Estábamos en el desierto, literal, en el desierto, desierto, en el guión había escenas que debían rodarse allí así que allí estábamos todos, ocupando un mínimo espacio en tan grande extensión, seca, calurosa de día y muy fría de noche. Como no había ningún pueblo cerca tuvimos que acampar en tiendas no muy cómodas pues el presupuesto no iba dirigido a la comodidad sino al rodaje, y como el show debe continuar lo hacíamos como nos decían.
El primer día de rodaje nos levantamos muy muy temprano, debíamos rodar el amanecer y antes de que sucediera tenía que estar todo preparadísimo, había nervios, sobre todo de los actores, poco acostumbrados a este tipo de exteriores. La actriz principal decía que había dormido poco, poquísimo y el actor aunque no dijo nada se le notaban los ojos rojos, no sabíamos si de no dormir o de empinar el codo, pero como no nos pagaban para eso, ni cuenta que les dimos.
Así estábamos cuando el grito que escuchamos nos despertó a todos de golpe, pensamos que era una cabra que nos habían dicho que alguna encontraríamos, pero no, el grito salió de la garganta de la actriz principal, estaba chillando como una loca y eso hizo que todos nos acercáramos a ella a la carrera, mudos nos quedamos cuando vimos a alguien vestido de negro, todo de negro, solo se le veían los ojos de un azul intenso, sentado sobre un caballo, también negro, que relinchaba por el susto de los gritos de la actriz, casi se desmaya del susto.
El director se acercó más con miedo que con precaución y le hizo señas para que bajara del caballo. El señor bajó llevando consigo una gran bolsa de piel, pensamos que igual nos sacaba un arma pero no, de ella sacó una tartera de metal y se la entregó al director. Acto seguido se subió al caballo y desde arriba gritó __labneh__ dejándonos boquiabiertos a todos. Y como los chistes adivinatorios que tan famosos se hicieron años atrás te pregunto ¿cómo se llama la película?...
El yogur de leche de cabra ecológico es fácil de encontrar hoy en día en los mercados así que ¿por qué no probar?.
ACTO I o planteamiento
Para ello necesitas una muselina, un colador y un recipiente. Pones encima del recipiente el colador, encima del colador la muselina. Mezcla 500 gr. de yogur de cabra con 1/2 cucharadita de sal. Vierte el yogur en el colador y dobla las puntas de la muselina sobre el yogur. Coloca un plato sobre la muselina y encima del plato una lata que no pese demasiado pero que haga presión para que desprenda todo el líquido. Deja reposar unas 24 horas en un sitio fresco. Aprieta de vez en cuando la muselina para que vaya eliminando líquido. Pasado el tiempo desmolda sobre un plato.
Para rizar más el rizo y aprovechar que tengo un delicioso AOVE me dispuse a preparar gelatina. Tenía ganas de prepararla pues con un buen aceite el resultado es excepcional, no es difícil y puede acompañar perfectamente al labneh y a la fruta. Me encantan este tipo de mezclas, la explosión de sabor que queda en la boca es intensa por lo que será un postre difícil de olvidar.
Para la gelatina usé, 2 gr. de agar agar, 50 gr. de agua, 15 gr. de azúcar, 50 gr. de aceite de oliva virgen extra y 1 cdta. de jengibre fresco rallado. En un cazo mezcla el agua y el azúcar a hervir, cuando está caliente añade el agar agar y por último el aceite y el jengibre. Deja hervir un poco. Emulsiona con una túrmix. Vierte la mezcla en moldes de silicona y dejar enfriar unas horas hasta que se solidifique.
ACTO III o resolución
Para compensar el sabor asa unos albaricoques rojos en una sartén con un poco de azúcar moreno y ron dulce. También prepara unos higos, al natural y acompaña con ellos, las dos versiones de la fruta casan muy bien con el labneh de cabra, la gelatina de aceite y jengibre le da un delicioso sabor y contraste a todo el conjunto, ya sólo queda comerlo a cucharadas.