Charlota de chocolate
Cada día salía de casa para dar un paseo por el barrio. Me gustaba caminar lentamente, saludar a Marie, la señora de la boutique, esquivar a los chicos que salían de clase, ayudar a cruzar al señor Maurice, un poco sordo y ciego para cruzar solo, y sentarme un rato a contemplar la belleza del río que cruza la ciudad. Las barcazas suben y bajan, mostrando a los turistas tal o cual rincón de la orilla, y los pequeños botes con enamorados, agarrados uno a otro, contemplan la misma belleza que yo.
Después me dirigí a Petit Paris, una pequeña cafetería bistró, llena de vida por la mañana, pero que por la tarde se tranquilizaba y abrigaba a los que, como yo, necesitaban un descanso en su día. Allí me esperaba Juliette, mujer delicada y bonita, con unos ojos que dejaban sin aliento a cualquiera que se detuviera a mirarla. Ella sonreía siempre, incluso a aquellos que no tenían tiempo para parar un rato de su vida y saludarla.
Y allí estaba yo, sentado junto a la ventana, admirando el ir y venir de los demás y suspirando por no ser uno de ellos, siempre corriendo de un lado a otro, cuando apareció Juliette con un poco de su magia. Algo llevaba en sus manos, escondido bajo una bella tela. Me miraba pícara y sonriendo.
—Je donne un peu, si vous pouvez deviner ce qu'il est? —siempre conseguía hacerme reír.
—¡Humm! ¿Una calabaza? —dije yo divertido.
—Non, non —dijo ella.
—¿Le has quitado el sombrero al señor Maurice? —bromeé.
—Nooooon —exclamó riendo.
—De acuerdo, me rindo —dije al fin.
—¡Oh, monsieur! Chocolat, charlotte au chocolat pour vous —dijo al fin, sacando la tela. Debajo había una bella charlota de chocolate, tan bella como la ilusión de su dueña, tan dulce como su mirada, tan rica como solo ella sabía hacerla.
Si alguna vez visitas París, búscala, déjate seducir por su magia y admira sus ojos. Ella te sorprenderá siempre.
La charlotte se creó en Inglaterra a principios del siglo XIX y recibió su nombre en honor a la reina Charlotte, esposa del rey Jorge III. Originalmente, este postre se preparaba en un molde alto con bordes acampanados, forrado con pan y mantequilla, y relleno de compota de manzana. Luego, se cocía en el horno durante largo tiempo, de manera similar a un pudín.
Le debemos la charlotte a Antonin Carême, también conocido como Antoine de la Créme y apodado “el rey de los chefs y el chef de los reyes”, siendo el primero en recibir ese título. Fue en las cocinas del Príncipe Regente Jorge IV donde Carême se familiarizó con la charlotte.
Más tarde, modificó la receta original y comenzó a utilizar bizcochos de soletilla, adaptándolos de su forma redonda original a la forma alargada que conocemos hoy. A esta creación la llamó “charlotte parisina” para diferenciarla del postre inglés.
Ingredientes
- 150 gramos de chocolate negro + 75 gr. para los bizcochos
- 12 bizcochos de soletilla
- 70 gramos de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente
- 70 gramos de azúcar glasé
- 1 cucharada de cacao sin azúcar
- 1 cucharadita de café instantáneo
- 2 yemas de huevo, a temperatura ambiente
- 1 cucharada de ron blanco
- 200 mililitros de nata para montar
- Forra el molde con papel de hornear.
- Fundé los 75 gramos de chocolate al baño María o en el microondas. Baña con chocolate las puntas de los bizcochos y colócalos sobre papel de hornear para que se solidifiquen en el frigorífico.
- Fundé los 150 gramos de chocolate y reserva.
- Por un lado, monta la nata.
- Por otro, bate la mantequilla con la mitad del azúcar hasta obtener una mezcla blanca y esponjosa. Añade el cacao y el café molido y mezcla bien.
- Por último, bate las yemas de huevo con el resto del azúcar y el ron hasta obtener una mezcla blanca que haya doblado su volumen.
- Incorpora los 150 gramos de chocolate fundido a la mezcla de mantequilla y cacao. Añade la mezcla de yemas y ron y bate bien para integrar todo.
- Finalmente, añade la nata montada con suavidad, mezclando con movimientos envolventes hasta que quede todo bien integrado.
- Cuando el chocolate de los bizcochos se haya endurecido, corta los bizcochos para dejarlos a la misma altura que el molde (si prefieres sin cortar, también puedes hacerlo). Coloca los bizcochos en el molde, con la parte bañada en chocolate hacia el fondo.
- Vierte dentro del molde la mezcla de chocolate. Golpea un poco el molde para que la mezcla se asiente.
- Deja reposar en el frigorífico toda la noche o un mínimo de cuatro horas antes de consumir.
- Para desmoldar, coloca la parte de los bizcochos con chocolate hacia arriba y espolvorea cacao por encima.
Sencillamente perfecta, con chocolate y esta magnífica presentación¡ Un besazo preciosa
ResponderEliminarQue maravilla de vista, me gusta como luce en tu página, como resalta y no es nada fácil sacar fotogénico el chocolate.
ResponderEliminarEsto me lo dejo apuntadito. Pásatelo muy bien guapísima. Te espero.
¡Qué rica! Con lo que me gusta el chocolate...
ResponderEliminarDe 10!!!ya con el nombre, dices, debes estar de lujo, y al ver las fotos....mmmm...sin palabras!!!un postre sensacional!!!!! la presentación estupenda!!!!
ResponderEliminaruna presentación de libro!!!! me has recordado una receta familiar que hace mil que no hago, también con soletillas por los lados... me pongo ya!!!
ResponderEliminary pásalo bien en tus vacaciones, muchos besos!
a mi tb me gusta mucho el chocolate. Que rica te ha quedado. Pásalo bien.
ResponderEliminarPreciosa y deliciosa seguro...una buena idea me has dado..
ResponderEliminarun manjar! me encanta todo lo q tenga chocolate!
ResponderEliminarQue bonito el pastel, me encanta la presentación.
ResponderEliminarYo debo ser una de las pocas personas a la cual no le gusta el chocolate y mira, por suerte, porque nunca vi tanta variedad de chocolates como aquí, es el mundo soñado para el chocolatero, :).
Besos