Señoras y Señores,

Bienvenidos a Circus Day

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Hola,

Soy Caty y dirijo este circo

Foodie, diseñadora gráfica, cuentacuentos y aficionada a la fotografía es un resumen de lo que encontrarás aquí, un circo lleno de recetas, historias y espectáculo. Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemen, bienvenidos a Circus day, espero que te guste el show.

The Show

En el blog

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Garbanzos Ras el Hanout

En algún rincón polvoriento del desierto de Marruecos, dos camellos descansaban junto a un oasis diminuto, de esos que parecen una alucinación. __Si no aparecen pronto, me como el sombrero del mercader__ gruñó Omar. __Tú no tienes dientes__le dijo Fabio riendo. En eso, llegó un mercader de burros. Tiraba de una carreta cargada con cuatro burros y una olla enorme. De ella emanaba un aroma celestial. __¿Eso son… garbanzos?__ preguntó Fabio. __¡No cualquier garbanzo! ¡Es Ras el Hanout, receta secreta de mi bisabuela!__ exclamó el mercader, mientras sacaba un plato humeante de su carreta.

Antes de que pudieran discutir sobre herencias culinarias, aparecieron del cielo cuatro cuervos. Uno llevaba en el pico una lámpara de aceite vieja y polvorienta, que dejó caer justo entre los camellos. __¿Esto es lo de Aladino?__preguntó Omar. __¿Tú crees que sale un genio?.

Por supuesto, la frotaron. En lugar de un genio, salió una nube de humo que tosió, estornudó y formó la figura de un tipo desaliñado con ojeras. __¡Ay, otra vez! ¿Qué quieren ahora? ¿Riqueza, amor, WiFi?__ preguntó enfafado. __Solo queríamos saber si los garbanzos llevan comino__ dijo Omar. __Y si podemos repetir__ añadió Fabio. El genio los miró. Luego miró al mercader. Luego a los cuervos, que empezaban a picotear la olla. __Me voy__dijo. __Esto es demasiado surrealista incluso para mí.

Y puff, desapareció dejando una lluvia de purpurina y olor a canela. Esa noche, bajo las estrellas y rodeados de animales compartieron el mejor plato de garbanzos Ras el Hanout que se haya cocinado jamás en un oasis perdido. Y la lámpara... la usaron para calentar el té. 




Hoy en casa, recién salida de una gripe, también es el cumple del peque, juguetes por toda la casa, y a mi que me apetece comer algo suave y especiado para comer, ¡ya está bien de sopita!.

El nombre de esta mezcla de especias en árabe significa literalmente la cabeza de la tienda, haciendo referencia a la mejor mezcla de especias que el mercader puede ofrecer. No existe una receta única del ras el hanout, cada vendedor o cocinero lo elabora de una forma especial. La mía no la elaboré yo, la compré hecha y me gustó por lo suave que es, mezclada con legumbres y un toque de limón me encantó, espero que a ti te guste también.


· GARBANZOS RAS EL HANOUT ·

Ingredientes para 2

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cebolla picada
  • 2 dientes de ajo picados
  • 1/2 cucharita chile picado
  • 1 cucharadita de Ras el Hanout
  • Sal y pimienta al gusto
  • 1/2 taza de pasta de tomate
  • 2 tazas de hojas de espinaca, picada
  • 400 gramos de garbanzos, enjuagados y escurridos
  • El jugo de medio limón
  • 1 puñado de hojas de cilantro para adornar
  • Para servir (opcional) con pan marroquí y una cucharadita de yogur.
Elaboración
  1. Calienta el aceite en una sartén grande a fuego medio. 
  2. Cocina la cebolla, el ajo y el chile durante unos 5 minutos hasta que estén blandos.
  3. Añade el Ras el Hanout. Mezcla bien. 
  4. Añade la pasta de tomate. Cocina 1 minuto. 
  5. Añade las espinacas y garbanzos. Cocina y remueve ocasionalmente hasta que la espinaca se ha ablandado (alrededor de 3 a 4 minutos). 
  6. Retira del fuego. 
  7. Agrega el jugo de limón. 
  8. Sazona con sal y pimienta. 
  9. Adorna con cilantro.
  10. Sirve caliente con pan marroquí y una cucharada de yogur para acompañar.


Relato y fotografías @catypol - Circus day.

Spaghetti Western

El verano hacía tiempo que había quedado atrás: los baños en la piscina, las siestas al mediodía, los juegos por la tarde-noche que llenaban la casa de una banda sonora especial, las cenas al aire libre y las películas proyectadas sobre una sábana blanca en el patio interior. ¡Oh! Esa parte era, sin duda, la mejor manera de terminar la noche.

Mamá y papá, cogidos de la mano; mis hermanas, alborotadas cuando salía un actor guapo —o eso decían ellas, porque a mí todos me parecían del montón—; mi nonna, limpiándose las lágrimas cuando la historia lo requería... Entonces se giraba hacia mí y me decía, con dulzura:
—Mi niño bonito, no crezcas rápido.
Y a mí me desconcertaba. De todas formas, tenía que crecer, así que no le prestaba mucha atención cuando se ponía así de emocionada.

El día que mamá me dijo que esa noche veríamos un spaghetti western, me maravilló. A mí me gustaban mucho mucho los espaguetis, pero no entendía lo de “occidental”.
—¿Hay una película de espaguetis... occidentales?
No sabía qué pensar, así que me pasé el día persiguiendo a la nonna para que me contara el plan. Ella, muy reservada, solo me decía que la película me iba a gustar mucho.
Hay caballos, disparos y vaqueros —me decía—. No en ese orden... pero los hay.
Y eso me dejó chof. Aunque bueno, si había todo eso, seguro que me gustaría. Sobre todo si, antes de la película, el espagueti estaba en mi plato.




¡Yiiiijaaaa!
Cuando era pequeña, recuerdo que en La 2 hacían ciclos de cine con mucha frecuencia. A veces eran de películas de baile con Fred Astaire y Ginger Rogers, otras veces de cine negro... y otras, de westerns. Algunos eran americanos, pero también los había rodados en España —los llamados chorizo western— o en Italia, conocidos como spaghetti western. Aunque, al final, creo que ese término acabó aplicándose a todos los westerns hechos en Europa.

A mí, particularmente, no es un género que me entusiasme, pero sí gustaba mucho a nuestros mayores. Recuerdo a mi abuela o a mi padre viendo este tipo de películas con auténtica devoción.

Por lo visto, los estudios donde se rodaban muchos de estos spaghetti western estaban en Roma. Curiosamente, en los restaurantes italianos también puedes encontrar un plato muy típico: los spaghetti all’amatriciana. Aunque no son originarios de Roma, sino de Amatrice. Un poco como los westerns, ¿no crees?

La amatriciana —o matriciana, en dialecto romano— es una salsa para pasta que toma su nombre de Amatrice, una ciudad de la provincia de Rieti, en Abruzzo (hasta 1927). Sus ingredientes principales son: tocino (guanciale), queso pecorino y tomate.

Durante el siglo XIX y principios del XX, la popularidad de la amatriciana en Roma creció muchísimo, gracias a los estrechos vínculos entre ambas ciudades. En esa época, muchos posaderos en Roma eran originarios de Amatrice, y el término matriciano pasó a usarse para referirse a una "posada con cocina". La amatriciana fue tan bien recibida que se convirtió en un clásico indiscutible de la cocina romana.

Y tú, ¿con cuál te quedas: con el espagueti… o con el western?


· SPAGHETTI ALL'AMATRICIANA ·

Ingredientes
    400 gramos de espaguetis
    200 gramos de guanciale (o tocino)
    120 gramos de Pecorino
    500 gramos de tomates pelados

    Elaboración
  1. Pon el agua a hervir en una cacerola, con una pizca de sal gorda. 
  2. Engrasa una sartén de hierro con manteca de cerdo, pero si tienes una sartén antiadherente no la necesitas. Corta el tocino en tiras y no en dados, añádelo a la sartén y déjalo sofreír en su propia grasa, a fuego lento. El tocino debe volverse transparente en la parte grasa, luego empezando a dorarse, y cuando esté crujiente y tostado ( con cuidado de no quemarlo ) recogerlo con una espumadera y reservarlo en un plato, pero dejar su grasa dentro del sartén .
  3. Vierte los tomates pelados en la sartén y cocina durante 10/15 minutos. 
  4. Una vez cocidos, tritúralos con un tenedor reduciéndolos a pulpa y añadir 20 gramos de queso pecorino rallado. 
  5. Escurre los espaguetis y añádelos a la salsa de la sartén, salteándolos a fuego fuerte durante 2 minutos y mezclando todo bien. 
  6. Agrega el tocino y el resto de queso pecorino, mezcla rápidamente y sirve la amatriciana bien caliente.


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Mix agridulce

Todo empezó cuando Teresa, la dueña del pequeño hostal “Sol y Sombra”, encontró una piña sobre el mostrador de recepción. No era parte del desayuno ni un regalo de bienvenida. Simplemente… apareció.

—¿Y esto? —preguntó en voz alta, aunque solo estaba Paco, el recepcionista, medio dormido escuchando un tango en el viejo gramófono que alguien había donado años atrás.

—Igual la trajo algún huésped —dijo Paco, encogiéndose de hombros—. O es de los del autobús que llegó esta mañana.

En la plaza, justo enfrente del hostal, la única sombra que había era la de un raquítico árbol junto a la parada de autobús. Y ahí, efectivamente, se habían bajado dos turistas, una pareja joven, cargando mochilas enormes y… una piña.

Teresa cruzó la calle con la piña en la mano como si llevara un trofeo.

—¡Oigan! ¿Esto es suyo?

Los alemanes se miraron confundidos. Luego ella, con un inglés limitado pero convincente, explicó:

—Pineapple. Reception. You left.

—Ah! No, no. Decoration for photo —dijo él, y sacó el móvil para mostrar una foto de su novia con gafas de sol, un cóctel, y la piña como atrezo.

Teresa se rindió. Volvió al hostal y colocó la piña junto el gramófono. Quedaba curiosamente bien. Esa tarde, mientras barría la entrada, vio pasar a una señora mayor, impecable, con zapatos de tacón y un andar digno de pasarela. Se detuvo, miró la piña con interés y dijo:

—¿Venden fruta aquí también?

—No, señora —respondió Teresa, suspirando—. Pero si espera al próximo autobús, igual le traen algo más exótico.

La señora sonrió, se sentó bajo la única sombra de la plaza, y esperó. Desde entonces, la piña se quedó en el hostal. Ya nadie preguntó por ella. Fue parte del mobiliario durante unas horas, al final, acabaría en la cocina, cortada a rodajas o formando parte de un plato elaborado. ¡Cómo si fuera un cerdito engordado!.




Mai está haciendo un libro de recetas de piñas y bananas que después será donado a la organización Frutas Justas. Su propuesta es que "donemos" una receta en la que uno de sus ingredientes sea o piña o banana, y así colaborar en buena acción para apoyar a los trabajadores y presionar a que haya un cambio en el sistema actual, por una vida y comercio justo. Puedes informarte  mejor aquí. Yo he elegido piña.  Así que he hecho esto, una piña me ha servido para cocinar un plato que popularmente tomamos con pan, sí, eso una Burger, y aquí lo he servido con piña, ternera y salsa agridulce, ¿el resultado? así quedó:

· MIX AGRIDULCE ·

Ingredientes 
  • 1 piña pequeña
  • 500 gramos de carne picada ternera
  • La yema de 1 huevo
  • 1 cucharadita de cebolla en polvo
  • 1 cucharadita de ajo en polvo
  • 1 cucharadita de sal y pimienta
  • Pimiento verde y rojo a trocitos pequeños
  • Cebolla y ajo a trocitos pequeños
  • 1 cucharadita de tomate concentrado
Elaboración
  1. Enciende el horno a 200º C. (También se puede hacer con la airfryer como en el vídeo).
  2. Pela y quita el centro de la piña. 
  3. Corta a rodajas, ¿el grosor? a gusto de cada uno. 
  4. Reserva. 
  5. Pocha en una sartén los pimientos, la cebolla y el ajo, a fuego bajo. 
  6. Cuando empiecen a transparentar añade el tomate concentrado. 
  7. Remueve. 
  8. Deja pochar unos minutos más.
  9. Mezcla la yema, la cebolla en polvo, el ajo en polvo, y la sal y pimienta con la carne. 
  10. Cuando el sofrito esté pochado añádelo a la carne y mezcla bien.

Para formar los mix. 
  1. Asegúrate que el círculo de la piña esté relleno de carne.
  2. Aplastar los extremos formando las bolas como las de la foto. 
  3. Hornea durante 40 - 45 minutos (depende del grosor y del punto de cocción que guste a cada uno). 
  4. Si se hace con la airfryer, cocinar a 180 ºC durante 15/20 minutos.
  5. Servir con la salsa agridulce por encima.

· SALSA AGRIDULCE ·

Ingredientes
  • 2 cucharadas de azúcar glasé
  • 1 cucharada de fécula de maíz
  • 2 cucharadas de salsa de soja
  • 3 cucharadas de ketchup
  • 3 cucharadas de vinagre de arroz
  • 2 cucharadas de vino de arroz o vino blanco
  • 100 mililitros de agua
Elaboración
Mezcla todos los ingredientes y calienta en un cazo hasta que la salsa espese, no deben quedar grumos.




Podéis colaborar con vuestras recetas, ya sabéis banana o piña? y 5 reglas a tener en cuenta:

  1. consume local...compra más en fruterías y pequeños establecimientos evitando las grandes cadenas que están hundiendo los precios en origen.
  2. cuando tu bolsillo te lo permita, compra productos de precio justo... si no puedes siempre, ayuda de vez en cuando con pequeñas compras. 
  3. piensa que ciertos productos bio no son ni mejores ni peores para tu salud pero sí lo son para quienes los trabajan.
  4. si los gobiernos y organizaciones internacionales no miran por el bienestar de la personas, hazlo tú... no los condenes al olvido.
  5. deseo una vida más justa y más sana, como la mía... ojalá algún día, todo el mundo tenga lo que yo tengo.... ni más ni menos. 





Receta y fotografías @catypol - Circus day.

Ribollita

*Per te
Oggi farò una zuppa, forse toscana, con il suo pane ricco e un po’ di parmigiano. Sedetevi e godetevela con me, avete voglia?

Estábamos en un pequeño restaurante. Yo en la entrada, y él sentado en la barra. No había nadie más; era la hora de comer allí, aunque aquí todavía no. Mi estómago protestaba y no quería comer sola.

Un delicioso aroma me alcanzó y me transportó, sin darme cuenta, a ese lugar pequeño: la decoración, el olor que salía de la cocina, y él, que me dejó clavada en la puerta. Cuando oí su voz, salí de mi trance y solo pude asentir. Me acerqué y me senté. Sus pulcras manos se movieron, y como por arte de magia sacó una cuchara.

—Adivina —me dijo.

No dije nada y le sonreí.

No sé qué esperaba; mi mente no podía pensar. Quería algo diferente, estaba cansada de lo mismo, y no me decepcionó. Una copa de vino y buena compañía era más de lo que podía imaginar.

Cuando puso el plato delante de mí, mis ojos se iluminaron y mi corazón latió con fuerza. Las yemas de mis dedos rozaron mis mejillas ruborizadas, y todo mi ser se llenó de felicidad.

Él se levantó, me miró un instante y desapareció. Nunca más volví a verle ni a sentir la magia que ese día respiraron todos mis sentidos. No les puedo asegurar que la sientan igual, pero si cierran los ojos, verán el pequeño restaurante… y él les estará esperando.



Algo nos transportará a la Toscana italiana, mejor nombrar la sopa en italiano pues en realidad en castellano significa recocida (cocinada 2 veces) y no suena muy bien, ¿no? , pero volvamos a todo lo que nos suena bien, a su pan toscano delicioso, y a una mezcla de ingredientes humildes pero muy sabrosos, así es esta sopa, y sabe mejor si se toma el día siguiente.


· RIBOLLITA ·

Ingredientes para 4 personas
  • 4 cucharadas aceite de oliva
  • 80 gramos de cebolla picada
  • 1 diente de ajo picado
  • 250 gramos de alubias blancas cocidas
  • 150 gramos de jamón serrano a taquitos
  • 1 guindilla seca pequeña o 1/2 grande
  • Tomillo y romero (fresco o seco)
  • 100 gramos de zanahoria cortada a cuadrados
  • 80 gramos de apio cortado a rodajas
  • 100 gramos de puerro cortado aros
  • 150 gramos de acelgas cortadas en tiras
  • Sal y pimienta
  • 2 litros de agua
  • 4 rebanadas tostadas de pan 
  • 50 gramos de parmesano recién rallado

Elaboración
  1. Calienta el aceite en una olla, rehoga la cebolla y el ajo sin que lleguen a dorarse, y añade el puerro. Remueve bien para que se integren los sabores, incorpora la zanahoria y, seguidamente, el apio. 
  2. Mezcla de nuevo y rehoga unos minutos.
  3. Añade el agua, remueve y espera a que hierva. 
  4. Cuando rompa a hervir, incorpora la guindilla, el romero, el tomillo, pimienta negra y sal. 
  5. Deja que continúe la cocción.
  6. Mientras tanto, tritura una parte de las alubias blancas y reserva.
  7. Pasados unos cinco minutos de hervor, añade las alubias enteras, la pasta de alubias que has triturado, el jamón y las acelgas. 
  8. Mezcla todo con suavidad y deja hervir unos 20 minutos más.
  9. Sirve la sopa en un cuenco, coloca una rebanada de pan encima y espolvorea con parmesano rallado justo antes de llevarla a la mesa.


Clara, espero que a la Mamma y a A. les guste, por mi parte he descubierto un plato estupendo que se repetirá en casa, seguro, con esta receta participo en el consurso Italia; mucho más que pasta y pizza.


*(Traducción de inicio de página) Hoy tomaré una sopa, si es posible que sea de la Toscana, acompañada de su rico pan y con un poquito de parmesano, siéntate y disfruta conmigo ¿te apetece?.



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Canelones de berenjena

Viajar es lo que más me gusta, y aunque lo haga poco, me siento feliz cada vez que ocurre. Girar el globo terráqueo y pararlo con la punta del dedo para ver dónde cae me llena de ilusión. Luego, investigar sobre el lugar: transporte, comida, dónde alojarme, qué visitar, leer opiniones de otros viajeros, aventureros que ya han vivido esa experiencia.

Si el viaje es largo, también planifico qué hacer durante el vuelo: qué leer, qué ver, dónde sentarme para estar cómoda… ya sabes. Pero lo que más me gusta es imaginar todo lo que voy a vivir, cómo me sentiré, las fotos que tomaré. Casi parezco una niña pequeña que acaba de recibir su juguete soñado.

Subir en globo, comer canelones, bailar al son de una banda callejera, tomar un cóctel, conocer a alguien… sí, conocer a alguien también está en mis planes. Quizás enamorarme, no sé, vivir la experiencia a tope. Sonreír a lo desconocido siempre me provoca cosquillitas en el estómago, dejar volar la imaginación y contarme una historia que solo yo puedo inventar. Y con un final colorín colorado, este cuento se ha acabado.




La mayoría de personas que me rodean, si les hablo de canelones pensarían en los canelones de pasta, y ¡claro qué nos gustan! seguramente son los más famosos, los que más se hacen en el mundo, pero, si no puedes comer gluten también existen otras alternativas igual de ricas como hacerlos con verduras, como estos de berenjena aunque también pueden ser de calabacín, se presta a ello, ¿no crees?.

· CANELONES DE BERENJENA ·

Ingredientes
  • 2 berenjenas (tamaño medianas/ pequeñas)
  • 350 gramos de carne picada de vacuno 
  • 3 dientes de ajo
  • 1/2 cebolla
  • Aceite de oliva 
  • Tomate frito 
  • Sal 
  • Pimienta negra molida
  • Orégano (seco)
  • Queso mozzarella rallado
  • Albahaca (para servir)
Para el relleno:
  1. Picar el ajo y la cebolla.
  2. Pocharlos en una sartén con aceite de oliva hasta que estén transparentes.
  3. Añadir la carne picada y cocinarla completamente.
  4. Incorporar 5 cucharadas de tomate frito.
  5. Salpimentar al gusto y añadir una cucharadita de orégano.
  6. Cocinar durante varios minutos para que los ingredientes y los sabores se integren bien.
  7. Dejar enfriar antes de usar.
Para las berenjenas:
  1. Cortar la berenjena longitudinalmente en láminas. 
  2. Dorar las láminas de berenjena por cada lado en la plancha engrasada con aceite de oliva.
  3. Reservar.
Montaje:
  1. Coloca una lámina de berenjena sobre una tabla.
  2. Añade una cucharada de carne picada en el extremo ancho de la berenjena.
  3. Enrolla la berenjena con cuidado, dejando la carne en el interior y el cierre hacia abajo para evitar que se abran los canelones.
  4. En una fuente o bandeja para horno, distribuye unas cucharadas de tomate frito.
  5. Coloca los canelones de berenjena encima.
  6. Añade un poco de tomate frito sobre cada canelón.
  7. Termina con queso rallado por encima.
  8. Hornea a 200 ºC durante 20 minutos, hasta que el queso se derrita y se dore ligeramente.
  9. Sirve y decora con albahaca fresca.




Relato, fotografías y vídeo @catypol - Circus day.

Zongzi

La barcaza avanzaba lenta por el río, cortando el reflejo de las linternas como si navegara sobre fuego líquido. Era el Festival del Dragón en el pueblo de Qingshui, y las orillas vibraban con tambores, risas y el aroma envolvente de los zongzi, esos triángulos de arroz glutinoso envueltos en hojas de bambú. Meilin, de pie junto a su abuela en la barcaza, sostenía una taza de té que apenas podía beber por los nervios. Era su primer festival desde que cumplió dieciocho… y la primera vez que sentía los latidos de su otra herencia.

—Esta noche puede despertar en ti —le dijo la abuela con su voz de pétalo arrugado—. Lo de los cambiaformas no es leyenda. Es memoria. Sangre antigua.

Meilin quiso reír, pero algo en la mirada de su abuela, fija en el río oscuro, la detuvo. Mientras la procesión seguía, con dragones de papel danzando en la orilla y fuegos artificiales como flores salvajes en el cielo, sintió un calor subir por su espalda. No era el té. No era el verano. Era algo más. Algo que olía a bosque mojado y a luna llena. La abuela la miró con ternura y puso un zongzi caliente en su mano.

—Come, niña. La forma necesita ancla.

Al primer bocado, Meilin cerró los ojos. Y allí estaba: una pasión salvaje por correr, por saltar entre ramas, por cazar el viento. Se vio a sí misma con garras, con ojos dorados, con un lomo que brillaba bajo la luna como si fuera parte del río. Gritó, pero nadie la oyó. O tal vez sí. Porque cuando abrió los ojos, su abuela le sonreía y a su lado había una gran grulla blanca, serena, majestuosa.

—No temas, Meilin. Esta también soy yo.

La barcaza flotaba ahora en silencio, como si el mundo se hubiera detenido para que el linaje olvidado despertara. Esa noche, bajo el rugido de los dragones de papel, Meilin aprendió a volar sin alas y a volver sin miedo. Aprendió que la pasión no es solo amor, sino fuego que arde desde dentro. Y que el té compartido con una abuela sabia puede ser más poderoso que cualquier hechizo.

Por la mañana, la barcaza regresó vacía. Pero en la orilla del río, sobre una roca, alguien había dejado un zongzi aún tibio, envuelto con cuidado. Como promesa. Como señal.




En el quinto día del mes lunar se celebra el Festival del Bote del Dragón. El zongzi, o pastel de arroz glutinoso envuelto en hojas de caña, es el alimento conmemorativo por excelencia. Esta costumbre es común en toda China y cuenta con más de 2000 años de historia.

Por tradición, la gente coloca retratos de Zhong Kui y cuelga hojas de artemisa en las puertas y paredes de sus casas. Los adultos disfrutan del vino amarillo, mientras los niños juegan con "bolsas de fragancia", que actúan como amuletos de protección.

El zongzi existe tanto en el norte como en el sur de China, aunque con diferentes sabores y formas. En el norte, suelen rellenarlo con azufaifas, pasta de judías azucarada, frutas en conserva y otros dulces, cubiertos con una gruesa capa de arroz glutinoso y envueltos en hojas de caña en forma triangular. En el sur, también hay zongzi cuadrados y planos, con rellenos más abundantes que incluyen huevos y carnes.

Aunque esta es una receta cetogénica y no era mi intención hacerla así, porque me encanta el arroz, por un tiempo no puedo comerlo. Cuando visité el supermercado chino y vi las hojas de bambú para hacer zongzi me emocioné, pensando en todas las maneras de rellenarlos. No consideré que no podía usar arroz, ni siquiera el glutinoso que lleva normalmente esta preparación. Aun así, las compré y las llevé a casa.

Cuando recordé que no podía hacer el relleno con arroz me decepcioné, sí, un rato. Luego recordé que suelo sustituir el arroz por coliflor, y hasta ahora me había gustado, así que ¿por qué no probarlo con esta receta? ¿Verdad?

Para que la coliflor quede con una textura “glutinosa” parecida al arroz, le añadí psyllium durante la cocción, lo que la volvió más pegajosa. Me gustó el resultado, aunque no queda tan pegajoso como con arroz.

Mi relleno es un poco particular, usando cerdo, champiñones y manzana, nada que ver con el tradicional. Aunque parezca laborioso o difícil, es una receta fácil. Lee la receta antes para no confundirte con los pasos. No olvides que si las hojas son secas deben estar en remojo toda la noche para ganar elasticidad. Los cordeles solo hay que remojarlos en el momento de preparar los paquetitos.

Por supuesto, sobra decir que mi destreza haciendo los paquetitos es de novata total, pero por ser mi primera vez estoy satisfecha.


· ZONGZI de colirroz ·

Ingredientes 

Preparación de las hojas:
  • 40 hojas de bambú secas (cada zongzi lleva 4 hojas)
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • Agua

Preparación de la colirroz:
  • 1/2 cebolla picada
  • 2 ajos picados
  • 1 coliflor pequeña
  • 50 gramos de psyllium
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva virgen extra

Preparación del relleno:
  • Aceite de oliva
  • 150 gramos de cerdo (carne de la costilla), cortada a cuadritos
  • 100 gramos de champiñones, cortados pequeños
  • 1 manzana, pelada y sin corazón, cortada a cuadritos pequeños
  • 3 cdas. salsa hoisin

Elaboración

Primero ponemos los cordeles a remojo para cuando tengamos que formar los zongzi no se rompan.

Preparación de las hojas:
  1. Enjuaga y frota las hojas muy suavemente para limpiarlas. 
  2. Colócalas dentro de una olla profunda y agrega agua suficiente para cubrirlas. 
  3. Añade una cucharada de aceite de oliva al agua; esto ayudará a que las hojas sean más flexibles y menos propensas a romperse.
  4. Tapa la olla y caliéntala a fuego alto hasta que hierva. 
  5. Apaga el fuego inmediatamente y mantén la tapa puesta, dejando que las hojas se empapen durante toda la noche.

Preparación de la colirroz:
  1. Corta las coliflores en pequeños floretes. 
  2. Pica los tallos y las hojas en trozos más pequeños. 
  3. Enjuágalos con agua corriente, escurre y seca con papel de cocina.
  4. Coloca los trozos de coliflor en un procesador de alimentos o licuadora y pulsa hasta que tengan el tamaño del arroz. 
  5. Pon el “arroz” de coliflor en un recipiente grande y reserva.
  6. Pica los dientes de ajo y la cebolla en trozos pequeños, del tamaño del arroz o más pequeños.
  7. Calienta una cucharada de aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto.Saltea el ajo y la cebolla, y luego agrega el arroz de coliflor.
  8. Cocina durante unos 3 minutos, removiendo.
  9. Sazona con sal y pimienta al gusto.
  10. Espolvorea la cáscara de psyllium de manera uniforme sobre el arroz de coliflor y saltea hasta que se mezclen bien y el “arroz” se compacte un poco, sin que se pegue a la sartén.
  11. Reserva.

Preparación del relleno:
  1. Saltea el cerdo en una sartén con aceite de oliva.
  2. Cuando esté dorado, añade los champiñones y la manzana y sigue salteando hasta que los champiñones se reduzcan y la manzana esté pochada.
  3. Añade la salsa y mezcla bien.
  4. Reserva.

Formar los zongzi:
  1. Has sacado las hojas de la olla y las has secado con papel de cocina.
  2. Para cada zongzi, necesitas 4 hojas.
  3. Primero, coloca dos hojas en forma de cruz. 
  4. Dobla la parte superpuesta para formar un cono. 
  5. Rellena el cono con colirroz. 
  6. Añade encima el relleno de cerdo y cubre con más colirroz.
  7. Coloca dos hojas más, una a cada lado del cono. 
  8. Usa una mano para cerrar el paquete y dóblalo por completo. 
  9. Apreta bien la bola de masa con un hilo y cierra con el cordel. 
  10. Corta la parte sobrante de las hojas.
  11. Repite el proceso con las demás hojas.

Cocinar los zongzi:
  1. En una olla, hierve abundante agua.
  2. Coloca encima una vaporera con los zongzis y tapa. 
  3. Cocina durante 15 minutos.
  4. Saca los zongzi, corta el cordel y desdobla las hojas para comer.

Conservación:
  1. En una olla, hierve abundante agua. 
  2. Coloca encima una vaporera con los zongzi y tapa. 
  3. Cocina durante 15 minutos.
  4. Retira los zongzi, corta el cordel y desdobla las hojas para servir y disfrutar.





Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.

Lasaña en sartén

Septiembre, mes de vino, de vendimia y de fiesta, como no podía ser de otra manera. Por la mañana, cuando el sol aún no ha aparecido con su luz, pero sí con claridad, todos vamos desperezándonos y bostezando hasta llegar a los viñedos. El desayuno se sirve muy temprano, casi dormidos, con poca charla y mucho dolor de huesos, esos de los días llenos de nervios, pendientes de saber qué buena uva tenemos. La recogida no es fácil cuando se hace mano a mano, como antes de que las máquinas se encargaran de la recolección.

Cuando los primeros rayos de sol asoman sobre nosotros, ya estamos bien despiertos y a toda faena para terminar antes del mediodía. Sonreímos, pues es el último día de recogida y después todo será fiesta y jolgorio, vino y risas. Es tradición, cuando termina la vendimia, vestirnos bonitos y hacer una gran fiesta. Septiembre es nuestro mes, mes del vino y la alegría, pues todo indica que este año será una buena cosecha. Y al final, quien brinde con nuestro vino notará sus notas perfectas para acompañar una buena lasaña. ¿De carne, de pescado, de verduras? ¡Qué más da! Si es en buena compañía, ¿no crees?




Hace años trabajé en un tienda de vinos, pequeña y muy selecta, o eso pensaba yo. Empecé allí sirviendo cava en Navidad y allí me quedé un tiempo más. Gustarme el vino, pues no, no soy una gran bebedora, quizás más de blanco que de tinto, puede que sí, pero no a lo grande y no en todos los platos. Y eso, cuando se trabaja en una tienda de vinos pues ¡mmmm! mola poco, decía el jefe. Pero, me leí todos los libros, me sabía todas las mejores añadas, sabía de vinos y recomendaciones para poder aconsejar, así que sí, por gusto, en catas no era la mejor pero para vender, lo vendía todo, todo, todo. ¡Ah! y decir que me gustó mucho trabajar en ello, ese silencio de la tienda es tan único y cautivador, nada parecido a una celebración entre amigos, aunque a veces igual de placentera.

De la mezcla de diferentes tipos de uva y un buen enólogo, para que engañarnos, surgen deliciosos caldos que suelen acompañar nuestras más ricas recetas, esta en concreto es un poco como el vino, una receta que tenía de lasaña, y o ¡sorpresa! está hecha en una sartén, así salió y lo probaron en casa unos comensales muy especiales, que además de vino tomaron mojito (era una excusa para hacerlo y beberlo con ellos), pero no con la lasaña ;) 

· LASAÑA DE POLLO A LA SARTÉN ·

Ingredientes 
  • 1 paquete de placas de canelones o lasaña de cocción rápida.
  • Pollo cocido desmenuzado (como medio pollo)
  • 1/2 cebolla picada
  • 1 ajo picado
  • Un manojo de espinacas (pueden ser congeladas)
  • Salsa de tomate frito
  • Orégano seco
  • Sal y pimienta negra
  • Mozzarella rallada y 1 en bola
  • 2 cucharadas de aceite

Elaboración
  1. Pon las placas de canelones o lasaña en agua muy caliente y déjalas ablandar mientras preparas el resto del plato.
  2. En una sartén con unas cucharadas de aceite, pocha la cebolla y el ajo. A fuego bajo, añade las espinacas (si son congeladas, bien escurridas) y remueve.
  3. Incorpora el pollo desmenuzado o cortado en trocitos y mezcla todo bien.
  4. Añade una cucharada de orégano, sal y pimienta al gusto. Echa la salsa de tomate y remueve bien.
  5. Aparta más de la mitad de la mezcla de la sartén; la usaremos para hacer las capas de la lasaña.
  6. Deja una parte del pollo en la sartén y, siempre a fuego bajo, cubre esa parte con placas de canelones o lasaña.
  7. Pon encima otra parte del pollo y añade mozzarella rallada.
  8. Cubre con más placas, añade la última parte del pollo, más mozzarella, y vuelve a cubrir con placas.
  9. En la última capa, pon mozzarella en bola cortada en trozos y espolvorea con más mozzarella rallada.
  10. Cubre la sartén y deja cocinar a fuego bajo durante 10 minutos.
  11. Apaga el fuego y sirve.

Nota: Puedes usar placas de canelones o lasaña que requieran cocción previa. Simplemente hiérvelas según las instrucciones del fabricante y luego continúa la receta como está indicada.


Relato, vídeo y fotografías @catypol - Circus day.

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