de cócteles. Dice que un día abrirá su propio bar y que habrá un cóctel en el menú llamado “El Conejillo”, en mi honor. Tendrá vodka, sandía y un poco de locura. Y yo, claro, estaré en la primera mesa, brindando con una sonrisa torcida.
· CHUPITOS DE SANDÍA ·
Versión 1: con gelatina de sandía
- 10 limas
- 1 sobre de gelatina sabor sandía
- 250 mililitros de agua hirviendo
- 250 mililitros de vodka
- Semillas de sésamo negro (para decorar)
- 6 limas
- 120 mililitros de zumo de sandía (licuado natural)
- 30 mililitros de vodka
- 2 gramos de agar-agar
- Semillas de sésamo negro
Paso a paso:
Igual que en la versión anterior: corta las limas por la mitad, exprímelas y limpia las cáscaras por dentro. Déjalas secar. En un cazo, mezcla el zumo de sandía con el agar-agar y lleva a ebullición a fuego bajo. Remueve durante 4 minutos para que active. Retira del fuego, añade el vodka y mezcla bien. Rellena las cáscaras con esta mezcla y deja cuajar en la nevera. Corta en cuñas y termina con un toque de sésamo negro.
Son ideales para servir en una tabla bonita, como entrada divertida en una cena de verano o como broche final en una comida informal. Puedes hacerlos sin alcohol si lo prefieres, usando solo zumo o agua con sabor.
🌱 Variación sin alcohol: sustituye el vodka por agua de coco, zumo de lima o infusión fría de hibisco.