Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.
Hi, I'm Caty and I lead this circus.
Foodie, graphic designer, storyteller and photography amateur is a summary of what you will find here, a circus full of recipes, stories and spectacle. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, welcome to Circus day, I hope you like the show.
Y en primavera llegaba su pasión por las flores. Si por ella fuera, su jardín estaría lleno de flores y quizás algún árbol. Bueno, árbol ya había uno: un albaricoquero que hacía que el conjunto del jardín fuera especial, ya que sus frutos anaranjados y rojizos eran una delicia, no solo para la vista, sino también para el paladar. Cuando esto ocurría, su vecina se acercaba para hornear un bizcocho, y pasaban la tarde admirando las flores del jardín mientras compartían un trocito de ese bizcocho familiar que ella le cocinaba.
Cada especie floral era seleccionada para elaborar una diadema que engalanaba las cabezas de muchas novias. Llegaban de todas partes de la isla para llevárselas y formar parte de un día tan especial para ellas, y eso la emocionaba. Cada año era lo mismo, y cada año le latía el corazón de felicidad cuando sucedía.
Bodas, comuniones o simplemente un detalle para hacer sentir especial a alguien... Le encantaba ver luego las fotos que le enviaban. Tenía un tablón donde las exponía, y había un mosaico tan variopinto y precioso que era el orgullo de su trabajo. Allí se veía no solo el resultado de su labor, sino también cómo la vida de sus flores se alargaba mucho más a través de esos recuerdos. Recuerdos de otras personas, y también suyos. Eso la unía a ellos.
Una receta muy "nuestra" o que hacemos mucho en Mallorca es la coca de albaricoque a la que añadimos, a veces, sobrasada, si bien los meses mayo/junio son los meses del albaricoque mallorquín y que todos esperamos, pues es rojizo y muy sabroso, también los usamos para nuestras cocas dulces, y estas suelen ser fermentadas con levadura panadera, yo tengo la versión "rápida", fácil, sin gluten cocinada con freidora de aire aunque también en horno, de cómo hacer bizcocho de albaricoque con sobrasada en un plis plas.
· BIZCOCHITOS DE ALBARICOQUE Y SOBRASADA ·
Ingredientes
110 gramos de harina
8 gramos de levadura en polvo
1 huevo
100 gramos de azúcar
Una pizca de sal
50 mililitros de aceite suave (girasol o aceite de oliva suave)
50 mililitros de leche
Albaricoques frescos de temporada (para decorar)
Sobrasada mallorquina (para decorar)
Azúcar glas (opcional, para espolvorear)
Prepara la masa:
Mezcla en un bol la harina, la levadura, el azúcar y la sal. Añade el huevo, el aceite y la leche, y bate hasta que la masa quede suave y sin grumos.
Reposo:
Rellena cápsulas o moldes individuales (que quepan en tu freidora de aire o en el horno). Deja reposar la masa en la nevera durante 30 minutos.
El toque mallorquín:
Sobre cada porción de masa, coloca medio albaricoque (presiona suavemente, sin hundirlo del todo) y una cucharadita de sobrasada. Si quieres, espolvorea un poco de azúcar glas por encima.
Cocina con amor:
Freidora de aire: precalienta a 160 °C durante 5 minutos. Cocina durante 16 minutos a la misma temperatura, o hasta que al pinchar con un palillo, salga limpio.
Horno tradicional: hornea a 180 °C durante 20 minutos, o hasta que estén doraditos y bien cocidos.
Relato, receta y fotografías @catypol - Circus day.
Lauren vive a tres casas de la mía. La conocí un día que salía a tirar la basura y ella regaba sus cactus con una regadera en forma de flamenco. Me saludó con una sonrisa torcida y un “hola” que parecía salido de una película indie. Desde entonces, nos saludamos con una familiaridad extraña, como si nos conociéramos de antes.
Hace dos semanas me confesó que quería ser bartender. Lo dijo así, sin rodeos, mientras me ofrecía una rodaja de sandía helada.
—Quiero ser bartender. De verdad. Mezclar cosas, inventar cócteles, hacer trucos con las botellas. ¿Me prestas tu licuadora? —preguntó, como si eso fuera parte del trato.
Me reí y le dije que sí, y que si necesitaba un conejillo de Indias para sus experimentos etílicos, yo me ofrecía voluntaria. Alguien tenía que sufrir los errores para que otros disfrutaran los aciertos. Esa misma noche llegó a mi casa con una sandía entera, una botella de vodka y un entusiasmo que daba miedo.
—Hoy probamos “La Sandía Cósmica” —anunció, como si presentara un nuevo planeta.
Cortó la sandía, vació parte de su pulpa en la licuadora, añadió un chorro generoso de vodka —muy generoso— y hielo. Lo sirvió en copas de vino porque “no tengo vasos de cóctel todavía”. El resultado era rosa, espeso y peligrosamente delicioso.
—¿Y? —preguntó, observándome como un químico que espera que su fórmula no explote.
—Es como verano en la boca, pero con intenciones oscuras —respondí, ya medio mareada tras el segundo trago.
Desde entonces, cada viernes es “noche de prueba”. Ya hemos pasado por combinaciones con pepino, jengibre e incluso un experimento fallido con pimiento rojo que juramos olvidar. Lauren apunta todo en una libreta azul con dibujos de cócteles. Dice que un día abrirá su propio bar y que habrá un cóctel en el menú llamado “El Conejillo”, en mi honor. Llevará vodka, sandía y un poco de locura. Y yo, claro, estaré en la primera mesa, brindando con una sonrisa torcida.
Si bien en la adolescencia me "moría" por ir a la disco a medida que crecí eso también fue cambiando. Llegado el momento me interesó más las reuniones con los amigos en espacios menos concurridos. Las fiestas particulares también son un buen lugar para divertirse, es más tranquilo y tiene sus ventajas, o inconvenientes, según se mire, hay que invitar siempre a los vecinos, así nos ahorramos las llamadas de atención de los mismos o a la policía y si están en la fiesta pues no se queja nadie.
Bueno la cosa es que, a todos nos gustan las fiestas, si es en verano mejor, por eso de que solemos tener más tiempo libre y las fiestas nos saben bien, muy bien, sobretodo si elegimos servir la bebida de una manera diferente. Se acabó el tiempo de allí me colé y en tu fiesta me planté, ahora todos invitados ¿te apuntas?. Si quieres la versión sin alcohol haz clic aquí.
Dos versiones para sorprender: con gelatina o con fruta natural
Pequeños, refrescantes, y con un puntito travieso. Estos chupitos de sandía servidos en cáscaras de lima son mini cócteles comestibles que se comen de un bocado… ¡y se quedan en la memoria!
Te traigo dos versiones: una con gelatina sabor sandía (súper fácil y rápida), y otra con sandía natural (perfecta si estás en temporada y quieres un toque más fresco y real).
· CHUPITOS DE SANDÍA ·
Versión 1: con gelatina de sandía
10 limas
1 sobre de gelatina sabor sandía
250 mililitros de agua hirviendo
250 mililitros de vodka
Semillas de sésamo negro (para decorar)
Paso a paso:
Corta las limas por la mitad, exprímelas y vacía bien las cáscaras. Límpialas por dentro y déjalas secar boca abajo. Hierve 250 ml de agua en un cazo. Retira del fuego y disuelve el sobre de gelatina, removiendo bien hasta que no queden grumos. Añade el vodka, vuelve a mezclar y reparte el líquido dentro de las cáscaras de lima, llenándolas hasta el borde. Mete las limas en el frigorífico hasta que la gelatina cuaje (unas 2–3 horas). Una vez firmes, corta cada mitad en cuñas con un cuchillo bien afilado y decora con unas semillas de sésamo negro.
Versión 2: con sandía natural (en temporada)
6 limas
120 mililitros de zumo de sandía (licuado natural)
30 mililitros de vodka
2 gramos de agar-agar
Semillas de sésamo negro
Tip: unas gotas de colorante rojo si quieres un tono más intenso
Paso a paso: Igual que en la versión anterior: corta las limas por la mitad, exprímelas y limpia las cáscaras por dentro. Déjalas secar. En un cazo, mezcla el zumo de sandía con el agar-agar y lleva a ebullición a fuego bajo. Remueve durante 4 minutos para que active. Retira del fuego, añade el vodka y mezcla bien. Rellena las cáscaras con esta mezcla y deja cuajar en la nevera. Corta en cuñas y termina con un toque de sésamo negro.
✦ Para fiestas, pícnics o simplemente porque sí...
Son ideales para servir en una tabla bonita, como entrada divertida en una cena de verano o como broche final en una comida informal. Puedes hacerlos sin alcohol si lo prefieres, usando solo zumo o agua con sabor.
🌱 Variación sin alcohol: sustituye el vodka por agua de coco, zumo de lima o infusión fría de hibisco.
Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.