Señoras y Señores,

Bienvenidos a Circus Day

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Hola,

Soy Caty y dirijo este circo

Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.

The Show

En el blog

Labneh de cabra

Estábamos en el desierto, literal, en el desierto, desierto, en el guión había escenas que debían rodarse allí así que allí estábamos todos, ocupando un mínimo espacio en tan grande extensión, seca, calurosa de día y muy fría de noche. Como no había ningún pueblo cerca tuvimos que acampar en tiendas no muy cómodas pues el presupuesto no iba dirigido a la comodidad sino al rodaje, y como el show debe continuar lo hacíamos como nos decían.

El primer día de rodaje nos levantamos muy muy temprano, debíamos rodar el amanecer y antes de que sucediera tenía que estar todo preparadísimo, había nervios, sobre todo de los actores, poco acostumbrados a este tipo de exteriores. La actriz principal decía que había dormido poco, poquísimo y el actor aunque no dijo nada se le notaban los ojos rojos, no sabíamos si de no dormir o de empinar el codo, pero como no nos pagaban para eso, ni cuenta que les dimos.

Así estábamos cuando el grito que escuchamos nos despertó a todos de golpe, pensamos que era una cabra que nos habían dicho que alguna encontraríamos, pero no, el grito salió de la garganta de la actriz principal, estaba chillando como una loca y eso hizo que todos nos acercáramos a ella a la carrera, mudos nos quedamos cuando vimos a alguien vestido de negro, todo de negro, solo se le veían los ojos de un azul intenso, sentado sobre un caballo, también negro, que relinchaba por el susto de los gritos de la actriz, casi se desmaya del susto.

El director se acercó más con miedo que con precaución y le hizo señas para que bajara del caballo. El señor bajó llevando consigo una gran bolsa de piel, pensamos que igual nos sacaba un arma pero no, de ella sacó una tartera de metal y se la entregó al director. Acto seguido se subió al caballo y desde arriba gritó __labneh__ dejándonos boquiabiertos a todos. Y como los chistes adivinatorios que tan famosos se hicieron años atrás te pregunto ¿cómo se llama la película?...



El yogur de leche de cabra ecológico es fácil de encontrar hoy en día en los mercados así que ¿por qué no probar?.

ACTO I o planteamiento
Para ello necesitas una muselina, un colador y un recipiente. Pones encima del recipiente el colador, encima del colador la muselina. Mezcla 500 gr. de yogur de cabra con 1/2 cucharadita de sal. Vierte el yogur en el colador y dobla las puntas de la muselina sobre el yogur. Coloca un plato sobre la muselina y encima del plato una lata que no pese demasiado pero que haga presión para que desprenda todo el líquido. Deja reposar unas 24 horas en un sitio fresco. Aprieta de vez en cuando la muselina para que vaya eliminando líquido. Pasado el tiempo desmolda sobre un plato. 

ACTO II o confrontación
Para rizar más el rizo y aprovechar que tengo un delicioso AOVE me dispuse a preparar gelatina. Tenía ganas de prepararla pues con un buen aceite el resultado es excepcional, no es difícil y puede acompañar perfectamente al labneh y a la fruta. Me encantan este tipo de mezclas, la explosión de sabor que queda en la boca es intensa por lo que será un postre difícil de olvidar.

Para la gelatina usé, 2 gr. de agar agar, 50 gr. de agua, 15 gr. de azúcar, 50 gr. de aceite de oliva virgen extra y 1 cdta. de jengibre fresco rallado. En un cazo mezcla el agua y el azúcar a hervir, cuando está caliente añade el agar agar y por último el aceite y el jengibre. Deja hervir un poco. Emulsiona con una túrmix. Vierte la mezcla en moldes de silicona y dejar enfriar unas horas hasta que se solidifique. 

ACTO III o resolución
Para compensar el sabor asa unos albaricoques rojos en una sartén con un poco de azúcar moreno y ron dulce. También prepara unos higos, al natural y acompaña con ellos, las dos versiones de la fruta casan muy bien con el labneh de cabra, la gelatina de aceite y jengibre le da un delicioso sabor y contraste a todo el conjunto, ya sólo queda comerlo a cucharadas. 





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Pa de safarnària

Lupe se levantó un domingo con una sola idea en la cabeza, desayunar pan crujiente con aceite y tomate. Nada de tostadas gomosas del súper ni rebanadas aburridas. No. Ella quería pan, de ese que cruje y protesta cuando lo cortas, como si le costara separarse de sí mismo.

Así que, sin peinarse, se metió en sus sandalias (una de cada color, porque Lupe tenía ese don involuntario del desajuste encantador) y se fue al mercado. Pero el mercado estaba cerrado. Todo cerrado. Lupe bufó. Caminó un rato sin rumbo y acabó, sin saber cómo, frente al lago del parque.

Allí, el agua brillaba con descaro bajo el sol, como si le importara poco el antojo panadero de Lupe. Sentada en un banco, con el estómago gruñendo, vio pasar a un niño pequeño. El niño soltaba barquitos de papel en el agua, cada uno con un trozo de pan dentro, como si fueran mensajes a los peces hambrientos.

¿Y eso? —preguntó Lupe, sin poder evitarlo.

Es para las carpas —dijo el niño con toda la seriedad de un capitán de cinco años—. Les gusta el pan con miga blandita. Pero a veces se lo lleva el pato ese que se cree tiburón.

En efecto, un pato se zambullía como torpedo cada vez que un barco llegaba a media travesía. Lupe se rió. Y algo dentro de ella —quizás el hambre, quizás la ternura— se aflojó. Cogió un lápiz, tomó una hoja del cuaderno que siempre llevaba en el bolso y, sin pensarlo mucho, escribió:

“Quiero comer pan.”

Hizo un barco con el papel, lo cargó con una galleta rota del fondo del bolso y lo echó al lago.

El pato lo ignoró.

Pero, en ese mismo instante, alguien apareció por detrás y dijo:

—Perdona, ¿te gusta el pan? Tengo uno recién hecho y podría compartirlo contigo.

Era un chico delgado, con camiseta de rayas y pan en una bolsa de tela que olía a gloria celestial.

Lupe lo miró. Miró el pan. Y luego al lago.

—¿Tú crees en la magia de los barquitos de papel?

—A partir de ahora, sí rió el chico.

Y así, Lupe desayunó pan crujiente a orillas del lago, con compañía inesperada. Porque a veces, el universo no te da lo que pides… pero sí lo que realmente necesitas.





· PA DE SAFARNÀRIA · 

Ingredientes (1 hogaza mediana)
350 g de harina de fuerza
200 g de zanahoria morada cocida y triturada (al vapor o hervida, escurrida y hecha puré)
130–150 ml de agua (ajusta según humedad del puré)
7 g de sal
5 g de levadura seca de panadero (o 15 g de fresca)
10–15 g de miel o azúcar (opcional, realza el color y el sabor)
20 ml de aceite de oliva virgen extra
1 cdita de vinagre de manzana o zumo de limón (opcional, intensifica el morado)

Cuece la zanahoria:
  1. Pela y corta las zanahorias moradas. Cuece al vapor o hierve hasta que estén muy tiernas.
  2. Escurre bien y tritura hasta hacer un puré fino. Deja enfriar.

Mezcla la masa:
  1. En un bol, mezcla la harina con la sal y la levadura (seca, si es fresca, disuélvela antes en parte del agua).
  2. Añade el puré de zanahoria, el aceite, la miel y el vinagre.
  3. Incorpora el agua poco a poco mientras mezclas. La masa debe quedar suave y algo húmeda, pero no pegajosa.

Amasa:
  1. Amasa durante 8–10 minutos hasta que la masa esté elástica. Si está demasiado blanda, puedes añadir una cucharada de harina más.
  2. Puedes usar amasadora o hacer plegados cada 10 minutos durante 40 minutos.

Primer levado:
  1. Forma una bola y deja levar en un bol engrasado, tapado, durante 1 a 1,5 horas o hasta que duplique su volumen.

Formado:
  1. Desgasifica con suavidad. Forma una hogaza o pon en un molde de pan engrasado.
  2. Deja levar de nuevo unos 45–60 minutos.

Horneado:
  1. Precalienta el horno a 220 °C con vapor (puedes colocar un recipiente con agua caliente en la base del horno).
  2. Haz un corte decorativo si quieres.
  3. Hornea 35–40 minutos, bajando la temperatura a 200 °C después de 10 minutos.
  4. Deja enfriar completamente sobre rejilla antes de cortar.

Notas:
  1. El color de la zanahoria morada cocida puede variar al hornear (puede tender a tonos azules o grises por el pH). Añadir vinagre o limón ayuda a mantener el color más intenso.
  2. Este pan queda suave, húmedo y ligeramente dulce.
  3. Puedes usarlo para tostadas, bocadillos o como base para panecillos pequeños.


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Puré de patatas

Cinco estudiantes de intercambio se perdieron en una callejuela estrecha detrás de una conocida librería de Londres. Creían estar en camino hacia el Museo Británico, pero acabaron en una especie de mercado alternativo que parecía sacado de un libro raro.

¿Esto es el callejón Diagón? —preguntó Marta, riéndose.

Sí, claro, y yo soy Harry Potter —respondió Lucas, rodando los ojos.

En una esquina, junto a una tienda de libros viejos, había un carrito de comida con un cartel que decía:
“Puré de patatas profético — gratis hasta agotar existencias.”

Gratis —dijo Sofía—. ¿Qué puede salir mal?

El puré estaba increíble. Cremoso, caliente y con mucha mantequilla. Mientras comían, el dueño del carrito, un señor con un sombrero gigante con forma de embudo, los observaba con una sonrisa.

¿Sabían que este puré revela cosas sobre tu futuro? —les dijo, señalando su sombrero—. Yo no adivino con cartas ni bolas de cristal.

Los estudiantes rieron, pero Marta, por curiosidad, preguntó—¿Y qué ves en nosotros?

El hombre se acercó, los miró con aire teatral y dijo —Veo que habéis perdido algo importante… como la orientación, por ejemplo.

Eso ya lo sabemos —dijo Diego.—¿Y esto? —preguntó Inés, levantando una pequeña bolsa de tela que encontró en su bolsillo. Dentro había tres monedas de oro con un mapa dibujado en relieve.

¡Eso lo dejaste en el carrito! —le dijo el hombre—. Son monedas de cambio de la tienda de libros. Si las usas bien, te dan pistas para encontrar la salida__rió el señor.




Esta es mi versión de lo que considero el mejor puré de patata que he probado, el clásico puré francés del chef Joël Robuchon, quien dedicó un libro entero a las patatas. Su secreto: mucha mantequilla fresca y remover vigorosamente el puré. Para obtener un buen puré de patata, necesitas saber dos cosas: primero, la calidad de las patatas. Elige patatas amarillas con almidón, para un puré cremoso y suave, ya que tienen más humedad. El segundo consejo es nunca procesar las patatas. Usa un prensapatatas o un pasapurés manual. Ambas opciones trituran las patatas sin que queden pegajosas. Si procesas las patatas con una batidora de mano o un procesador de alimentos, el procesamiento libera más gluten y hace que el puré quede como pegamento. #diadelpuredepatatas


· PURÉ DE PATATAS ·

  • 500 gramos de patatas
  • 85 gramos de mantequilla, fría cortada a trozos pequeños
  • 235 mililitros de leche
  • 60 mililitros de nata
  • Sal al gusto

Elaboración
  1. Lava bien las patatas y córtalas por la mitad horizontalmente. Las mitades deben ser muy similares para que se cocinen uniformemente. 
  2. Colócalas en una olla grande y cúbrelas con agua fría, dejando unos 2,5 cm por encima de las patata. Añade media cucharada de sal gruesa por cada cuarto de agua de la olla. 
  3. Una vez que el agua alcance el punto de ebullición, baja el fuego a medio bajo y cocina a fuego lento las patatas sin tapar durante unos 20 minutos o hasta que la hoja de un cuchillo insertado en la patata la atraviese fácilmente.
  4. Trabaja rápidamente con las patatas aún calientes. 
  5. Escurre las patatas, pélalas y pásalas por el pasa purés o el prensapatatas. 
  6. Ponlas una sartén a fuego medio y remueve enérgicamente durante 4 minutos con una espátula de madera, dejando que se evapore el exceso de agua. 
  7. Empieza a añadir los trocitos de mantequilla fría, poco a poco, integrándolos bien y removiendo enérgicamente. 
  8. Hierve la leche y la nata y añádelas a la mezcla de patatas, en un chorro, hasta que se absorban por completo. 
  9. Dependiendo del nivel de humedad de las patatas, podría ser necesario ajustar la cantidad de leche, no querrás un puré sólido ni líquido. 
  10. Así que ve poco a poco al final para asegurarte de obtener la consistencia adecuada. 
  11. Si necesita añadir más leche, hazlo en caliente. 
  12. Prueba de sal y sirve.







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GastroBaleares




"Vet aquí"… Así comienzan les rondalles mallorquines, esos cuentos populares de Mallorca que se transmitían de boca en boca, de padres a hijos. Y, precisamente de boca en boca, queremos contar nuestro particular evento, que gracias a Manu y a María José haremos realidad el próximo 1 de junio.

Será una jornada instructiva y divertida, pensada para conocer algunos lugares interesantes de Palma, recorrer la isla en busca del producto mallorquín y terminar con una cena en un celler típico y con renombre.

La idea es que, con el tiempo, podamos organizar nuevos encuentros en las distintas islas para seguir descubriendo los diversos aspectos de las Baleares. Así pues, la convocatoria queda abierta: podéis dirigiros a los blogs de los organizadores para concretar detalles e informaros sobre el evento.

Manu y María José me pidieron que diseñara el logotipo para este encuentro gastronómico. Me dieron total libertad, así que, buscando un nexo de unión entre islas y saliendo de lo típico, se me ocurrió que quizá los tres animales de abasto podían representarnos muy bien.

El cerdo simboliza Mallorca, ya que de él elaboramos, entre otros productos, la conocida sobrasada. La vaca representa Menorca, famosa por sus quesos. Y la oveja encarna a Ibiza y Formentera, donde el flaó, dulce típico de allí, se elabora con leche de este animal.

Además, en los próximos años, el evento se trasladará a las demás islas: Mallorca será la primera, Menorca la segunda e Ibiza la tercera. Los tres logotipos irán adaptándose según la isla anfitriona y el enfoque del evento.

Y terminan diciendo: "Rondalla explicada, rondalla acabada".

Logotipo creado por @catypol

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