Isabella encontró en el desván de la casa de su abuelo un antiguo libro lleno de secretos sobre las criaturas mágicas y los métodos ancestrales para volar. Con ojos brillantes y una determinación inquebrantable, comenzó a estudiar el arte de volar con la ayuda de las antiguas enseñanzas.
En un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y un vasto cielo azul, vivía Isabella que soñaba con volar. Desde que era una niña, miraba maravillada a las aves que surcaban el cielo, deseando poder unirse a ellas algún día. Sin embargo, su familia estaba preocupada por la seguridad de sus sueños y la instaban a abandonar esas ideas fantasiosas. Pero Isabella tenía un aliado incondicional: su querido abuelo, Don Emilio. Vivía en una acogedora casa cerca del campo de rabanitos que cultivaba con amor.
Don Emilio, al enterarse de la búsqueda de su nieta, decidió unirse a ella en su aventura. Recordando las historias que le contaban de su propia juventud, conocía algunos secretos que podrían ayudarla a cumplir su sueño. Juntos, comenzaron a experimentar con diferentes métodos, desde cometas hasta planeadores improvisados hechos con tela y palos.
La familia seguía preocupada, pero cada día Isabella y su abuelo se sumergían más en su búsqueda compartida. Pasaban horas entre risas y desafíos, explorando las maravillas del campo de rabanitos mientras perfeccionaban sus creaciones. Los días se convirtieron en una mezcla de magia y aprendizaje, con el abuelo alentándola a seguir sus instintos y a no tener miedo de caer.
Finalmente, después de muchas pruebas y errores, llegó el día en que Isabella sintió que estaba lista para volar. Con un artefacto peculiar, una mezcla de ingenio y magia, se elevó en el cielo junto a las aves que tanto admiraba. El abuelo, desde abajo, aplaudió con lágrimas en los ojos al ver el éxito de su nieta.
A partir de ese día, Isabella se convirtió en la leyenda del pueblo, una joven que desafió la gravedad y encontró la libertad en el cielo. La familia, inicialmente preocupada, comenzó a comprender la importancia de seguir los sueños y permitir que cada individuo experimente la vida a su manera.
La historia de Isabella se convirtió en un cuento que los abuelos del pueblo contaban a sus nietos antes de dormir, recordándoles la importancia de la determinación, el amor y la libertad para perseguir sus sueños, incluso cuando parecían imposibles. Y en el campo de rabanitos, donde Isabella aprendió a volar, las risas y el amor perduraron en cada rincón, contagiando la magia de un sueño que se hizo realidad.
Descubrimientos simples que me hacen vibrar de emoción tanto como las recetas antiguas, experimentando después en mi cocina para ver si el descubrimiento es posible en las cocinas de todos, o solamente es posible en las cocinas de algunos, y es evidente que en este caso vale la pena, el resultado me gustó mucho, y el descubrimiento viene de la mano del chef Wylie Dufresne y funciona.
Uno de mis platos preferido es"s'arròs sec", y bueno, recuerdo que los domingos (todos) eran día de arroz, y en tiempo de rabanitos lo acompañábamos con los mismos. Pues bien, cuando descubrí que fácilmente podía hacer una plancha de rabanitos gracias a la gelatina, ¡ya ves qué fácil! no tuve duda de que los rellenaría. Pero en esta entrada la importancia no la tiene el arroz, en esta entrada lo que de verdad importa es la simplicidad de unos ingredientes para llegar a un sorprendente resultado.
· CANELONES DE RABANITOS RELLENOS ·
Plancha de rabanitos
Utensilios
Para el relleno
- Rabanitos
- 2 g de Agar agar
- 150 ml agua
Utensilios
- Mandolina
- Pinzas o palillos
- Papel de horno
Para el relleno
- "Arròs sec" de verduras
Elaboración
Cortar con una mandolina en rodajas muy muy finas los rabanitos, si no las cortamos tan finas la gelatina no nos hará de pegamento. Diluir el Agar agar en el agua, en frío, y llevar a ebullición, cuando hierva sacar del fuego, con unas pinzas o palillos, introducir rodajas de rabanitos dentro de la gelatina, remojarlas bien, sacarlas e ir colocándolas superpuestas sobre papel de hornear formando un rectángulo. Trabajar rápido con la gelatina, a medida que se enfría no podemos usarla. Además de todo esto yo he terminado pincelando un poco de gelatina sobre la plancha.
Una vez que la plancha de rabanitos se ha solidificado bien podemos cortar a medida para hacer el canelón que queramos para rellenar.
Ahora podré experimentar con otros vegetales, imagino con esa remolacha tan linda o con zanahorias, o también con frutas, por qué no? ya que estamos se abren muchas variantes deliciosas y muy sanas. En esta para darle más sabor, le puse unas gotas de limón al agua del Agar agar, para darle el toque que le solemos dar al arroz, así hacer el plato completo.
¿Y qué haces con los rabanitos que nos queden?, ¿esos trocitos que nos sobren?. A mi me gustan mucho en ensaladas, encurtidos o naturales, no me importa, son deliciosos. Yo lo puse en vinagre para la ensaladas, solo tuve que hervir un poco de vinagre de manzana, unos 100 ml, 200 ml de agua, no le puse bolitas de pimienta negra ya que no tenía y después lo añadí junto con los trocitos de rabanito en un bote esterilizado.
Fotografías @catypol - Circus day.