Mi vecnina Mari tiene un torrente de voz que ni un estadio entero gritando “¡gol!”. Es la mezcla entre Iggy Pop, Janis Joplin, Édith Piaf y la Caballé. Pero todo eso en bata y rulos. Al principio, me costó acostumbrarme a su voz, no a Mari. Ella es simpática, aunque también es una caja de sorpresas con mecha corta. Lo mismo llama a la puerta con una sonrisa, __Vecina, ¿me das un poco de sal, guapa?__dice, con voz aterciopelada. Que a los cinco minutos grita por la ventana, __¡QUE TE CAGAS EN MIS PLANTAS, INÚTIL, QUE TE VEO, DESGRACIAO!.
Y uno ya no sabe si está recibiendo cariño, una amenaza o si ha empezado una ópera apocalíptica y él es el tenor sacrificado. Una noche, sin avisar, se puso a cantar en su terraza. El cielo se oscureció, los perros del barrio aullaron como si viniera el fin del mundo, y la farola de la esquina explotó en chispas, como en los conciertos de AC/DC. Te atraía, eso sí. Te tragaba como un vórtice emocional, te dejaba con los pelos de punta, y luego te tiraba al suelo como un papel arrugado.
Los plomos de mi casa se fundieron. Literalmente. Saltó el automático, el digital, y hasta se apagó el horno. El otro día me crucé con ella en el rellano.__Mari, el otro día cantaste "La vie en rose", ¿verdad?. __¿Y?__ me dijo alzando una ceja, como si preguntarme fuera arriesgar mi estabilidad vital.__Nada, nada, solo quería decirte que se me tostó el bizcocho en el congelador. Ella solo me guiñó un ojo. Creo que fue un cumplido.


Zanahoria morada · Pastanaga · Safàrnaria · Purple carrot
Negra con alma blanca, así es ella, dulce, más dulce que la otra, quedó olvidada, dejando a un lado que forma parte de una historia, en un tiempo de hambre, de dificultad y desasosiego. Ella fue reina en muchas cocinas mallorquinas durante mucho tiempo, las cocineras la usaban en los guisos, y en los fritos, y un buen día allí quedó, y fue sustituida por otra de color más parecido a un atardecer, a un ocaso hasta hace poco, hace poco volvió, y hoy podemos volver a comerla, prepararla y saborearla como si no hubieran pasado los años , disfrutemos del espectáculo.
La zanahoria morada fue antes que la zanahoria naranja, fruto de un "invento" Holandés por ser el mayor productor en el siglo XVI, pero no fue hasta mucho después que llegaron a Mallorca.
Mi madre recuerda comer la zanahoria morada (pastanaga) cuando era niña, después se vendían las de color naranja, menos dulce que la morada. Por esa razón he pensado en usarla en el bizcocho de zanahoria, es una delicia que no debes dejar de probar. ¡ah! el carrot cake suele acompañarse de frosting pero a mi no me entusiasma y siempre termino quitándolo de encima, así que yo sólo lo he decorado con azúcar glas. Si quieres hacerla con harina de trigo sustituye la harina sin gluten y no le pongas goma xantana.
En homenaje al pasado, en Circus day la recuperamos así:
· BIZCOCHO DE ZANAHORIA MORADA ·
- 150 mililitros de aceite
- 3 huevos a temperatura ambiente
- 1 cucharada de vinagre de manzana
- 1 cucharadita de canela
- 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
- 1/2 cucharadita de clavo en polvo
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 200 gramos de harina
- 10 gramos de levadura en polvo
- 3/4 cucharadita de sal
- 150 gramos de azúcar
- 150 gramos de zanahorias moradas ralladas o picadas, bien exprimidas
- 30 gramos de nueces picadas
- Azúcar glas
Molde redondo de 20 centímetros
Engrasar el molde o con spray para moldes o con mantequilla y harina. Reservar. Tamizar en un bol la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal, la canela, el jengibre y el clavo. Reservar. Mezclar el aceite, el azúcar, los huevos y el vinagre. Agregar los ingredientes secos mezclar hasta que no queden grumos. Añadir la zanahoria rallada y las nueces, mezclar con la masa. Verter la mezcla en el molde y hornear 45 minutos o hasta que al pinchar un palillo, salga limpio. Dejar enfriar unos 5 minutos en el molde y desmoldar. Reposar sobre una rejilla de repostería para enfriar. Espolvorear con azúcar glas.
Nota: sustituye la zanahoria morada por la zanahoria naranja si prefieres.
