Lechona
Era la última noche de Marta en el observatorio astronómico de Cerro Oscuro, y los científicos habían decidido despedirla como se merecía, con una pequeña fiesta improvisada en la cúpula, justo al lado del telescopio más preciado, el Carlitos-3000.
—¡Sorpresa! —gritó el equipo al verla entrar—. ¡Trajimos lechona!
Marta se tapó la boca para no soltar una carcajada. Allí estaba, en medio de monitores, lentes y gráficos de galaxias, una bandeja inmensa con una lechona humeante, flanqueada por botellas de vino barato y vasos de plástico con nombres escritos en marcador indeleble.
—¿Quién demonios trajo una lechona a un observatorio? —preguntó Marta riéndose.
—Yo —dijo tímidamente Ernesto, el científico más callado del equipo, con una servilleta en la mano y un rubor galáctico en las mejillas—. Me pareció festivo.
La noche transcurrió entre anécdotas, abrazos, y teorías cuánticas mezcladas con chistes malos. A la medianoche, cuando ya nadie podía moverse del empacho, Marta subió sola a la plataforma del telescopio. Ernesto la siguió.
—¿Te vas feliz? —preguntó él, mirando al cielo.
—Sí —respondió ella, sin apartar la vista de Saturno—. Pero voy a extrañar todo esto. Incluso tus ecuaciones interminables.
Hubo un silencio. Luego, Ernesto se rascó la cabeza, respiró hondo y soltó.
—¿Te puedo dar un beso de despedida?
Marta lo miró. Dudó. Y luego, sonriendo, se acercó. El beso fue torpe, cálido, y con sabor a lechona. Y aunque nadie lo supo, ese fue el primer beso en la historia del observatorio que quedó registrado porque, por error, Ernesto había dejado encendida la cámara de la cúpula. Desde entonces, cada vez que alguien revisa el archivo del telescopio, entre imágenes de nebulosas y supernovas, aparece un beso torpe.
· PORCELLA AL FORN ·
- Una lechona de unos 6 kilos
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimienta negra
- Ajos
- Limones
- Manteca de cerdo
- Tomillo
- Una copa de brandy
Elaboración
Con antelación de un día adobar la lechona así: Fregar sobre la piel con sal y pimienta y manteca de cerdo. Para el interior, machacar los ajos y fregarlos con aceite de oliva y zumo de limón en abundancia. Dejar unas ramas de tomillo. Colocar la lechona en una fuente untada con manteca de cerdo, cubrir con film y dejar en el frigorífico hasta el día siguiente.
Sacar la lechona del frigorífico y dejar en el horno con la piel hacia abajo, cocinar por una hora a 175º C. Después de este tiempo sacar del horno y darle la vuelta para que la piel quede hacia arriba. Cubrir con papel de aluminio y volver al horno unos 45 minutos más.
Una vez pasado este tiempo retirar el papel de aluminio y rociar la lechona con el brandy, subir la temperatura a 190º C y cocinar unos 10 minutos más.
Relato y fotografías @catypol - Circus day.
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